Después de más de nueve años de desarrollo, Fumito Ueda finalmente presenta The Last Guardian, uno de los títulos más esperados de los últimos tiempos, el cual combina emoción y puzles para intentar deleitar al jugador: ¿Consiguió el objetivo?

Tantos años de espera han sembrado muchas ansias y esperanzas en todos los que esperábamos The Last Guardian. Más para quienes jugamos sus obras anteriores, tanto ICO como Shadow of the Colossus. Y es gracias a esos dos títulos, sobre todo el segundo, que las expectativas eran inevitablemente altas.

Analizar esta última obra de Team ICO puede ser uno de los desafíos máximos de la industria ya que, a pesar de contar con factores objetivos para analizar, la visión sobre si el juego es bueno o no es muy dependiente de la subjetividad de cada uno. Pero claro, acá estamos para traer nuestra visión, en realidad mi visión particular.

La historia de The Last Guardian no es compleja ni rebuscada, sino todo lo contrario. Basta con decir que controlamos a un niño que, junto con su especial compañero, debe escapar de un extraño lugar en donde despertó misteriosamente. Para ello, tendrá que sortear diferentes desafíos que se presentan en el camino mientras consigue relacionarse con Trico, un enorme animal ficticio, mezcla de perro, gato y ave.

¿Es malo que su historia sea tan escueta? En realidad no, es simple pero no importa, la profundidad de The Last Guardian pasa por otro lado. Está en el clima que genera, en ese arte que se respira continuamente y en la relación entre el niño y la bestia.

El principal atractivo dentro del título es Trico. No solo por su imponente tamaño y hermosa apariencia, sino por su comportamiento tan realista y en su demostración de cariño para con el protagonista. Sus movimientos, su curiosidad y su evolución a través del juego serán dignas de la admiración y, como ya pasó en Shadow of the Colossus con Agro, es una criatura con la que nos encariñamos y a la cual recordaremos.

¿Es malo que su historia sea tan escueta? En realidad no, es simple pero no importa, la profundidad de The Last Guardian pasa por otro lado

El clima pertenece a ese particular estilo de Fumito Ueda, que combina sobriedad con emoción y elementos y momentos colosales. Tanto generados por sus enormes entornos como por los movimientos que haremos a través de ellos, controlando tan solo a un pequeño niño.

La falta de dialogo es otro sello de la desarrolladora y, aunque pueden resultar bastante escasos, la elección de que sea relatado por el propio niño es un detalle muy acertado.

Lamentablemente, esos son los únicos puntos positivos realmente sólidos con los que cuenta la obra, en mi opinión por supuesto. Y es que, apostar el éxito del propio a resolver algunos puzles y a conmover trae como riesgo no convencer ni satisfacer a todos.

Por lejos, el apartado más flojo de The Last Guardian es el técnico. En primera medida, se nota que el juego comenzó a ser desarrollado hace años, sus gráficos pobres así lo reflejan y, aunque tiene paisajes estéticamente lindos, para la actual generación se le exige mucho más.

Además, la cámara no ayuda ni un poco en su andar. Es tan tosca que molesta continuamente, tanto en su poca fluidez como en los momentos que falla y se ajusta sola de formas extrañas.

Por lejos, el apartado más flojo de The Last Guardian es el técnico

Por si esto fuera poco, la jugabilidad es de regular para bajo. El personaje tarda en responder a nuestras ordenes y, en más de una ocasión, resultará muy difícil que haga lo que queramos, incluso siendo esto lo que nos lleve a morir sin que tengamos ninguna responsabilidad.

Este fallo también recae sobre Trico, aunque algunos puedan adjudicarle que su falta de respuesta se deba a que “es un animal realista”, en realidad se trata de errores técnicos por los que en más de una ocasión nos agarraremos la cabeza porque no es fiel a nuestras órdenes (más que claro queda en las dos escenas de buceo).

Por otra parte, si Fumito Ueda decidió poner tanto foco en lo estético, también debería haberlo hecho en la variedad. El juego es increíblemente monótono en cuanto a variantes de escenarios. Cuartos enormes de piedra, puentes de madera y algún que otro jardín con pasto y árboles son las únicas diferencias visuales a lo largo de todo el recorrido.

¿Acción? Bueno, no la veremos en esta entrega, al menos no en nuestras manos. Los únicos combates que aparecerán a lo largo de la aventura serán resueltos por Trico. Excepto en alguna que otra ocasión en la cual podremos ayudarlo con detalles, en el resto solo bastará con subirnos a su espalda y esperar a que él lo haga todo.

En cuanto a los puzles, condimento central de entrega, hay varias cosas que decir. Existen quienes hayan disfrutado más del ICO y otros quienes recuerden mejor al Shadow of the Colossus. Este segundo nos obligaba a resolver algunos desafíos pero se centraba en la acción. El primero, al contrario, se basaba en sortear rompecabezas para poder avanzar y, quienes hayan disfrutado de él, se sentirán más identificados con The Last Guardian. En este título no existirá un escenario ni una secuencia en la que no tengamos que resolver un puzle. Los mismos no son realmente complejos, excepto alguno que otro, pero solo resultarán entretenidos para quienes disfruten de resolverlos constantemente, para el resto, como para mí, será un largo y tedioso camino para sortear.

¿Acción? Bueno, no la veremos en esta entrega, al menos no en nuestras manos

Entonces ¿qué podemos decir de esta última creación de Fumito Ueda y Team ICO? Bueno, en primera medida, que no es para todos. Para quienes busquen una experiencia puramente emocional será un gran título, aunque yo sea alguien que se deja conmover por un buen contenido, este no me ha tocado particularmente ninguna fibra de forma muy profunda. A la vez, también deberá gustarles resolver desafíos, puesto que el camino está lleno de ellos.

Para el resto, que busquen títulos con más contenido, quizás con acción u otros factores que le den mayor dinamismo, The Last Guardian no es recomendable.

El juego está bien en varios aspectos y resulta atractivo desde varios lados. Los mismos, pueden quedar opacados por sus errores técnicos y por su estilo tan pero tan particular. En pocas palabras, es un título para el disfrute de paladares muy particulares.

Share.

Como buen geek de raza, sé que cuando muera voy a respawnear. Esta vida la uso para escribir sobre lo que amo.

Leave A Reply

Exit mobile version