Les contamos por qué el título de Gunfire Games es mucho más que un souls-like de disparos y qué lo convierte en una de las gratas sorpresas del año.
Existen esos juegos que no se hacen nombrar mucho en la previa, que su promoción no ha sido exagerada, pero que hablan por sí solos una vez llegan al mercado. Ese es el caso de la nueva obra de Gunfire Games, creadores de Darksiders II y III, un souls-like con elementos de shooter que no se limita a copiar un poco de todo y que tiene su propia personalidad, convirtiéndose en una propuesta irresistible para cualquier amante del género.
La historia de Remnant: From the Ashes no es demasiado rebuscada ni intenta serlo. Encarnamos a uno de los pocos sobrevivientes que quedan y se refugian en una Tierra que ha sido invadida por criaturas de otra dimensión, The Root. ¿El objetivo de esta diezmada población? Limpiar el territorio y asegurar el futuro de la raza humana.
Sobreviviendo en el Apocalipsis
Como dijimos, la trama de Remnant: From the Ashes no es demasiado compleja porque desde Gunfire Games no lo han querido así. Los primeros compases de esta aventura resultan bastante interesantes, con una bienvenida que llega con una cinemática bien creada y que nos sumerge en este destruido mundo en el que debemos sobrevivir. Sin embargo el subidón cae rápidamente y apenas un par de horas después descubrimos que la historia será meramente anecdótica, perdiendo fuerza minuto a minuto. Para quienes aún sigan interesados para ese momento, siempre hay charlas con NPCs o notas dando vueltas por ahí que nos ayudan a comprender un poco más la realidad que nos rodea.
Pero el juego de Gunfire Games es un ejemplo perfecto de que muchas veces no se necesita una buena historia para sumergirnos en un universo. Para inclinar la balanza a su favor, el estudio pone frente a nosotros una serie de escenarios espectaculares, con personalidad y variados como poco hemos visto en el último tiempo. Cada planeta es único: pasando de apabullantes junglas a inhóspitos desiertos nos encontramos con todo tipo de criaturas, desde demonios hasta zombis, cada una habitando un lugar específico. Pero no es el clima lo único que define el territorio, sino también un diseño único que puede pararnos en un horizonte sin fin con apenas un par de chozas en frente o un laberinto de pasadizos repletos de enemigos. Lo bueno es que la cantidad no ha generado una merma en la calidad, porque el diseño de cada uno de estos mapas está cuidado hasta el más mínimo detalle y son todos visualmente espectaculares.
Además de enemigos y jefes, cada uno de estos planetas también tiene su propia comunidad de NPC. A nosotros todos estos seres que habitan el juego nos han hecho acordar a los de la saga Fallout de Bethesda, quizás por su forma de contarnos un poco la historia del lugar, o una anécdota al pasar, o quizás también por esas personalidades pintorezcas que evitan que un mundo post-apocalíptico se convierta en pura desolación. Con esto queremos decir que en Remnant: From the Ashes no se han agarrado de la temática para ahorrarse el hecho de darle vida a los lugares, sino que se han encargado de que siempre nos sintamos acompañados.
Matar o morir, esa es la cuestión
He aquí el momento en que tenemos que evocar a Dark Souls, padre de un género que cada vez tiene más y más representantes. La mayoría simplemente se limitan a copiar la fórmula en una temática diferente y Remnant: From the Ashes también lo hace en muchos sentidos. La obra de Gunfire Games toma el estilo de combate, elementos clásicos como la forma de curar, el sistema de hogueras o la forma de atacar de los enemigos, pero también aporta elementos de distinción. El que el eje de su acción sean los disparos ya es uno de ellos, aunque quizás no alcanza para reinventar la fórmula, pero todas las mecánicas están tan bien ejecutadas que los combates son un verdadero placer y la combinación souls-like-shooter está ejecutada a la perfección.
En lo que al protagonista se refiere, podemos elegir apenas comenzamos entre tres clases que básicamente se diferencian a la hora de especializarse entre combate a corto, mediano o largo alcance. Pero es en la libertad de la acción en la que encontramos uno de los principales distintivos y máximos atractivos de esta entrega: podemos literalmente cambiar nuestra armadura, equipamiento, armamento e incluso personalización de nuestras pistolas o escopetas en el momento que queramos, adaptándonos constantemente a los villanos que tengamos en frente. Lo bueno es que conforme avanzamos en la aventura vamos consiguiendo un gran progreso para nuestro personaje, mediante un sistema de rangos que nos permite potenciar las habilidades que vamos desbloqueando, pudiendo terminar con una verdadera sensación de haber crecido y conseguido poder.
Y este poder es clave si queremos sobrevivir con nuestros compañeros, porque sí Remnant: From the Ashes también tiene su apartado multijugador cooperativo. En este sentido encontramos uno de los pocos reproches que podemos hacer, entendiendo que el juego está pensando principalmente para que avancemos en compañía por lo que ciertos escenarios y principalmente jefes se hacen muy cuesta arriba si queremos derrotarlos en solitario. Junto a dos compañeros (máximo tres miembros por equipo) la dificultad aumenta, pero se hace mucho más viable el combate a pesar de que al apartado le faltan muchos elementos básicos como un chat de voz o marcadores que indiquen donde está cada uno.
Terminando con el gameplay tenemos que hablar de una campaña que quizás se acaba antes de lo esperado, con unas 20 horas aproximadamente de misiones principales, pero que invita casi de forma inevitable a la rejugabilidad. El mundo que nos rodea está lleno de secretos por descubrir en una segunda pasada y de caminos diferentes a tomar, además de que cada vez que se inicia una nueva misión los escenarios se generan de forma diferente mediante un sistema procedural: el correr de los objetivos y la trama sigue igual, pero siempre hay una sensación de estar viendo algo nuevo.
Otra dimensión – Apartado técnico
Ya hicimos hincapié antes en el gran trabajo de diseño que hay detrás de los escenarios de Remnant: From the Ashes y lo mismo aplica a los personajes, armas, armaduras y sobre todo a las criaturas que deambulan por los diferentes planetas. Este buen gusto y el amor por los detalles compensan un apartado gráfico que no es el mejor ni tampoco el peor, pero que no resulta en una crítica negativa gracias a un combo visual bueno.
En cuanto a la musicalización del juego podemos decir que no es la más variada, pero sí que cuenta con algunos temas potentes que acompañan muy bien a las diferentes situaciones. En lo que a sonido ambiente se refiere quizás sea lo más flojo dentro de los elementos técnicos y aunque no molesta, no permite que la experiencia cierre a la perfección. Por último hacemos un repaso por el rendimiento para decir que no hemos encontrado ningún problema en su versión de PC e incluso se agradecen unos tiempos de carga muy cortos.
Remnant: From the Ashes, el veredicto final
Como dijimos antes, el juego de Gunfire Games es una de las grandes y más gratas sorpresas en lo que va del año. Es un souls-like que combina perfectamente el género con los elementos del shooter, generando una experiencia desafiante e igualmente divertida, con personalidad propia y razones de sobra para sumergirse en ella.
Remnant: From the Ashes no reinventa la fórmula ni pretende hacerlo, pero su combate increíblemente fluido que da al jugador toda la libertad que necesita, sus escenarios espectaculares y bien diseñados repletos de todo tipo de enemigos, y su tentadora invitación a la rejugabilidad lo convierten en un imprescindible para todos los que quieran completar su lista con los mejores títulos de este 2019.