A cinco años del primer juego, llegó Octopath Traveller 2 para afianzar la saga y su estilo HD-2D.
Octopath Traveller 2, al igual que su antecesor, tiene un lugar muy específico en la industria de los videojuegos. Muchos crecimos jugando o añoramos los tiempos de los clásicos JRPGs. Adoramos sus grandes conquistas y miramos con clemencia sus flaquezas. Pero con tanta estima y todo, a veces es difícil retomar un clásico. Quien quiera jugar hoy Xenogears, los primeros Final Fantasy, las primeras generaciones de Pokémon o Secret of Mana, se va a encontrar una gran obra pero poco accesible, por toda una serie de aprendizajes que todavía no habían sido puestos en práctica, y con malos tragos por las limitaciones tecnológicas de la época. Por eso es hoy tan común que las grandes empresas remastericen o rehagan sus clásicos, para aprovechar sus títulos de otras épocas, pero adaptándolos lo suficiente para hacerlos sentir más vigentes.
Square Enix tuvo la misma idea, pero pensando fuera de la caja. Invertir la fórmula. En vez de hacer que un éxito de hace 20 años se sienta moderno, hacer un juego nuevo, que tenga los suficientes recursos de antaño para que sea un retroclásico instantáneo. Así nació el Octopath Traveller original y su estilo HD-2D, la innovación tecnológica que permitió desarrollar el potencial de los juegos con el estilo retro del pixel art, sin perderse de las bonanzas de los gráficos de última generación. Y su éxito le dio a Square Enix las herramientas para afrontar una nueva era de píxeles modernos.
Octopath Traveller 2 vino para marcar el nacimiento de una saga. Y como corresponde en una franquicia, esta secuela se construye sobre las bases de los logros de su antecesor, y propone una serie de parches para superar sus puntos débiles. Igual que con el juego de 2018, otra vez acompañamos las aventuras de ocho personajes distintos, ocho nuevos protagonistas con sus propias historias y habilidades, que los llevan alrededor de un continente mientras se despliegan sus tramas, crecen como personas y como aventureros.
Pero antes de empezar a hablar de cómo se desempeña en cada aspecto, vale la pena hacer una rápida aclaración. Y es que para disfrutar Octopath Traveller 2 no hace falta haber jugado el primero. Con esa duda despejada, acompañanos a revisar el punto más fuerte de este juego. Su combate.
Batallas adictivas
Partamos de la base, este es un JRPG en el estilo de los clásicos. Qué quiere decir: tenemos una serie de personajes que usamos en combate al mismo tiempo para combatir monstruos que en general aparecen de forma aleatoria. Y sí, el combate es por turnos. Aunque mucho más dinámicos que los de Pokémon por ejemplo, ya que el orden de estos puede ir cambiando.
El combate, sin embargo, gira alrededor de una mecánica principal. El emblema de esta saga. Quebrar las defensas de tus enemigos. Esto significa explotar las debilidades del contrincante para hacer que los monstruos o personas con las que combatimos pierdan 2 turnos, y hacerlos más vulnerables a los ataques.
La experiencia de romper la defensa enemiga es básicamente adictiva. Le trae un componente estratégico a la jugabilidad, ya que al jugador le corresponde pensar cómo aprovechar las fortalezas de cada uno de los personajes para descubrir las debilidades y ejecutar el plan óptimo para vencer en cada batalla. Y aunque tranquilamente alguien podría plantarse en los viejos modos más toscos, el juego premia el pensamiento estratégico. Un aire fresco que le da vida a los encuentros randomizados, que para muchos son un suplicio en los juegos de este estilo. En Octopath Traveller 2, cada batalla es un rompecabezas a resolver, una oportunidad para capitalizar un estilo de juego único y personal.
Y decimos un estilo único, porque si bien cada uno de los ocho personajes tiene una clase asignada (las mismas que el primero: peleador, mago, ladrón, clérigo, boticario, mercader, cazador y bailarín), cada jugador tiene la posibilidad de combinarlas a su gusto con clases secundarias. Y a diferencia de la primera entrega, ahora cada personaje tiene habilidades activas y/o pasivas únicas en batalla, que le dan una capa extra a la hora de pensar los personajes que queremos usar.
Fuera de combate cuesta un poco más brillar
Acá no vamos a hablar del apartado gráfico, porque ese es todo un frente que vale la pena encarar por su cuenta. Pero la cuestión es que Octopath Traveller 2 tiene esta dualidad en su jugabilidad, lo que pasa dentro y fuera de las batallas. Fuera del combate, tiene lugar la exploración y resolución de puzzles.
La exploración no es nada nuevo, pero está ampliamente incentivada. Visitar los diferentes dungeons nos va a dar herramientas para hacer crecer a nuestros personajes en habilidades y equipamiento. A veces la promueven con una misión secundaria, otras veces queda a voluntad del jugador salir a descubrir qué posibilidades le esperan.
Por otro lado, los puzzles y misiones secundarias son por lo general algo insulsas. Cada personaje tiene dos “habilidades personales”, que en realidad son variantes de las mismas tres que se repiten entre todos los personajes. Y vamos a estar usando estas para obtener información, objetos clave y dirigir personajes alrededor de las islas de Octopath Traveller 2. Afortunadamente, el grueso de este tipo de misiones son opcionales, porque pueden volverse un poco tediosas y repetitivas.
Otro punto negativo en este aspecto son dos piedras que arrastra el juego desde la primera entrega, y probablemente a esta altura ya sean una decisión consciente de los desarrolladores. Por un lado, que una vez que elegimos nuestro personaje principal, queda bloqueado en nuestro equipo hasta completar sus misiones, lo que le quita algo de versatilidad a nuestro equipo; penalizando una decisión poco informada en el momento en que menos sabemos del juego. Y por otro lado, que para cambiar los miembros de nuestra party, hace falta visitar al café de la ciudad más cercana, lo que significa retroceder (recordemos, peleas aleatorias) para hacer cambios, o aceptar el equipo armado por lo que queda de los eventos a completar.
A pesar de todo, esta nueva entrega tiene un gran valor agregado: el ciclo día y noche. Un recurso que le trae variedad al mundo de Octopath Traveller 2. Con un botón podemos cambiar en qué momento de la jornada estamos, y al instante se puede ver cómo cambian visualmente los ambientes, pero también las conversaciones y ubicación de los personajes no jugables. Esto hace que el mundo que recorremos se sienta como un lugar lleno de vida, con gente con sus propias rutinas, y ambientes dinámicos que lo acompañan. Si bien parece algo muy trivial, y solo es un recurso más para darle algo de complejidad a todo este segmento jugable fuera de las batallas, termina siendo una excusa exquisita para darle al juego más capas de profundidad.
Caminos que se cruzan
Las batallas no son lo único que va por turnos en Octopath Traveller 2, porque los personajes (al igual que en el primer juego) también se van turnando para ir desplegando su historia. Cada uno tiene varios capítulos que completar antes de llegar a la conclusión de la narrativa personal, y podemos ir tomándolos en el orden que queramos.
Una vez más nos encontramos con el problema que muchos destacaron en la primera entrega de esta saga, y es que estas historias son independientes del resto de los personajes. Por ejemplo, si elegimos como nuestro primer personaje a la ladrona Throné, no hay ninguna necesidad de completar las misiones de sus compañeros de viaje para avanzar en su historia personal. Es más, los personajes no tienen lugar alguno en las historias sus compañeros.
Este fue un gran punto de dolor para los jugadores en el primer juego, y por esto Square Enix implementó una serie de cambios, para que a pesar de todo, el mundo se sienta un poco más interconectado. Se sumaron las misiones compartidas, son más cortas, y mucho menos trascendentales para la historia en general, pero son los momentos (junto con las conversaciones optativas entre misiones) donde se siente a nuestra party como un grupo de gente distinta, viviendo cosas juntos y complementándose en sus personalidades.
Los protagonistas de esta entrega son nuevos, y aunque parten de arquetipos similares, no tienen relación alguna con la historia anterior. Y en esta línea, las narrativas de cada personaje en general se sienten más únicas en comparación con el primer juego. Para poner un ejemplo, tenemos a nuestro clérigo Temenos, un hombre de la iglesia con una moralidad bastante gris y una tendencia a usar la lógica por sobre la fe en su día a día. O el estudioso hechicero Osvald, que por su tiempo en prisión, incorporó herramientas de coerción delictivas.
Y esto se suma a que los episodios de las ocho historias ya no son tan formuláicos. Tanto el orden, la cantidad o estructura de cada capítulo, se rompe un poco la caja que parecía contener la progresión del primer juego. De esta forma, Octopath Traveller 2 logró reescribir su estructura narrativa, dando nuevo protagonismo a sus personajes y relacionamiento interpersonal.
La magia del HD-2D
Este es un punto muy importante, porque para algunas personas significa dejar fuera de su catálogo Octopath Traveller 2. Los gráficos de este estilo no son para todos, hay quienes los consideran desagradables. No vamos a intentar convencer a este grupo de gente ya que claramente no es el segmento al que apunta esta saga.
Como te imaginarás, en el mundo del Pixel Art no hay tanto lugar a la innovación como lo hay en los gráficos de última generación. Pero así y todo, Octopath Traveller 2 le encuentra la vuelta para que se sientan como novedosos y espectaculares. No es un juego que luce como uno de Super Nintendo. Los ambientes, escenarios y combates están enriquecidos con profundidad, dinámicas de luces y sombras, partículas, y esta vez, con rotaciones y deformaciones de cámaras que logran darle tono y espectacularidad a cada momento del juego, según lo necesite narrativamente.
Los personajes ahora tienen más animaciones que confieren personalidad; tanto los de nuestra party, como los secundarios. Se pueden ver apreciar ahora formas de correr, animaciones como escupir, acostarse o encenderse un cigarrillo. Sin duda son detalles, pero hacen que el arte del juego, uno definido por sus limitaciones estilísticas, no quede estancado en patrones de una era donde la tecnología sometía a las posibilidades. Octopath Traveller 2 se pregunta en cada decisión gráfica si es algo que le permite profundizar o que lo aleja de su estilo; y toma la mejor decisión posible.
Y curiosamente, quienes se llevan todos los laureles en este apartado son los enemigos. Durante las batallas, nuestros personajes jugables siempre lucen iguales a como los vemos fuera de combate. Pero no es el caso de los enemigos, la diferencia en la cantidad de píxeles asignados a los sprites de los enemigos es abismal. Los enemigos son la oportunidad de brillar de los artistas 2D. Algunos monstruos o jefes son sencillamente una obra de arte. Y es un punto donde uno se queda expectante, luego de haber conocido un enemigo fuera de combate, esperar a ver cómo va a estar representado cuando empiece la batalla.
De todas formas, los gráficos no siempre son una sorpresa. Se reusaron varios recursos de la entrega anterior; tanto de monstruos enemigos, como elementos del mundo explorable, lo que hace que el producto final termine luciendo parecido al anterior. Si se mira por arriba, no se siente que el juego haya dado un salto tan grande en este apartado. Pero es porque el estilo es muy fuerte, y está muy bien definido. Lo avances terminan siendo en detalles, que fácilmente pueden ser pasados por alto si no se mira con atención. Pero que sin duda son positivos y perceptibles cuando se comparan ambos juegos.
La música siempre es HD
A pesar de que tenemos un juego de estilo retro, en lo que a banda de sonido respecta, los directores de Octopath Traveller 2 optaron por divergir de la limitada polifonía de antaño. Este juego tiene orquestación completa, piezas únicas para cada uno de los ambientes, ciudades y personajes. Y con la inclusión del ciclo de día y noche, básicamente se duplican en cantidad; ya que cuando cambia el tiempo en el juego aparecen sus variantes alternativas nocturnas, donde la instrumentación hace también un cambio sin perderse en el tempo y líneas melódicas, contribuyendo en el cambio de tono general.
El juego en su primer entrega ya había sido destacado por sus melodías únicas y épicas, y en esta segunda iteración, al igual que en el apartado gráfico, conservaron algún que otro recurso o melodía destacados en el primer juego para citarlo maravillosamente. Reconocible, pero con la variedad justa. Así es el caso de la canción de victoria, por ejemplo, que es básicamente la misma melodía en ambos juegos, pero con una diferencia clara de compás, que cambia el ritmo de esta conocida pieza.
Es esta orquestación la que termina confiriendo una parte fundamental del tono del juego. Quizás por la falta de detalle visual, uno termina apoyándose tanto más en la música para atribuirle clima y emoción al juego; una tarea que esta OST cumple virtuosamente. Sin duda, al final de la partida, más de uno se va a ir con una o dos melodías grabadas a fuego en su tocadiscos interno.
Cambios pensando en el jugador
Antes de terminar, hablemos de algunas mejoras de calidad de vida que hacen de Octopath Traveller 2, una mejor experiencia que la de su antecesor. Cosas que si bien pueden parecer menores, terminan haciendo una gran diferencia.
Quizás parece muy poco, pero que los personajes interactuen mientras pelean suma barbaridades a la dinámica en el juego. Cuando un personaje rompe las defensas de un enemigo, cuando recibe un golpe fuerte o muere en el medio del combate, el personaje que le sigue en los turnos suele tener algo para decir sobre lo que sucedió, haciendo que la party se sienta mucho más conectada.
También tenemos opciones para hacer que las animaciones de los combates sean más rápidas, lo cual agiliza mucho la jugabilidad. Y tenemos la opción de que los textos se reproduzcan automáticamente, lo que le da un toque más cinemático a las interacciones, y evita mashear continuamente a los botones para que avancen las conversaciones.
Se siente una mejora importante en el cast de talentos de voz. Los personajes principales están dotados de mucha más personalidad que en la entrega anterior gracias a un elenco más pensado. Ayuda también que hay más conversaciones narradas que antes, complementando en la construcción del carácter de cada uno. Lamentablemente, las voces por el momento solo están disponibles en inglés y japonés, lo cual hace que algunos de estos puntos puedan perderse por la falta de traducción.
Conclusión
Octopath Traveller 2 es un gran juego, ideal tanto para quienes disfrutan reviviendo los clásicos del pasado, como para los que buscan experiencias nuevas con combates atrapantes. Como hablamos antes, el estilo gráfico y la jugabilidad están basadas en los juegos de antaño, pero edifica enormemente sobre lo que conocimos en los clásicos de la Super Nintendo y Playstation 1. Quienes puedan imaginarse poniendo más de 50 horas en un juego de estas características, sin duda se llevarán una muy grata experiencia.
Este es un juego muy completo en varios aspectos, definitivamente una mejora sobre la primera entrega (que en sí ya era bastante buena). Lo cual es un escenario ideal, porque puede ser tranquilamente el punto de partida para un nuevo jugador con curiosidad por esta saga que parece estar recién empezando. Square Enix ya tiene en su cadena de producción un par de juegos más con el mismo estilo HD-2D, por lo que es fácil imaginar un futuro cercano donde esta saga sigue desarrolándose con nuevas mejoras. Y estaremos expectantes al momento en que esto suceda.
Octopath Traveller 2 es un gran juego, ideal tanto para quienes disfrutan reviviendo los clásicos del pasado, como para los que buscan experiencias nuevas con combates atrapantes. Como hablamos antes, el estilo gráfico y la jugabilidad están basadas en los juegos de antaño, pero edifica enormemente sobre lo que conocimos en los clásicos de la Super Nintendo y Playstation 1.