En su primera incursión a la esfera gamer, Saitama llega con más contras que pros en One Punch Man: A Hero Nobody Knows.
Desde 2009, Saitama se ha convertido en uno de los más populares personajes de la cultura pop japonesa. La serie creada por One comenzó como un proyecto web que explotó y tuvo adaptaciones al anime y una serialización mangaka que es de las más leídas en oriente. Como con todas las grandes producciones de esas tierras, Bandai Namco ha visto un nicho para lanzar One Punch Man: A Hero Nobody Knows, la primera entrega jugable de la franquicia.
A priori, para todos los conocedores de la historia de Saitama, el juego presentaba una incógnita enrome “¿Cómo hacer un título con un personaje que deja KO a todos su rivales de un solo golpe?“. Las opciones parecían ser, o nerfear al héroe o un juego aburrido. Bueno, acá Bandai encontró una tercera opción: una side-story de la obra original protagonizada por un personaje no canónico.
La historia vista con nuestros propios ojos
Plagada de guiños, las aventuras en One Punch Man: A Hero Nobody Knows, son una mezcla de combate y RPG, algo que viene siendo el estilo de Bandai en los últimos años como vimos en Dragon Ball Z: Kakarot o One Piece: World Seeker. En esta oportunidad vamos a poder recorrer el mundo en la piel de un joven héroe profesional que buscará hacerse su camino en el mundo de las Licencias, que son esas certificaciones necesarias para poder operar como héroe.
Con respecto a la creación de personajes, vale la pena aclarar que la misma se ofrece en principio bastante mezquina, pero esto tiene una justificación desde el punto de vista narrativo ya que al igual que en la serie, los “new joiners” de la Asociación parecen más cosplayers que héroes, y con el correr del modo historia iremos desbloqueando apartados estéticos para personalizar nuestro héroe, así como también estilos de combate.
A lo largo de la aventura iremos cruzándonos con héroes y villanos característicos de la serie, en especial centralizándonos en la primera temporada, con los cuales haremos equipo o deberemos combatir al punto del Knock Out o hacer tiempo hasta la llegada de algún héroe más capacitado para la misión.
El foco del juego está puesto en nuestro progreso como héroes. La idea es subir de rank en la Asociación de Héroes lo cual haremos al completar misiones, cuya dificultad depende de nuestro nivel. Claramente este juego, como tantos otros, intenta replicar las mecánicas que supieron hacer de la saga Naruto la dominante exclusiva e indiscutible del género “arena fighter“. Sin embargo podemos decir que no llega a transmitir la frescura que los Ultimate Ninja sabían ofrecer a los fans.
Una jugabilidad tosca y dependiente
¿Qué esperamos de un juego de lucha? Bueno, como mínimo que la misma sea dinámica y entretenida, cosa que One Punch Man: A Hero Nobody Knows no ofrece, sino todo lo contrario. La mecánica de este juego no presenta grado de dificultad alguna, ni curva de aprendizaje, lo que aprendas en las dos primeras peleas es lo que vas a usar el resto del título. Esto puede ser positivo para aquellos que no sean adeptos a los juegos de combate o a un gamer “MUY” casual, pero lo cierto es que después del quinto combate ya empieza a aburrir.
El combate en sí presenta movimientos muy burdos y torpes, al igual que una movilidad limitada por paredes invisibles. Lo más entretenido de ver son los poderes especiales que se hacen mediante una simple combinación de dos botones y el consumo de la clásica barra de energía.
Algo que realmente nos molestó de esta entrega es que las Boss Fights, o básicamente todas las peleas importantes del juego, sin importar que estemos por ganarla con una flawless vicotory a lo Mortal Kombat, el título te obliga a esperar a Saitama para dar el golpe final. A ver, lo admito, al primera vez me causó gracia, la segunda fue un “je, acá esta otra vez“, ya después pierde sentido, básicamente el juego te lleva a un punto dónde no podés hacer nada, una verdadera falta de respeto.
Visualmente no está a la altura del cierre de una generación
Que difícil no comparar a One Punch Man con otros títulos de Bandai como Dragon Ball FighterZ, o el Kakarot, con Jump Force (con todas sus falencias) o los One Piece, pero lo cierto es que este juego es feo feo, visualmente feo. Los modelados completamente fríos e inexpresivos no transmiten absolutamente nada, cosa que si logran y de buena manera las voces.
Estéticamente nos hace sentir que es un juego al que le pasó muy muy mal el tiempo y que necesita una remake urgente (bah, necesita si fuera bueno aunque sea), pero no, acaba de salir y realmente sorprende porque si hay algo que Bandai suele dar son joyitas visuales.
Resumen final
La idea para encontrarle la vuelta al problema de un protagonista omnipotente está, es buena, el resto no. Cuando parecía que lo más difícil era sortear el problema del héroe, Spike Chunsoft acierta en ese tema pero hace agua en todo lo demás dejando así un título monótono, aburrido y sin alma, algo que la serie original tiene y en cantidades industriales.
Este no va a ser el final de Saitama en las consolas, será una cuestión de volver a mezclar las cartas y barajar de nuevo porque potencial hay, solo hay que saber ejecutarlo.