Merge Games nos traslada a las grandes manifestaciones de todo el mundo en RIOT: Civil Unrest, título de estrategia completamente caótico.
Llevar a la práctica las ideas y temáticas de un juego suelen ser desafiantes, más aún para pequeñas desarrolladoras que están dando sus primeros pasos en la industria. Ivan Venturi Productions, junto al apadrinamiento de Merge Games, nos trae RIOT: Civil Unrest, un título de estrategia en tiempo real que siturá su acción en distintas manifestaciones que sucedieron a lo largo y ancho del planeta durante los últimos. La parte más curiosa es que tendremos la posibilidad de encarnar a los grupos activistas así también a la policía, pudiendo disponer de la fuerza para desbaratar de manera brutal o pacífica estas acciones políticas.
A priori, la teoría suena más que interesante y una propuesta indie que a su manera intenta enfocar los diversos conflictos sociales mundiales, pero cuando esto es llevado a la práctica el juego es tan caótico como su premisa, con una confusión constante de los eventos y un control, en el caso de no usar mouse y teclado, completamente irrisorio.
El mundo se manifiesta
Riot: Civil Unrest cuenta con 3 modos de juego donde las mecánicas son siempre las mismas. Siendo del bando de los manifestantes o de los policías, tendremos que cumplir dos tipos de objetivos: aguantar en un lugar por un determinado tiempo o expulsar del territorio al bando rival antes de que se agote el tiempo. A veces presenta variantes, como la de proteger determinados elementos del mapa, pero son pocas las veces en que sucede
Por un lado tenemos un Modo Historia, dividido en 4 campañas en la que cada una cuenta con 4 o 5 misiones dependiendo la que elijamos. Los Indignados en España, las protestas contra Hoshi Mubarak en Egipto, la revuelta de un pueblo griego por la llegada de un vertedero ilegal y la lucha contra la construcción de un tren en el norte de Italia son las historias principales en las que se centra Riot: Civil Unrest y de las cuales podremos participar, tanto del lado que protesta como del de las fuerzas armadas. Esto le otorga una cierta rejugabilidad y permite dinamizar las estrategias que elegimos en cada contienda.
El segundo modo se denomina Global, y es una especie de Survival, en el que tendremos que ir realizando misiones en distintas partes del mundo (siempre con la facilidad de elegir cualquiera de los dos bandos). La manera en que llevemos a cabo cada manifestación, repercutirá en la siguiente, ya sea con la cantidad de personas que contamos, la moral, los objetos que tenemos a disposición y la opinión pública. Este modo es el más interesante de Riot: Civil Unrest ya que conecta todas los eventos en un solo hilo, con consecuencias reales dependiendo de si tenemos una victoria política, más alineada a las acciones pacíficas, a una victoria militar, donde se abuso del uso de la fuerza. A medida que vayamos avanzando iremos desbloqueando diversos.
Por tercero y último tenemos un modo duelo que permite jugar en cualquier zona (no está Argentina en el juego, aclaro por las dudas) contra la IA o con amigos en coop local.
Cada bando, una estrategia diferente
Riot: Civil Unrest marca profundamente las diferencias de elegir a los manifestantes o a las fuerzas de la ley. La policía cuenta con estrategias más organizadas, un equipamiento adecuado para este tipo de situaciones, lo que facilita el uso de la violencia por sobre el de la paz, algo que puede terminar perjudicando el devenir de las misiones posteriores.
Los que salen a protestar por su lado, tienen elementos más rudimentarios como piedras, bombas molotov e incluso punteros laser, pero a su favor cuentas con comandos que elevan la moral y el temple para no perder la postura y la situación se desmadre. Si jugamos el Modo Historia o Duelo, podremos customizar nuestras fuerzas, elegir los tipos de fuerzas de asalto que queremos usar para prevalecer la paz, mientras que en el otro bando podremos aumentar el uso de banderas para aumentar el clamor popular, mayor cantidad de voceros para subir el ánimo de los compañeros e incluso sumar algún que otro provocador a la contienda.
Todo el preámbulo hasta pasar a los bifes es bastante interesante, más aún cuando se nos da, en una estética pixel art muy cuidada, un contexto de cada situación y por qué estamos ahí.
Sin embargo, esto se desmorona cual castillo de cartas cuando tenemos que comenzar a jugar. Los controles son irrisorios, mucho más cuando utilizás un joystick. Este análisis se realizó jugando en la versión de PlayStation 4 y se nota a años luz que es un título ideal para mouse y teclado; lanzar una molotov o una granada a un objetivo deseado puede ser una tarea titánica con la sensibilidad absurda del stick.
Si ese fuese solo el problema, vaya y pase, pero la situación también se traslada a lo que sucede con las acciones que tomamos. No solo son confusas y poco prácticas al momento de su ejecución, sino que en gran parte de cada manifestación no queda claro lo que está sucediendo; el mismo espíritu de una trifulca se siente en cada una de las acciones que intentamos ejecutar, quedando todo bastante a la deriva y por momentos desconociendo si nos acercamos a una victoria o una derrota. Pero aún, muchas veces salimos ganando de una misión sin siquiera saber qué estábamos haciendo.
La dificultad también está bastante desbalanceada. La ausencia de cualquier tipo de tutorial hace bastante cuesta arriba entender para qué sirven algunos de los elementos y cuáles son las consecuencias directas de la mayoría de la acciones.
Si bien siempre tenemos más beneficios apelando a maniobras pacíficas, hay misiones, principalmente en el Modo Global, de las cuales es inevitable ir al conflicto, lo que se trae como consecuencia que las misiones posteriores aumente su nivel de exigencia a ritmo desproporcionados. Jugar con los manifestantes representa la arista más compleja, porque si bien tenemos menos recursos violentos es muy fácil irritar a la policía y terminar contraatacando la represión (que funciona en ocasiones para aumentar el apoyo de la sociedad) para no perder el objetivo. Encarnar a las fuerzas de la ley tiene un costado más fácil, porque son más organizados en sus tácticas y comandos, pero también tienen una vara mucho más sensible, por lo que cada abuso de fuerza no perdona en cuanto a la agresividad con la que nos mostramos al mundo.
Conclusión
Tenía bastante expectativa por jugar RIOT: Civil Unrest, su premisa social y la posibilidad de revivir importantes conflictos sociales es una propuesta muy interesante. Lamentablemente, su confusa y caótica jugabilidad hacen de este título de estrategia un juego difícil de aprobar. Se vuelve tan frustrante por momentos e inentendible que pierde la chispa con una enorme celeridad. Quizás si en los meses posteriores cambian algunas mecánicas y lo hacen menos volatil, puede que haya un poco de luz al final del túnel.