Super Mario Bros. Wonder marca el regreso del ícono de Nintendo al 2D con una innovación de recursos nunca antes vista en la franquicia
Hace una década que nuestro fontanero favorito se dedica a vagar por el mundo gamer con una diversidad de propuestas que han sabido cosechar buenas respuestas en la audiencia. Sin embargo, ya era hora de que Mario vuelva a casa. Super Mario Bros. Wonder es eso, un regreso a las bases que demuestra que teniendo las herramientas necesarias, esta aventura no es un plataformero más.
Este título sienta sus bases en lo que podría definirse como un “Mario tradicional“, sin embargo, también estamos ante una reinvención absoluta de la saga. Ya sea desde la no-linealidad de como avanzar por el juego, los distintos potenciadores y habilidades que iremos desbloqueando o incluso la posibilidad de jugar con la profundidad del mapa, Super Mario Bros. Wonder es un volver a la vieja escuela pero en un aula 100% aggiornada a un presente que exige desafíos y reinvención.
A veces sí hace falta reinventar la rueda
“No hace falta reinventar la rueda“. Ese refrán tan famoso nos plantea que no siempre es necesario buscar la novedad o innovación, algo que definitivamente no aplica acá. Nintendo ya ha demostrado, sobre todo desde el lanzamiento de Nintendo Switch, que la rueda se hizo para reinventarse constantemente. The Legend of Zelda con “Breath of the Wild” y “Tears of the Kingdom” o “Kirby and the Forgotten Land” e incluso “Mario Odyssey” son algunos de los casos donde la reinvención fue celebrada de pie.
“Wonder Flower” e “Insignias” son los dos grandes, pero no únicos, diferenciales de esta entrega. Sin embargo, y antes de entrarle al hueso de estas dos funciones, hay que destacar que Super Mario Bros. Wonder también trajo pequeños ajustes que hacen del juego una entrega pensada para ofrecer horas de diversión pura, como los nuevos potenciadores que impactan en las habilidades.
Elefante, Taladro o incluso la Burbuja se suman a los Honguitos, Flores o Estrellas que tanto hemos usado a lo largo de la vasta historia de Mario. Estas habilidades, además, son acumulables en cierto punto y podemos tener reservas en caso de que tras ser golpeados las perdamos y nos permite no quedar en Pampa y la vía en medio de un nivel.
Estas tres inclusiones de potenciadores amplían la gama ofensiva de nuestros personajes con técnicas muy divertidas y bastante sencillas de aprender, siendo este otro gran acierto del título. Estamos ante un juego 100% intuitivo que no necesita gritarte en la cara cómo hacer las cosas, sino que con mucha gracia invita a que las vayas descubriendo.
Pero ahora sí, y volviendo a lo que mencionábamos primeramente, vamos a analizar los dos game-changers que implementa Super Mario Bros. Wonder: “Insignias” y “Wonder Flowers”.
Las Insignias (Badges o Medallas), son habilidades únicas que desbloqueamos a medida que progresamos en el juego y que permiten interactuar con el entorno. Nadar como un delfín, usar un paracaídas para elegir dónde aterrizamos de un salto o incluso saltar a través de las paredes son tan solo algunas de las Badges con las que contaremos y, de estas skills, podemos elegir una sola para que nos acompañe por nivel y la misma se selecciona antes de empezar. Esto invita a la rejugabilidad para poder completar el 100% del juego.
Por el lado de las Wonder Flowers, estamos ante la mecánica más revolucionaria en todo sentido. Esta flor, que se aparece en cada nivel, transforma el escenario por completo y cambia la dinámica del mismo hasta que logremos hacernos con la Wonder Seed, una semilla que marca el fin de este ciclo. Dicha ruptura en el nivel puede acelerar el juego, cambiar la forma en que los enemigos se desplazan, hacer que el entorno se mueva y tengamos que esquivar piezas voladoras del escenario, lo cual aumenta la dificultad ya que se produce un quiebre en el ritmo al que veníamos acostumbrados.
Un reino por descubrir
El Reino Flor es el nuevo mundo en que transcurre esta aventura, el mismo esta compuesto por distintos niveles en los que se agrupan varios sub-niveles. Básicamente es como una gran Mamuschka. Esta iteración al tradicional sistema de Mario permite que, en la medida de lo posible, cada jugador elija que desafíos completar, ya que tampoco hace falta recorrer todos los minijuegos existentes, aunque definitivamente es más que recomendable ya que cada uno es más divertido que el anterior.
Los niveles están estructurados en cuestión de dificultad y también de la recompensa que podamos obtener del mismo. Algunos nos van a brindar Wonder Seeds, necesarias para poder avanzar en la aventura y las cuales nos van a acercar más y más al encuentro final con Bowser, mientras que por otro lado podemos ver que también hay niveles cuyo objetivo es permitirnos desbloquear una badge nueva.
Por último, también nos vimos sorprendidos por la aparición de tiendas a lo largo del mapa. Estos locales sirven para poder conseguir vidas, potenciadores y otros elementos clave para facilitar nuestra progresión a lo largo del juego, y para poder comerciar en dichos locales vamos a tener que gastar monedas púrpura, las cuales podemos obtener en cada nivel y desafío.
Un deleite visual
Super Mario Bros. Wonder es una locura no solo de jugar, sino de ver. El desplazamiento horizontal combinado con un 3D muy pulido y la posibilidad de jugar con la profundidad del campo hacen de esta entrega una de las más lindas del personaje. Con respecto a ese detalle que mencionamos, la profundidad de campo, no es una mera cuestión estética ya que si utilizamos los tubos correctos, podemos aparecer en el fondo del escenario y ahí desbloquear o conseguir objetos y monedas.
Pero, si de cuestiones visuales hablamos, un párrafo aparte se merecen las secuencias de las Wonder Flowers. Esta revolución que se sucede en el escenario viene acompañada de una locura audiovisual cargada, pero sin ser avasallante, de luces, cambios de tono, subida de ritmo y muchísimos detalles que producen un subidón de adrenalina.
El punto más flojo en cuanto al apartado visual es cuando no estamos jugando, es decir, cuando estamos recorriendo el mapa para ver que niveles accedemos. No es que esté mal, ni mucho menos, pero lo cierto es que estas transiciones por el lobby del mapa no están ni cerca de lo bien que se ven los mapas de los niveles.
Conclusión
Super Mario Bros. Wonder es volver a sentir que jugás un Mario por primera vez. La vuelta al sistema tradicional del plataformero le calza perfecto al personaje, y rejuvenecer el mismo con un modelado 3D muy pulido termina de ser el punto justo para que la tradición y la modernidad converjan en esta joyita de Nintendo.
La reinvención no solo viene de la mano del apartado visual, sino que la conjunción de elementos presentes en la entrega como las Badges, los potenciadores y las Wonder Flowers hacen que estemos ante uno de los juegos de Mario más dinámicos y complejos, en el buen sentido, de todos los tiempos.
Parece increíble, pero aún en el ocaso de su vida, Nintendo Switch demuestra su vigencia de la mano de sus franquicias más importantes. Zelda y Kirby en los últimos años y ahora Mario demuestran cuál es el camino para aggionar sagas de peso. Ojalá la compañía japonesa siga este rumbo y demuestre el mismo potencial con otras sagas olvidadas.
Super Mario Bros. Wonder es la mezcla perfecta entre nostalgia y modernidad. Una combinación exquisita de elementos plataformeros sumada a la reinvención de mecánicas y la implementación de las Wonder Seeds hacen de este juego no solo un título obligatorio para los fans del fontanero, sino también para cualquier gamer.