Daedalic Entertainment nos acerca State of mind, un videojuego pseudofuturista que busca replantearnos las relaciones humanas en un mundo tecnológico.
Con todo el hype actual que hay para con el género cyberpunk, State of mind parecía a simple vista una apuesta interesante, aunque no compartiese todas las características del género. Con lo que sí vamos a encontrarnos es con el concepto de un futuro cercano, más precisamente ubicándonos en Berlín, durante el año 2048, en donde los humanos y los robots conviven de una forma casi natural, dándose una mayor relación entre ellos que entre las personas.
En esta oportunidad, Daedalic Entertainment apuesta por un juego con mínima, más bien nula acción, donde el eje central está en la historia que cuenta, en los conceptos que busca destacar de entre los cuales se hace un gran hincapié en la relación no solo entre las personas, la cual cada vez parece ser más y más distante, sino también en cómo nos relacionamos con la tecnología que nos rodea y de que forma el ser humano va mutando de una relación persona-persona a un vínculo persona-máquina.
Una historia, múltiples protagonistas
Si comenzaste State of Mind sin haber visto ningún avance del mismo, tal como hicimos nosotros, seguramente vayas a encontrarte con varias sorpresas en las primeras dos o tres horas de juego. Esta aventura comienza siendo protagonizada por Richard Nolan, que en mayor medida, será quien nos guíe a través de este título. Ya desde el principio, nos vamos enterando de la dura realidad con la que Nolan convive: su matrimonio está al borde de la ruina, engaña a su mujer con una colega y como si esto fuera poco, al despertarse luego de un accidente de autos, se da cuenta que ésta ha desaparecido junto con su hijo y un misterioso hombre, embarcándonos en una misión de rastreo.
Por otro lado, vamos a encontrarnos con Adam, quién a diferencia de Richard, vive la buena vida. Tiene esposa e hijo, un buen trabajo y una hermosa casa en la zona más bella de la ciudad. Lo curioso, y que además será el vínculo entre ambos, es que Adam tiene el mismo recuerdo borroso que nuestro otro personaje: un accidente de autos y despertar con asistencia médica, ¿coincidencia?
Si bien el título no dura más de 10 u 11 horas, con el correr de la historia iremos alternando entre estos protagonistas, sumándose algún que otro personaje secundario como puede ser Henry, el robot que cuida del hijo de Adam, que puede desplazarse para investigar varios lugares y objetos.
La esencia de State of Mind consiste en ir avanzando a lo largo de una historia en forma bastante lineal, y que por momentos se vuelve pesada, repetitiva y aburrida. Al ser un título influido por la narrativa de juegos de aventura europeos, vamos a encontrarnos con una carga narrativa muy grande, algo similar a lo visto en el cine de dicho continente, y muy poca acción, por lo que aquellos que tengan problemas para disfrutar este género, se encontrarán frustrados de buenas a primeras.
Un mundo cyberpunk… en cuentagotas
A lo largo del State of mind, vamos a ir recorriendo distintos puntos de la ciudad alemana. Algunos de ellos, sobre todos los relacionados a Richard Nolan, presentan una estética muy propia del género cyberpunk, con estrechos callejones, luces de neón y robots en cada esquina, así como también gente sin techo habitando en las calles de esta futurística Berlín.
De la mano de enfrente, tenemos la parte de la ciudad dónde habita Adam, la cual también tiene algunas cosas que nos dan esa idea de futuro robótico y semidistópico, aunque no tanto por la estética, puesto está armada muy a la vista como una utopía color beige. Lo que nos da ese concepto de un mundo cyberpunk es el estilo de construcción en vertical, ese diseño dónde los estratos más altos de la sociedad viven lo más cercano al cielo, mientras que la clase baja, bueno, vive a la altura de las calles.
Otro detalle propio del género es la forma en la que interactuamos con los objetos que nos rodean. Si, es cierto que a lo largo del juego no serán muchos los ítems con los que tendremos una relación, pero los que nos vayan a ser útiles nos aparecen con un triángulo de luz vinculados a una cuenta de “Cloud” la cual posee toda la información necesaria que podemos llegar a necesitar de ellos como quién es el dueño, última interacción y cosas por el estilo.
La estética: una apuesta que falla
Ya esto se acerca más a una apreciación personal, pero el concepto estético elegido para llevar adelante esta entrega, ese dónde los personajes y objetos están armados casi que por formas geométricas, realmente no termina de cautivar al espectador. Si bien lo ideado por el estudio está perfectamente ejecutado, probablemente este estilo tenga muchos detractores que se limitarán a no darle una chance a esta experiencia solo por cómo se ve el juego, y si nos preguntan a nosotros, es algo entendible.
En cuanto a la ambientación, aquí repunta un poco, puesto los detalles de la ciudad de Berlín, siempre manteniendo el estilo planteado antes, son un levemente más llevaderos que el de las personas, y si vamos a hablar directamente de la parte más under de la ciudad, podemos encontrarnos con varios efectos de luces y sombras que hacen un lindo paisaje para disfrutar, siempre dentro de la distopía futurística planteada, claro está.
Una cosa que sí nos hizo ruido, es que el interior de las viviendas es estructuralmente igual. Si bien cambia el contenido, pintura y decorado, tanto la casa de Richard como la de Adam, tienen una disposición completamente igual, ¿era necesaria dicha reutilización?
Para finalizar el apartado estético del título, el sonido está ubicado en un punto medio: no destaca, pero tampoco desentona. La música, por su parte, bastante melancólica en los fragmentos de Richard, contrasta con el instrumental pacífico que acompaña a Adam en su día a día, algo que sirve para ambientarnos en la vida de cada personaje, pero que no es más que eso, un simple detalle.
Análisis final
La verdad es que agarramos State of mind con mucha expectativa y terminamos encontrándonos con un juego bastante lento. La falsa toma de decisiones es algo que nos molestó bastante… ¿Para que te dan varias opciones de diálogo si van a terminar todas en lo mismo?, y si bien la estética del juego no nos terminó seduciendo, reconocemos que hay personas que pueden llegar a disfrutarla, por lo cual en ese sentido no podemos criticarla debido a que se trata de la apuesta realizada por el estudio y según esa visión, la ejecución de estilos es perfecta.
Para ir cerrando, si lo que buscas es una aventura dinámica, este probablemente no sea tu juego, sin embargo, si sos un amante de los títulos donde prima la narrativa y los plot twist dramáticos, así como también una exploración del concepto de deshumanización y relaciones actuales entre persona-persona y persona-máquina, tal vez, y solo tal vez, este sea un juego para vos.