Peaky Blinders: Mastermind nos propone una aventura de puzzles en la que controlamos el tiempo y las acciones, pero desaprovechando por completo la licencia de la serie.
Si bien en el último tiempos las cosas vienen cambiando, las adaptaciones de videojuegos en formato de serie o películas no siempre tuvieron el mejor de los éxitos, con producciones de mediano y gran presupuesto que terminaron en fracasos tanto en la crítica como en taquilla.
Esta situación es completamente viceversa, las adaptaciones de populares franquicias al terreno de los videojuegos nunca se asentó de la mejor manera. Podemos mencionar grandes títulos basados en series o películas (Alien: Isolation o Star Wars Jedi: Fallen Order, por mencionar títulos cercanos en el tiempo) pero la mayoría de estas propuesta son un desperdicio de licencia.
Peaky Blinders: Mastermind, desarrollado por Futur Lab y Curve Digital se queda, por desgracia, en la vereda de las licencias desaprovechadas. Una aventura de puzzles que nos ponen en control de toda la familia Shelby en una sucesión de misiones que tienen como particularidad la realización de acciones en simultáneo y para lograr esto tendremos el libre albedrío de controlar el tiempo a destajo, algo que comienza como una mecánica interesante para luego borrar cualquier grado de dificultad a la propuesta.
By order of the Peaky Blinders
Para sumar un factor de sorpresa e incógnita argumental, Peaky Blinders: Mastermind está situada previa a los acontecimientos de la serie producida por BBC y distribuida mundialmente por Netflix. La banda familiar, que todavía no ostenta a Tommy Shelby como su líder indiscutido, recién está dando sus primeros pasos en Small Heath y todavía no tiene el suficiente respeto dentro del resto de las otras facciones criminales así como también de la policia, factores influyentes en el resto del argumento.
La inexperiencia también está reposada en las actitudes y primeras decisiones de los personajes, que desde el control del bar Garrison se consideran intocables, pero un complot en su contra planea erradicarlos para siempre del mapa. Aprender a los golpes es una constante en la serie y es algo que también veremos con intensidad durante el climax de la narrativa, que coquetea también con las secuelas de la guerra en las mentes de Tommy, Arthur y John.
El desarrollo de la trama, que si bien es lineal y no cuenta con cinemáticas que complementen el aspecto audiovisual, está bien planteado. Un relato que nos muestra cómo Tommy emerge de forma indirecta como quien lleva la batuta de esta organización con su mente fina para idear planes por sobre la fuerza bruta de Arthur o la juventud de John.
Que la historia sea uno de los puntos más sólidos en Peaky Blinders: Mastermind no tendría que parecer para nada raro si tenemos en cuenta que el propio showrunner de la serie, Steven Knight, trabajó como colaborador en este proyecto. Los vínculos con la serie están ahí, palpables en los personajes y en sutiles entre misión y misión. Pero la conexión es fría y a medias tintas: los fanáticos no se van a sentir completamente identificados con los hechos que ocurren en el juego y los que nunca vieron la ficción van a tener un impulso por conocer un poco más a los personajes.
Toda la licencia se desaprovecha incluso con la ausencia total del soundtrack de la serie o al menos el voice acting para los personajes. Las cinemáticas son escenas estáticas con un estilo que oscila entre el realismo y el cartoon. Esa inconexión para empatizar con el clan Shelby se traspasa directamente a su jugabilidad, que tiene una premisa interesante pero una ejecución que se repite hasta el hartazgo.
Peaky Blinders: Mastermind tiene 2 aristas bien marcadas. Por un lado podremos controlar a todos los miembros de la familia (si están disponibles en la misión) y cada uno cuenta con una habilidad distintiva. Tommy controla a otras personas para que hagan determinadas acciones -pasaremos a manejar a estos individuos por algunos segundos-; Arthur puede romper puertas; John tiene la habilidad de prender fuego barreras de madera, el pequeño Finn es el eslabón de infiltración, metiendose a través de agujeros o lugares pequeños, mientras que Ada y Polly pueden distraer a los enemigos. Tommy, Arthur y John además pueden utilizar la fuerza para enfrentar a enemigos, pero solo de a uno a la vez, así que si no vemos superados numéricamente no avanzaremos.
La segunda gran característica jugable de Peaky Blinders: Mastermind es la posibilidad de controlar el tiempo y con esto realizar en simultáneo todas las acciones de los personajes. La gracia del juego es sincronizar de tal manera el movimiento de todos los involucrados en la misión para ejecutar “ese plan maestro” ideado por los Shelby, con Tommy a la cabeza.
Los puzzles y situaciones dentro de cada misión van desde puertas que se abren desde un solo sentido, accionar 2 palancas a la vez, robar items, encontrar llaves, persuadir personajes, molernos a golpes con bandas rivales y evitar ser detectados por enemigos.
El nombre del juego no es adrede. Mastermind hace referencia a nuestra habilidad de llevar a cabo finos planes en el que la simultaneidad de acciones y el uso del tiempo son 2 factores fundamentales para completar las 10 misiones de la campaña. Podremos adelantar y retrasar el tiempo a nuestro antojo para acomodar las piezas e ir descubriendo cuál es la mejor ruta y camino.
Las primeras 2 misiones funcionan como un tutorial camuflado, para entender cómo es la lógica de manejar el tiempo a piacere, controlar a los diferentes personajes y la sutilidad de los objetivos. El problema comienza cuando descubrimos que el resto del juego mantiene el mismo diseño de niveles, completamente lineales y su nivel de desafío es mínimo.
La dificultad del juego al tener la chance de controlar el tiempo se reduce de forma abismal y cuando estamos trabados en algún tramo en particular solo tenemos que volver a nuestros pasos para cambiar algún movimiento de un personaje para ganar segundos valiosos que acomoden todo el plan esquemático.
Cada misión cuenta con un time trial, que divide el tiempo en completar la misión en oro, plata y bronce. El principal desafío es conseguir el oro en las 10 misiones del juego y encontrar todos los relojes de oro dentro de los niveles, que funcionan como el único coleccionable. Más allá de esta cuestión, el nivel de dificultad del juego roza lo sencillo y no por una cuestión de exigencia en sí, sino que la posibilidad de controlar constantemente el tiempo decanta a la propuesta como una prueba y error.
Hay 2 dificultades disponibles, una con mayores orientaciones dentro de la partida y puntos de control; y otro con una guia mínima, que nos obliga a tomar el curso de las acciones sin interrupciones y ayudas. Quizás esta vertiente sea la ideal para aquellos que no solo buscan pasear por las calles del sur de Birmingham.
La recreación de los escenarios y la ambientación están bien logradas y cumple por tratarse de un título de presupuesto mediano, pero eso no compensa lo reiterativo de sus mecánicas y lo poco inspiradas que están las habilidades de los personajes. La falta de creatividad en las habilidades de los personajes también golpea de lleno en la dinámica de las misiones. Que solo tengan una habilidad única y que encima se repita constantemente su utilización le quita cierto impacto al momento de trazar los planes dentro de la misión .
Como dije un poco más arriba, de los 10 escenarios que conforman Peaky Blinders: Mastermind, menos de la mitad tienen un entramado y diseño atractivo. El resto se pierde en un cúmulo de pasillos lineales con objetivos que tienen una mínima inspiración.
Conclusión
Si sos un fanático de la serie, Peaky Blinders: Mastermind puede resultar una enorme decepción. Un universo que calza ideal para un juego de acción en tercera persona incluso un sandbox con control territorial. La otra cara de la moneda tampoco es muy favorable, ya que si lo tuyo son los títulos de estrategia, la simpleza de esta propuesta te va a dejar con gusto a poco.
Todo el atractivo de sus primeras misiones se desploma con la repetición de sus mecánicas y habilidades poco inspiradas de los protagonistas. Lo salva por momentos el hecho de funcionar una precuela de la serie original, que tiene varios vínculos interesantes con los eventos del show y cómo la familia Shelby comienza a cimentar las bases de su imperio criminal.