Tales of Arise marca una sentida evolución en la longeva franquicia, que hace del combate su carta ganadora.
La saga Tales Of tiene 26 años en la industria de los videojuegos, y si bien cuenta con una más de una quincena de títulos, nunca logró dejar una huella por fuera de nicho de los fans de los RPG y los JRPG. Con esto no quiero restarle merito a una franquicia que siempre buscó tener una propia identidad, pero tampoco encontró los recursos para formar parte del mainstream.
En 2015, Tales of Zestiria comenzó a visibilizar algunos cambios, en mecánicas y jugabilidad, que daban una cierta señal de evolución. Un año después, Tales of Berseria supuso una evolución de calidad en comparación a una entrega que solo tenía meses de distancia. Sin embargo, la deuda con un público mucho más amplio y casual siempre estuvo pendiente, pero la llegada de Tales of Arise promete saldar esa deuda, con una de las entregas más ambiciosas y atrapantes de toda su franquicia.
Tales of Arise apoya sus fortalezas en 3 aspectos que se retroalimentan entre sí: un apartado visual descollante, una historia a cuentagotas que logra ocultar sus cartas más impactantes hasta su segunda mitad y sobre todas las cosas un combate completamente enérgico, visceral y frenético.
Teniendo como norte el impacto que supuso Final Fantasy VII Remake, Tales of Arise muestra todo su potencial con 6 personajes jugables diferentes – utilizando hasta 4 por combate – y la posibilidad de realizar devastadores combos, intercambiando las diferentes estilos de pelea de cada uno y combinando con artes astrales para potenciar al máximo nuestro calibre de ataque.
De la revolución a salvar el mundo
Si Tales of Arise buscaba patear el tablero y marcar una huella en el género, no podía descuidar la narrativa y la magnitud de la historia.
No quiero escarbar demasiado en momentos muy puntuales, porque ya antes de la primera mitad del juego hay una serie de revelaciones sensibles que entran en el terreno de los spoilers, pero los primeros compases de la trama sitúan en contexto a dos grandes planetas idénticos, Dahna y Rena, que tras un conflicto bélico el segundo cuerpo astral se terminó imponiendo y esclavizando al pueblo dahniano, para potenciar sus territorios y evolucionar tecnológicamente.
En este contexto, Alphen, un esclavo dahniano que como particularidad sufre de amnesia y no puede sentir dolor, unirá fuerzas con la aliada menos pensada: Shionne, una reniana que tiene poca simpatía por su estirpe y junto al protagonista buscarán derrocar a los 5 lords que gobiernan las regiones de Dahna para liberar al pueblo.
Este objetivo que, a grandes rasgos, se impone al comienzo de la aventura como el gran motor de la historia, es realmente la punta del iceberg en materia narrativa, marcando la cancha de la verdadera ambición que propone Tales of Arise, escalando su trama relevando sorpresas en puntos específicos y los siempre celebrados plot-twist que ponen patas arriba toda la trama.
La construcción de su lore gana fuerza a través de dos aristas. En primera parte, la aparición de NPC en momentos puntuales – la mayoría ubicados en las ciudades o bases – que ofrecen un detallado desglose de respuestas a los principales interrogantes del lore. Hay mucho nombres, regiones y hechos que requieren de ese refuerzo conceptual para no dejar pasar ningún detalle.
Pero también hay una enorme riqueza narrativa en el vínculo que se genera entre los 6 personajes jugables de la historia: Alphen, Shionne, Rinwell, Law, Kisara, Dohalim. Tales of Arise propone conocer más de los protagonistas forjando una relación estrecha entre ellos. Para lograr este cometido, hay varias opciones en el tintero, y la mayoría son opcionales: intercambiar diálogo durante nuestros descansos o incluso ventanas de diálogo con corte de viñeta para hablar sobre temas puntuales durante la exploración. Que sea opcional permite al mismo tiempo dejar a un lado esta vertiente si no tenemos un interés genuino en conocer más de ellos, pero hay un minucioso trabajo de enhebrar las historias y deseos de los personajes, permitiendo un atractivo genuino en toda su narrativa.
Esta decisión trae un peso contraproducente y hay un fuerte desbalanceo en el brillo de los protagonistas contra la poca personalidad de los villanos y sus motivaciones. Ese desequilibrio no permite que la aventura termine de consolidarse narrativamente, y si buscás mantener una historia con más de 40 horas de contenido, es imprescindible que todas las cartas funcionen.
La apuesta de Tales of Arise, al igual que su narrativa, es el choque entre 2 mundos: un corte clásico de exploración de mazmorras y escenarios, cumpliendo quest principales y encargos secundarios, que se fusiona con el combate, momento en que el juego nos pone en situación de combate.
El recorrido a través de una larga cantidad de escenarios (reinos, cuevas, bosques, páramos, ciudades, mansiones gigantes, entre otros) es predominantemente lineal. La mayoría de los planteos propone de recorrer de punta a punta para alcanzar una nueva zona, y desviarnos solo en caso de ir juntando items, farmear personajes o realizar una misión secundaria. Las mazmorras intentan diversificar su geografía, e incluso a veces nos obliga a volver sobre nuestros pasos para activar mecanismos o limpiar el lugar de enemigos, pero tampoco tienen un enorme brillo.
Donde pensé que iba a haber una mayor libertad era en la verticalidad de sus mapas, pero es un recurso que se termina desaprovechando, o al menos no se saca un provecho mayor.
Por suerte, la interfaz del juego es completamente ágil e intuitiva. Los viajes rápidos están a la orden del día y podremos volver con rapidez hacia ciudades ya visitadas o campamentos en territorios con enemigos para completar quest que quedaron pendientes o entrenar a los personajes. Si ya su estructura principal es bastante amplia, todos los contenidos satelitales que complementan la experiencia potencian la propuesta de forma exponencial. Un buen detalle es que, a pesar de su estructura de escenarios se excede de rígida, muchas tareas secundarias que van apareciendo nos exigen un nivel de personaje bastante elevado y queda como un gran pendiente porque sabemos que la recompensa va a valer la pena.
Esta estructura de semi mundo abierto, como decía más arriba, ese corte tradicional de los rpg, brilla cuando el combate dice presente en el juego. Tales of Arise comienza con Alphen y Shionne como el dúo jugable en las primeras horas de la aventura, pero rápidamente se sumarán Rinwell y Law, para que poco más adelante terminen sumándose al squad Kisara y Dohalim.
Está intención de incorporar en bloques de 2 los personajes a nuestro equipo jugable tiene el mismo propósito que la historia: el juego va sumando capas de complejidad a su diseño. Tener 4 personajes disponibles funciona como la experiencia completa en términos de combate, pero cuando ya conseguimos el sexteto y podemos ir rotando, dependiendo nuestra estrategia de juego, podemos definir cuáles son las mejores opciones.
El combate en Tales of Arise es en tiempo real y solo nos permite controlar a uno de los personajes, con la opción de utilizar unas técnicas especiales del resto de los héroes equipados o pausar la partida y switchear de personaje. El abc de su estructura nos permite un golpe básico y 3 técnicas especiales, que varían entre arcanas, de fuerza y otras técnicas que nos permiten elevar al enemigo por los aires; y su clave reside en conectar combos para romper las defensas del enemigo y dejarlos KO.
Estudiar a los enemigos es tan importante como conocer las fortalezas de nuestros personajes. Completar quest y enfrentar enemigos nos otorgan PH, que son tan importante como los puntos de experiencia que permiten levelear a los personajes y aumentar sus stats. Los puntos de habilidad desbloquean, a elección diferentes mini árboles de habilidades que tienen los personajes de forma individual, muy similar al estilo de FFVII Remake. Completar un mini árbol nos ofrecerá un potenciador de forma pasiva, así que distribuir los puntos que vayamos consiguiendo al comienzo marca un poco el rumbo de las habilidades.
El ritmo de los combates logra su cometido cuando no solo nos centramos en atacar, sino también a desplazarnos con velocidad. La posibilidad de contar con un botón para saltar y otro para esquivar complementan la ecuación para lograr batallas frenéticas pero estratégicas al mismo tiempo. El timing para combinar las habilidades especiales de nuestros personajes y crear devastadores combos son la llave hacia el éxito.
El combo, además de dañar al enemigo de forma constante y darle una dinámica más coreógrafica a las botones que pulsamos, funcionar para cargar las barras de remate de cada uno de los personajes que están en combate, y de esta forma lanzar las técnicas más poderosas (que también pueden combinarse con las otras).
Cada personaje tiene una identidad marcada, tanto en la cara narrativa como la del combate. Alphen es el equilibrio entre la fuerza y la magia, y el resto de los personajes se decantará por una de esas aristas. Un dato no menor es que no podremos curarnos como si nada en los combates. Dispondremos de unos Puntos de Curación (PC), un recurso bastante limitado y que se recarga tanto con items específicos como descansados. Cuando estamos en campo abierto no hay problema, porque en el peor de los casos la solución es un viaje rápido a una posada, pero si estamos encausados en una misión dentro de una mazmorra, la situación se torna más compleja.
Un elemento que no quiero dejar de destacar es el apartado visual de Tales of Arise. No solo es la mejor entrega a nivel jugable, sino que ofrece un despliegue que entra dentro de lo mejor que hemos visto en los últimos años. El despliegue artístico se sostiene en cada uno de las regiones que visitamos y la performance visual va de menor a mayor, ya que las primeras fases no permiten disfrutar de todo el potencial artístico que expone Arise, pero en las majestuosas ciudades o el detalle de los bosques hacen una diferencia visual exponencial.
En la versión de PlayStation 5 – que la fue utilizada para hacer esta review – la performance es impecable y el rendimiento completamente optimizado. 60 fps estables, incluso cuando enfrentamos a media docena de enemigos al mismo tiempo – y los tiempos de carga mínimo enmarcan esta experiencia de juego definitiva.
Conclusión
A más de un cuarto de siglo desde su nacimiento, Tales of Arise emerge como el mejor título de la franquicia. Una aventura que no quiere perder la identidad de su saga, y la logra combinar con un apartado visual exuberante y un combate tremendamente adictivo.
Un título que ofrece una enorme cantidad de contenidos y un nivel de desafíos que van de la mano. La saga venía evolucionando con pasos firmes durante las últimas entregas, pero Arise logró dar un salto de calidad en todas sus aristas, coronándose como uno de los grandes exponentes del género.