Finalmente Ubisoft izó las velas, recogió el ancla y Skull and Bones zarpó a la aventura con un lanzamiento que rinde mejor de lo que se presagiaba.
11 años desde su primer anuncio. 6 retrasos y varios reinicios fue el largo camino que Ubisoft y Skull and Bones tuvieron que recorrer hasta el día que el videojuego finalmente fue lanzado a alta mar. Nacido de las entrañas de Assassin’s Creed Black Flag, Skull and Bones se presenta finalmente no tanto como un gran juego de piratas, pero más si como un gran título de combate naval.
Uno pensaría, con lo supersticiosa que es la gente de mar, que tantos malos presagios serían suficientes para detener el lanzamiento que alguna vez Ubisoft mismo calificó de “AAAA“, prometiendo el oro y el moro a quienes habían disfrutado de las batallas navales que ofrecía Black Flag dentro del título de 2013. Muchos pasamanos terminaron con el desarrollo en poder de Ubisoft Singapur, una de las más recientes divisiones de la compañía, que apretó fuerte este lanzamiento cual mapa del tesoro para poder ofrecer una aventura a la altura del hype.
Si bien Skull and Bones no es el Perla Negra, no caben dudas de que es una entrega con muchísimo potencial. Pese a desaprovechar algunas oportunidades, el juego logra ofrecerle al jugador unas buenas horas de diversión, sobre todo si lo que te gusta es el combate en barcos y el crafteo. Sin embargo, si venías buscando una gran historia o un mundo abierto lleno de vida como en The Witcher o Cyberpunk 2077, este puede no ser tu título ideal… por mucho que te gusten los piratas.
Partimos a alta mar
Skull and Bones parte de una relación un tanto rara con su historia. Tiene una, la usa para dar comienzo a la aventura, pero después un poco que se olvida de ella y te deja hacer en gran medida lo que vos quieras con él. En general y por la dinámica del juego misma, la cual se centra en crear, mejorar y combatir con tu barco, esto no es un gran problema, aunque sí puede considerarse una oportunidad desaprovechada en marco de lo interesante que suele ser una buena historia de piratas, algo que ya hemos visto con One Piece o Piratas del Caribe por ejemplo.
Ni bien entendamos que lo que suceda es 100% decisión nuestra y que el “apartado narrativo” pasa a ser un mero tripulante de nuestro barco, más rápido vamos a estar listos para zarpar. Se podría decir que Skull and Bones tiene tres aristas: lo que pasa en tierra firme, la construcción y equipamiento del barco y el mar. Obviamente esto no está dividido en partes iguales y tampoco tienen las tres patas la misma injerencia.
Típica pregunta, ¿querés la mala o la buena noticia primero? Nosotros vamos a empezar con la mala. Si bien el foco está puesto en los barcos, y eso es obvio desde el minuto 0, se esperaba un poco más de lo que podía ser manejar a nuestro capitán por tierra firme. Skull and Bones bien podría haber prescindido de la funcionalidad terrestre, pero decidió incluirla con un puñado de islas muy chicas dónde lo que podemos hacer es caminar entre mercaderes y corsarios para conseguir algún encargo o plano que nos permite mejorar nuestro navío. Las interacciones con los NPC que circulan por la isla son unidimensionales, no aportan absolutamente ninguna capa de profundidad, y después de varias charlas es imposible no caer en el “¿para qué les sigo hablando?”.
Ya habiendo arrancado la curita, Skull and Bones sorprende con grandes bondades, algo que había sido puesto en jaque por su martirizado desarrollo. Si sos fan de los juego donde tenes que craftear piezas, conseguir planos de desarrollo y almacenar recursos, un gran porcentaje del título te va a hacer sentir en tu salsa. De hecho es fácil perderte entre upgrades del barco, o recados de transportar materiales, ya que de aquí terminan desprendiéndose grandes secuencias de enfrentamientos marítimos, mientras que además acumulamos mejoras para nuestra barcaza.
Con respecto a los upgrades del barco, tenemos no solo mejoras en las armas, casco, y piezas elementales de cualquier barco (no, no somos expertos pero se aprende un montón en el juego), sino que también hay distintos tipos de embarcaciones, cada una con sus pro y contras, así como también algunas enfocadas en el multijugador en linea, lo cual hay que saber deducir antes de avanzar con la construcción.
Por ejemplo, barcos con atributos de “curación” para flotas aliadas poco uso tienen en el modo single-player, ya que básicamente son una especie de support para la party, clave sobre todo en el último tramo del juego que, si bien puede jugarse single-player, está pensado para que no lo encaremos solo, sino con corsarios que vayan haciendo su camino a la par del nuestro ya que en varias oportunidades nos vamos a encontrar en aprietos.
Bombardero, Rompecascos, Pirómano y Escolta son tan solo algunos de los tipos de barco que podemos conseguir a lo largo del título, todos a través de distintos desafíos y necesitando los materiales fundacionales para su fabricación. En esencia cada uno cuenta con disposiciones y armamentos únicos, así como también habilidades pasivas propias de cada navío.
Ahora sí, lo que todos querían saber, ¿está el combate a la altura de lo esperado? Skull and Bones pone su eje en la lucha barco a barco, por lo cual tenía que encontrar el balance indicado entre algo simplista y no pasarse de rosca con los tecnicismos propios de timonear un barco. Y sí, lo logra a la perfección.
En un primer momento, sobre todo en el prólogo del juego, terminamos el primer combate con la leve sensación de que el título será navegar en círculos, disparar cañones y punto. Nada más alejado de la realidad. La progresión en el combate y el uso de mecánicas como el izamiento de velas con viento a favor, virar con el oleaje justo y aprovechar la corriente se vuelven elementos clave y estratégicos de la lucha, así como también saber reconocer cuando es momento de pelear y cuando de huir.
Huir de una batalla, sobre todo cuando estamos superados en numero, no es simplemente avanzar y punto. Perder a los barcos enemigos es todo un desafío, y de lo más divertido que ofrece Skull and Bones, hay que saber cuando recular y atacar, cuando izar las velas y cuando tratar de perder a nuestros perseguidores por algún estrecho.
Tampoco precisamos de una maestría tácticas navales para que sea entretenido, sino que la curva de aprendizaje de Skull and Bones está muy bien lograda. A medida que avanzamos, conseguimos recursos, y mejoramos nuestro barco, el juego invita a que intentemos mecánicas y movimientos más osados, así como también combates que creamos no podemos ganar.
Y eso es otro gran acierto del título, no todo se mide por el tamaño de nuestro barco. Muchas, muchísimas veces una buena estrategia le gana a un navío de mayor nivel, armamentos y jerarquía. Saber aprovechar los puntos débiles de cada embarcación es una de las tareas del capitán y la cual va a hacer que se ganen o pierdan las batallas.
Se ven las banderas, y algunas costuras
Desde ya vale la pena aclarar, Skull and Bones no es el “AAAA” que Ubisoft prometió alguna vez. Si bien tiene elementos estupendamente logrados como el océano y el oleaje rompiendo contra los cascos de los barcos, lo cierto es que en general no es el líder en materia visual que aseguraron iba a ser. En gran medida esto se debe al motor gráfico, Ubisoft Anvil, que ni siquiera es el puntero dentro del mismísimo estudio que ya cuenta con el bestial Snowdrop que se vio en Avatar: Frontiers of Pandora y que pronto veremos en Star Wars: Outlaws.
Probablemente, y así como se dio en cuanto a la jugabilidad, donde más teclea el título es en las interacciones humanas ofreciendo movimientos muy “programados” y rígidos en los NPC que encontramos en las islas o también en la animación que se da cuando abordamos un navío enemigo, algo que bien podría haber sido una secuencia jugable, pero que por decisión del estudio es simplemente una sencilla, y escueta, animación a modo de resumen.
Conclusión
No ser el AAAA que juraron y perjuraron no hace que Skull and Bones sea un mal juego. Pese a desaprovechar algunas oportunidades, como explorar más a fondo la vida pirata, contar con una buena narrativa, u ofrecer combate cuando abordamos navíos enemigos, el juego triunfa donde tiene que hacerlo: construcción de barcos y combates navales.
Seguramente, con el correr de los meses, haya una evolución más orientada hacia un juego como servicio, y a diferencia de otros exponentes del género, Skull and Bones tiene aún mucho para crecer, misiones por añadirse y elementos por pulir. Aún es pronto para saber si será el No Man’s Sky de los juegos corsarios, pero tiene todo el viento a favor para ser una gran aventura por un buen tiempo.
No ser el AAAA que juraron y perjuraron no hace que Skull and Bones sea un mal juego. Pese a desaprovechar algunas oportunidades, como explorar más a fondo la vida pirata, contar con una buena narrativa, u ofrecer combate cuando abordamos navíos enemigos, el juego triunfa donde tiene que hacerlo: construcción de barcos y combates navales.