¿Tiene por fin Depredador un videojuego a su altura? Es a lo que responderemos en este análisis del título de Illfonic, basado en uno de los íconos más grandes del cine de los 80.

Depredador y los videojuegos tienen un historial muy negativo si recordamos todas las veces que han buscado reunir fuerzas en el pasado. Ahora llega Illfonic para intentar remediar esta situación, tomando la fórmula del medianamente exitoso Friday the 13th y agregándole dinamismo con el fin de recrear la atmósfera de la película de 1987, protagonizada por Arnold Schwarzenegger.

La idea suena increíble: ser un soldado que debe sobrevivir en medio de la jungla mientras acecha un peligroso alienígena capaz de acabar con nuestra vida en un abrir y cerrar de ojos; ¡o mejor aún! Ser Depredador y hacer uso de todas sus habilidades para no dejar a nadie en pie. Desde el vamos la propuesta suena inmejorable, pero ¿funciona en Predator: Hunting Grounds? Se los contamos en el siguiente análisis.

Cazar o ser cazado

Como antes dijimos, Predator: Hunting Grounds toma la fórmula de Friday the 13th y, por las prestaciones del propio villano, adhiere una buena cuota de dinamismo. Se trata de un multijugador asimétrico en el que podemos elegir entre los buenos o el malo para cumplir nuestros objetivos. A diferencia de lo que representaba Jason, Depredador es una criatura mucho más versátil y ágil, por lo que las partidas también se hacen más frenéticas tanto si elegimos encarnar a un soldado como si decidimos meternos en la piel del alienígena.

Sin embargo, la experiencia varía muchísimo en base a la habilidad de los jugadores que entren en partida. Si quien controla al Depredador no sabe manejarlo bien es fácil matarlo en un abrir y cerrar de ojos, ya que a nuestro entender tiene muy poca vida. Lo mismo pasa con los soldados, que si no son demasiado hábiles pueden caer en un abrir y cerrar de ojos ante los ataques de la criatura, llevando a que la partida dure apenas un par de minutos (tras una larga espera, sobre la que hablaremos más adelante). ¿La solución? Equilibrar daño y cantidad de vida de ambas partes, haciéndolas más resistentes y prolongando así la duración de cada misión.

Lo bueno con Predator: The Hunting Grounds es que cuando ambas partes ponen lo mejor de sí, las partidas pueden ser realmente entretenidas y, lo más importante, se logra esa atmósfera de tensión que vimos en la película original. Entonces, el resultado depende pura y exclusivamente de los jugadores y eso genera cierta irregularidad que podría ser mucho más aceptable si no tuviésemos que esperar más de 10 minutos en caso de que queramos ser un soldado e incluso superar los 20 en caso de que queramos ser Depredador. A esto hay que sumarle que solo hay un modo disponible de lanzamiento, con una serie de niveles de un diseño discreto que se tornan repetitivos conforme llevamos apenas un par de horas en el juego.

Sin embargo, el título de Illfonic tiene un elemento fundamental para mantenernos enganchados y es la cantidad enorme de elementos desbloqueables que presenta. Es cierto que recurre a las polémicas cajas de loot, pero lo bueno es que podemos acceder a estas sin la necesidad de pagar. Así para el ejercito podremos desbloquear pinturas, trajes, personajes, skins para las armas y mucho más; por otro lado, para Depredador tenemos armaduras, texturas o máscaras todas estas muy bien trabajadas, incluso con licencias como la de la máscara original de la película de John McTiernan.

Siendo un soldado

Como antes dijimos Predator: Hunting Grounds presenta dos experiencias completamente diferentes. La primera es la de ser un soldado, formando parte de un grupo de cuatro, al que se le asignan una serie de misiones en medio de la jungla para finalmente escapar de allí en un helicóptero. Cuando el Depredador hace bien su trabajo la cosa funciona bien, pero cuando no, se torna en un repetitivo viaje de un punto a otro en los que simplemente deberemos aguantar el objetivo durante un periodo de tiempo determinado mientras juntamos algunos recursos distribuidos por el lugar. Un diseño realmente pobre de misiones, en las que se podría haber trabajado un poco más en lugar de confiar la experiencia en un cien por cien al jugador.

Lamentablemente tampoco ayuda el gunplay, con una simulación de disparos muy plástica que lejos está de sentirse real. Las armas parecen siempre las mismas, independientemente del modelo que elijamos y, para completar el combo, debemos enfrentarnos a NPCs con una inteligencia artificial absolutamente estúpida. Está claro que estos soldados enemigos deben cumplir su función de relleno y que la verdadera estrella es el extraterrestre, pero volvemos a insistir en que el equipo de desarrollo confío excesivamente en los jugadores en lo que, parecería ser, un ejercicio de pereza.

Siendo Depredador

Por suerte, para el juego y todos aquellos fanáticos de la franquicia que hayan venido a estas hostiles tierras en busca de algo de la esencia de la película original, Depredador llega a salvar las papas. Controlarlo es realmente satisfactorio ya que su movilidad está en el punto justo de agilidad, como para que nos resulte muy cómodo desplazarnos y aún así ser un blanco al que se le puede disparar. Las habilidades respetan toda lo que pudimos ver en las películas, con el camuflaje óptico, la visión térmica, la posibilidad de viajar a través de los árboles y las letales armas con las que se puede destruir a un humano con mucha facilidad. En conclusión, todos aquellos que quieran sentirse un verdadero Depredador podrán conseguirlo en acá.

Entonces, Predator: Hunting Grounds encuentra su salvación en el que es, justamente, su protagonista. La experiencia como soldado también puede ser divertida pero depende demasiado de factores externos, en cambio controlar al alienígena es todo los que soñamos los fanáticos de las películas y lo que nos ha llevado a engancharnos más horas con un título que, por momentos, se hace demasiado áspero.

Autodestrucción – Apartado técnico

Entendemos que Illfonic no cuenta con el presupuesto más elevado y podríamos perdonarles ciertos rasgos del apartado técnico si el juego en sí fuese muy satisfactorio, pero la realidad es que hay demasiado para reprochar como para mirar para otro lado. A nivel visual Predator: Hunting Ground no está mal y el diseño de personajes (sobre todo el de Depredador) es muy bueno, pero tiene problemas graves como el cargado de texturas que a veces nunca llega o bugs visuales que nos sacan de la atmósfera que, por momentos, consigue generar.

A nivel sonoro está mejor e incluso en algunos detalles, como en todo lo que refiere al monstruo, está muy bien. Eso sí, hay que armarse de paciencia para meterse sin frustrarse en este juego de gato y ratón: los tiempos de carga son enormes si se tiene en cuenta la envergadura del título y aún peor es el matchmaking que nos lleva a esperar más de 10 minutos para jugar como soldado y más de 20 para encarnar a Depredador, muchas veces metiéndonos en partidas en las que nunca entran el resto de los jugadores.

Predator: Hunting Grounds, el veredicto final 

Depredador vuelve a encontrarse con los videojuegos y, lamentablemente, tenemos que decir que el título de Illfonic tampoco está a la altura de lo que la criatura y su película original son para el cine. Este multijugador asimétrico por momentos consigue generar la atmósfera correcta que agradará a los fanáticos de la franquicia, pero confía demasiado en los jugadores y pone muy poco de sí mismo para que la experiencia sea redonda en cada partida.

Predator: Hunting Grounds puede ser entretenido si decidimos convertirnos en soldado y sobrevivir en la hostil jungla, aunque solo por tiempo limitado, debido a unos objetivos repetitivos, una IA inútil y unos niveles de un pobre diseño. Sin embargo, cuando controlamos a Depredador todo cambia de color y es el único momento en que nos planteamos recomendar el juego. Los fanáticos seguramente disfrutarán, al menos temporalmente, de la experiencia y el resto… mejor debería quedarse afuera.

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Como buen geek de raza, sé que cuando muera voy a respawnear. Esta vida la uso para escribir sobre lo que amo.

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