CI Games abandona el mundo abierto para apelar con Sniper: Ghost Warrior Contracts un juego más directo, aunque el resultado es bastante irregular.
Infiltrarse en una base enemiga y robar datos de un poderoso virus, para rápidamente pensar “esto ya lo vi en otro juego”; un puñado de objetivos a completar dentro de un mapa semiabierto, y otra vez el mismo pensamiento.
Cada vez que Sniper: Ghost Warrior Contracts se aleja de su fuerte, que es todo lo relacionado a los conceptos de francotirador, entra en esa vorágine de imitar estilos de otros juegos que tienen esas mecánicas mucho mejor pulidas, como es el caso de Hitman 1 y 2 (el mejor juego de sígilo de la década si me apuran un poco).
CI Games había dado un paso en falso con su anterior título (Sniper: Ghost Warrior 3) apostando a un mundo abierto con matices de rpg donde le quedo enorme la propuesta, intentando emular un AAA con un presupuesto mucho más acotado. Contracts, por su parte, es una juego con una estructura más sencilla, apostando directamente al cumplimiento de objetivos constante con una historia completamente inexistente y casi anecdótica.
Sniper: Ghost Warrior Contracts no es un mal juego, pero apunta su mira en la dirección equivocada, dejando su fuerte de lado en muchos momentos para apelar a un estilo que no le sienta bien, mucho menos si presenta una IA tan floja de papeles.
Haciendo lío en Siberia
Si vienen a jugar Sniper: Ghost Warrior Contracts para encontrar además de diversión una historia entretenida y convincente, están buscando en el lugar equivocado. Después de querer profundizar en sus anteriores entregas, CI Games se despoja de cualquier tipo de narrativa atractiva para ponernos una locación para darnos contexto, Siberia, y un cúmulo de situaciones, que involucran alzamientos populares, intereses económicos en la región y conspiraciones políticas y mafiosas para introducir a nuestro protagonista a la acción.
El héroe de turno, bautizado como The Seeker, es contratado para realizar una serie de misiones, 25 en total, desparramadas en 5 mapas diferentes que se irán desbloqueando a medida que vayamos completando cada una.
A pesar de que suene crítico todo lo que mencioné anteriormente, le aporta una mayor ligereza al juego. En vez de ofrecernos una aventura soporífera, con diálogos poco atractivos y personajes para nada memorables, Sniper: Ghost Warrior Contracts va del punto A al B sin dubitar, del plan a la ejecución para que estemos enfocados en cumplir los objetivos.
Antes de entrar en cada uno de los 5 mapas, tendremos un breve prólogo donde nos relatan una justificación para nuestro accionar, pero sencillamente nos deja de importar una vez que estamos metidos en la personalización del equipo y las armas.
Siberia, como única locación del juego, funciona muy bien. Alternaremos entre helados bosques para infiltrarnos en diferentes instalaciones militares y cívicas, pero también tendremos un ruinas y senderos montañosos para utilizar como nido de francotirador, aunque también tendremos que tener cuidado de nos ser nosotros las presas dentro del territorio enemigo.
Solo contra el mundo
Una vez que completamos el tutorial, donde nos anticipan básicamente todo lo que podremos encontrar en el juego (que ya nos muestren todos los tipos de municiones a los que podremos acceder le quita cierto factor sorpresa y emoción al progreso del personaje), nos lanzamos de cabeza en la primera misión para entender cómo funciona su metodología.
Como mencioné más arriba, cada mapa cuenta con 5 objetivos diferentes, que podemos completarlos todos a la vez o de 1 en 1. Por ejemplo: si uno de los objetivos es sabotear una instalación, nos dirigimos a la zona del mapa donde figura que hay una misión a cumplir, lo realizamos y tenemos la chance de regresar a uno de los puntos de control (donde enlazamos contacto con nuestro cliente) para obtener puntos y recompensas que pueden ser intercambiadas por armas y habilidades de mejora para “The Seeker”.
Lo divertido en Sniper: Ghost Warrior Contracts reside en que el juego nos ofrece multiples opciones para encarar los objetivos, inclusive pudiendo pasar completamente desapercibido apelando al sígilo como nuestra principal arma. ¿Entonces para qué somos un francotirador de elite si no disparamos una sola bala? Bueno, eso dependerá de nosotros, ya que tendremos diversas boníficaciones y recompensas si elegimos vías más violentas o no.
Es imposible no recordar los últimos 2 Hitman en cada una de estas ejecuciones, un título que tiene mucho más claro lo que busca y en concepto de infiltración está a años luz de lo que ofrece Contracts. Incluso en las aventuras del Agente 47 la IA no es su punto fuerte, acá directamente es un escándalo de lo floja que puede llegar a ser: incluso en su dificultad más elevada, podemos pasar agachados casi adelante de los enemigos que ni van a notar nuestra presencia.
Dentro de las novedades que ofrece esta nueva entrega de la franquicia, se encuentra la incorporación de una máscara que nos brindará bastantes ayudas durante todas las misiones. La misma detecta, por un lado, todos los objetos de importancia que estén a nuestro alrededor, mientras que también nos mostrará (siempre apretando un botón que en el caso de PS4 es L1) superficies donde el habilidoso personaje podrá trepar para explorar terrenos elevados.
Al mejorar utilizando las recompensas que nos da ganar las misiones, la máscara se volverá más poderosa todavía, pudiendo incluso ubicar a enemigos que están a una distancia razonable de nosotros. Esta última parte es bastante discutible, porque no solo le saca gran parte del desafío que tiene Contracts (meternos de lleno en una base sabiendo dónde están todos los peligros le quita mucha emoción) sino que le saca la poca gracia que tiene las infiltraciones.
Una vez más, donde Sniper: Ghost Warrior Contracts sí aporta un pleno es en todos los momentos donde nos transformamos en un verdadero francotirador. La Kill Cam sigue siendo un regocijo, al ver que acertamos a un objetivo que no solo estaba a cientos de metros, sino que nos estaba haciendo la vida imposible.
Todo lo relacionado con apuntar y la precisión de los disparos es correcta y bien ejecutada, aunque choca bastante que los enemigos solo mueran de un tiro cuando les disparamos en la cabeza. Pude lograr en varios tiros impactos perfectos en el corazón y no solo no caían sino que en algunos casos seguían inmutados atacándonos o avisando a sus compañeros.
El armamento es bastante variado. Hay una gama amplia de rifles que se diversifican tanto por la potencia, la estabilidad y el ruido de los disparos. Además, cuenta con otras armas como ametralladoras, escopetas y pistolas, que funcionan para incursiones más directas, principalmente cuando nos descubren y tenemos que salir a los chapazos.
Conclusión
Si en el pasado le reprochamos a CI Games un exceso de ambición, ahora lo corrigieron, pero por algo igual de grave: una falta clara de ideas y rumbo. Sniper: Ghost Warrior Contracts funciona cuando nos exigen ser un francotirador y cada bala forma parte de un plan ejecutado. Cuando emula ser el clon de Hitman en primera persona, va hacia una dirección en la que hunde solo.