Mistfly Games, junto a Blowfish Studios, presentan Subdivision Infinity DX, un shooter espacial de exploración que da el salto en consolas luego de su lanzamiento en mobile.
Generalmente, la moneda corriente indica que los juegos de consolas tienen su adaptación a mobile (Mario, The Banner Saga, Final Fantasy XV, Limbo y así la lista interminable), repitiendo mecánicas y adoptando la potencia de las consolas a la portabilidad y simpleza de un celular.
Con Subdivision Infinity DC la ecuación es inversa. Mistfly Games, junto a la distribución de Blowfish Studios, magnifican la propuesta presentada en mobile para desembarcar en PlayStation 4, Xbox One, PC y Nintendo Switch. Si bien repite varias de sus mecánicas (e incluso sus vicios), estamos ante un shooter espacial con tintes de exploración que encuentra en su simpleza de propuestas una vuelta de tuerca dinámica y divertida, que nos proporciona varias horas aseguradas recorriendo los diferentes rincones del universo, enfrentando a cientos de enemigos.
El codiciado Element-122 y la salvación del universo
La narrativa de Subdivision Infinity DX intenta presentar una vuelta de tuerca dentro del sub-género con un arranque interesante, pero en el medio termina resumiendo su trama de manera tan eficaz como simplona. Encarnamos a Jed Riddle, un sargento que se encuentra haciendo una misión de rutina en una estación que perdió todo tipo de comunicación y lo último que recibimos fue un pedido de socorro, para luego descubrir una facción de mercenarios que tiene como objetivo la búsqueda del misterioso Element-122, una sustancia tan poderosa como codiciada.
Este disparador es la excusa para adentrarnos en 25 misiones principales divididas en 5 regiones diferentes, en la que en su gran mayoría seremos uno contra el mundo, aunque también hay excepciones en las que tendremos el apoyo de algunos aliados que nos ayudarán en la contienda. Como si se tratase de un título plataformero, al final de cada sección tendremos que enfrentar a un boss, que si bien no tienen un gran nivel de dificultad son uno de los aspectos más diversos dentro de la estructura del juego y a su vez de los desafíos más atractivos que tiene Subdivision Infinity DX.
Además del entramado principal, el título cuenta con 10 misiones “secundarias”, bautizadas de exploración, que funcionan para craftear y mejorar tanto naves como armas. Esta dosis de rejugabilidad es, por consecuencia, ese letargo que arrastra ser un juego originalmente de mobile.
Un movimiento fluido que acompaña la acción
Subdivision Infinity DX tiene una particularidad en sus movimientos que facilita de gran manera su jugabilidad y al mismo tiempo evita cualquier tipo de frustración durante la partida. Además de poder acelerar e ir reversa, también contamos con la posibilidad de desplazarnos sobre nuestro propio eje en cualquier dirección, ofreciendo un control total sobre el movimiento de la nave y planear ataques más directos y certeros, en vez de ir haciendo pasadas como si se trataran de aviones de la Segunda Guerra Mundial.
Esta simplificación en el manejo de la nave permite que nuestra concentración vaya directamente apuntada a dos focos que coexisten entre sí: disparar y evitar los ataques.
A pesar de que MistFly Games intenta mostrar una diversidad de objetivos durante la campaña, la finalidad de cada una de las misiones se termina resumiendo en eliminar a todos los enemigos que aparecen en la zona, por lo que su accesibilidad con los controles es un plus para que el juego nunca pierda frescura. Eso sí, si lo jugamos en la dificultad predeterminada (está la posibilidad de ponerlo en fácil) tendremos que realizar ciertas misiones más de una vez para obtener recursos y craftear el poder de nuestras armas o sencillamente comprar nuevas, además de adquirir naves más resistentes y veloces; ya que los bosses funcionan como una barrera indirecta: su elevada resistencia será una obligación a upgradear nuestros recursos y no estar largos minutos para ganarles como si se tratará de un mismísimo souls-like.
La obtención de naves tiene dos sendas distintas. Por un lado el monetario, en el que a partir de una determinada cantidad de oro (y si contamos con el nivel suficiente) podremos comprarla, mientras que la segunda manera se logra crafteando con diferentes elementos y objetos que conseguimos ingame. Obviamente, esta última categoría nos presenta las naves más potentes, resistentes y con mayor capacidad de carga, aspecto clave cuando recorremos las misiones de exploración y queremos llevarnos un buen botín en una sola pasada.
Una fórmula tan repetitiva como efectiva
La mecánica absoluta del juego abusa de una fórmula constante: avanzar hasta que nuestro poderío bélico no es el suficiente, rejugar misiones o ir a las zonas de exploración para obtener recursos, upgradear y continuar. Si bien es algo que funciona en el primer tercio de la campaña, llega un momento en el que la situación puede tornarse tediosa. Lo que salva este problema es lo divertido que resulta controlar nuestra nave y ponerse en combate directo de manera constante.
Respecto a la IA de los enemigos, no es algo que se destaque por su viveza en combate pero es correcta, funcionan mejor en manada y pueden a llegar a ponernos en jaque si no somos lo suficientemente ágiles para esquivar sus ataques. Contamos con un propulsor que equivale una barra de stamina, ya que se irá recargando mientras que no lo utilicemos.
Lo que me resultó bastante chocante fueron las físicas en general: podés ir a toda velocidad y chocar contra cráteres, puestos espaciales e incluso enemigos sin recibir un rasguño, pero eso sí; que un boss no te roce porque el escudo y la vitalidad descienden de manera estrepitosa.
En la monotonía del espacio
Para no hacer tan tediosos los escenarios, Subdivision Infinity DX cambia la paleta de colores de su infinito espacio a través de las diferentes zonas que recorremos en el juego. Sin embargo, cae en la tediosa repetición de cúmulos de asteroides, estaciones espaciales semi abandonadas y tuberías espaciales incrustadas en los niveles.
Por el contrario, nuestro más de 12 naves diferentes para controlar son bastante diversas entre sí, con un apartado de detalles bastante completo y terminan resaltando como lo más vistozo del juego. Los enemigos son la otra cara de la moneda: diseños genéricos y repetitivos que no sufren muchas variaciones en todo su desarrollo.
Conclusión
Subdivision Infinity DX no es el más brillante exponente de su género, pero es una adaptación más que correcta de su versión mobile. Con una fórmula sencilla y unos controles cómodos, garantiza varias horas de diversión. La campaña, sin el concepto de rejugabildad, puede resultar corta, pero para conseguir todas las naves y armas tendremos que dar unas varias vueltas por el infinito universo.