Después de años de espera y una enorme expectativa, The Last of Us: Part 2 aterriza con fuerza en el final de PlayStation 4 con una experiencia difícil de olvidar.

“Okay”. La última respuesta de Ellie en The Last of Us marcó el cierre de una historia atravesada por la esperanza, el amor de Joel por una persona que adoptó como su hija de forma involuntaria y un final llenó de simbolismos.

Dicho esto, ¿era necesaria una secuela de The Last of Us? Es común quejarnos de la explotación de las empresas cuando un producto resulta exitoso o redituable. Sucede tanto en el mundo de los videojuegos como en el cine y la televisión. TLOU llegó en el final de Playstation 3, en un 2013 cargado de grandes lanzamientos y aún así se posicionó como el GOTY de ese año. Como si fuese una coincidencia del destino o un claro paralelismo (algo de lo que voy a mencionar bastante en este análisis), The Last Of Us: Part 2 llega en el mismo mes de lanzamiento que su antecesor (después de 2 retrasos, uno por desarrollo y otro por Covid-19) y también en el ocaso de una consola, en este caso PlayStation 4.

El final de The Last of Us fue la culminación de un viaje en el que tuvimos la oportunidad de conocer a Joel y Ellie, 2 personas muy diferentes entre sí pero que tras una odisea plagada de peligros y anhelos, forjaron un vínculo que nació de la necesidad de ambos, en una luz de esperanza que logró mantenernos a todos expectantes hasta los últimos compases y que, de cierta manera, nos permitió entender las razones de esa conclusión que hasta el día de hoy es recordada.

7 años después, Naughty Dog retoma este universo con una historia que no dejará indiferente a nadie, con un montón de decisiones mucho más arriesgadas que en la primera entrega. La desarrolladora tomó el toro por las astas y construyó un relato tan potente como vertiginoso, con personajes que reconoceremos y desconoceremos con una facilidad tan descolocadora desde el momento que agarramos el joystick y comenzamos la aventura.

Y esto es solo a lo que se refiere las cuestiones argumentales. The Last of Us: Part 2 maneja un nivel de realismo pocas veces visto en un videojuego y todo eso se ve reflejado tanto en lo micro como en lo macro de sus aristas.

Los invito a leer este análisis SIN SPOILERS, quizás un poco diferente a otras reviews más tradicionales, pero probablemente es porque no estamos ante una aventura tradicional. TLOU 2 traspasa con fuerza la barrera de los conceptos de un videojuego que solo busca entretener, para dar más de un mensaje que quedará resonando tiempo después de haberlo finalizado.

Un dominó de violencia en un mundo sin piedad

Naughty Dog y Sony han creado un enorme misterio alrededor de la historia de The Last of Us: Part 2. Unos tráilers más crípticos que informativos y declaraciones de los desarrolladores que arrojan más interrogantes a la cuestión. Por decisiones de embargo, tampoco puedo darles muchos detalles sobre lo que sucede en su trama y me parece que es una decisión acertada, porque es un juego en el que realmente el camino que recorremos es donde emerge toda su magia y disfrute.

Lamentablemente, hubo leaks y filtraciones hace algunas semanas que pusieron en jaque todo el trabajo realizado por Naughty Dog. Neil Druckmann, director creativo de la desarrolladora, aseguró en recientes entrevistas que quienes padecieron de estas filtraciones en redes sociales no se preocupen, porque no entorpecen la experiencia y las sorpresas que guarda TLOU 2; y yo quiero suscribir a estas afirmaciones porque una vez que terminada la historia busqué de qué iban estos malintencionados spoilers (y muchos de ellos falsos), y puedo decir que tan solo son una punta del iceberg de todo lo que ofrece el juego en cuestiones narrativas.

Porque no se trata de un simple relato, es una compenetración tan profunda, no solo con Ellie, sino con todos los personajes que forman parte de este universo.

Lo que sí les puedo contar, y que forma parte del lore que adelantó Sony en la promoción del juego, es que The Last Of Us: Part 2 transcurre 5 años después de los eventos de la primera entrega y en donde Ellie se verá envuelta en una situación que la llevará por un espiral de venganza, de odio, de ira acumulada que como una granada, repartirá esquirlas para todos sus rincones, con consecuencias que irán impactando tanto a los personajes como a nosotros. Un hecho que marcará de forma transversal a la protagonista y que desparramará una violencia ciega y desenfrenada, sin un control absoluto de sus voluntades.

Ellie ya no es la inocente adolescente de 14 años que conocimos en la primera entrega y esta secuela nos arroja un personaje mucho más desarrollado, tanto en sus principios como en sus miedos e inseguridades. Una protagonista atravesada por situaciones que no puede controlar y que desatan en ella una erupción de emociones sin control. El salto que ostenta entre ambas entregas es notable y el viaje que realizamos con ella en TLOU 2 nos mostrará facetas nunca antes vistas en su forma de ser

Si TLOU estaba marcado por la esperanza y la luz al final del túnel, The Last of Us: Part 2 es un camino a la muerte, un dominó de acciones violentas en donde el karma es una moneda corriente dentro de la historia. Hasta la más mínima acción tiene reflejada sus consecuencias y los ciclos narrativos del juego se verán afectado por todo lo que sucede.

¿El fin justifica los medios?, ¿somos capaces de todo sin importar las consecuencias? Estas preguntas resonarán constantemente en nuestra cabeza mientras jugamos y es hermosa la capacidad que tiene su narrativa de hacernos dudar constantemente sobre la postura que toman los personajes, donde lo moral y lo ético ya no existen en este mundo arrasado, pero que viviremos muchos momentos de incomodidad gracias a esto.

Hay un fuerte mensaje sobre la violencia en esta historia, y este aspecto será un común denominador a lo largo y ancho de todo el juego. Naughty Dog no tiene problema en escatimar crudeza y realismo, pero también es pragmático al momento de querer transmitir algo más que momentos de entretenimiento. El argumento se te mete entre la piel, sufrís con los personajes, te emocionás, largás alguna que otra lágrima y se te pone la piel de gallina por el vértigo de sus escenas.

Si hay algo que también quiero rescatar de su narrativa es el nivel de sorpresa e impredecibilidad que siembra a lo largo de su más de 25 horas de duración. Cuando creés que su trama toma cierta dirección o podés anticipar lo que se viene, sucede algo inesperado. Más de una vez terminé con la boca abierta o shockeado por las cosas que sucedían y que un juego tenga el poder y la capacidad de inclinarte contra el sillón o tensionarte por sus personajes es algo tan hermoso como alucinante.

Todo este poder narrativo cobra una mayor fuerza por el hiperrealismo de sus imágenes con un nivel de detalle que lo pone en la cúspide de PlayStation 4 y de toda la actual generación de consolas. TLOU 2 no deja de sorprenderte con su potencia visual y unas animaciones faciales que son realmente increíbles. Constantemente queremos dar vuelta la cámara o poner el Modo Foto para ver las gesticulaciones de Ellie y notar el cambio de sus facciones dependiendo la situación que estemos atravesando.

The Last Of Us: Part 2 no solo intenta manifestar mensajes específicos a través de la historia, sino también deja un claro mensaje en la diversidad de sus personajes, que no se sienten introducidos de manera forzada y que aportan una enorme riqueza al color y ambientación de la historia. La sexualidad, los prejuicios y cómo emergen algunos personajes en la trama son temas a los que Naughty Dog no teme involucrarse y quedan explícitos por la naturalidad en la que se presentan.

Durante su cruzada, Ellie cruza sus caminos con 2 grandes grupos que están atravesados por una guerra desde hace años por el control de un territorio. Por un lado, los Lobos o Wolfs (que viene de WLF, a.k.a Washington Liberation Front), una comunidad fuertemente armada, que maneja tácticas y disciplina paramilitar. En segundo aspecto los Scars o Serafitas, una organización que desborda un culto cuasi religioso, desbordado por un fanatismo ciego.

Esta diferenciación, lejos de residir únicamente en el nombre o su apariencia, también se expresa en la filosofía que abordan y su manera de pensar. Hay una introducción de conceptos y premisas, que trazan paralelismos (acuérdense siempre de este concepto) que no vamos a pasar por alto y es muy interesante notar cómo hacen ruido con diálogos o acciones.

Por suerte, hay mucho lore dentro de The Last of Us: Part II para ahondar en cada una de estas facciones, conocer su origen, sus motivaciones y muchos elementos contextuales que iremos recogiendo en las decenas de archivos y coleccionables que abundan en todos los escenarios. La exploración, desde ya, es fundamental para construir el contexto y es unas de las herramientas que tiene el juego para inmiscuirnos un poco más en todo su universo.

Vamos a estar hablando largo y tendido sobre todo el universo enhebrado en esta secuela y la indiferencia es algo que Naughty Dog no se permite para TLOU 2.

La exploración y el combate, bajo el mismo sentido de libertad

Innovación no es una palabra que utilizaría para describir los componentes jugables dentro de The Last of Us: Part 2, ya que de cierta manera mantiene los cimientos y el abc establecidos en su primera entrega: un survival horror con dosis de acción y sigilo en donde la exploración de cada uno de los rincones es fundamental para encontrar los recursos necesarios y progresar en la historia. Esta premisa, sin embargo, es solo una mirada sencilla y superficial de estos aspectos. que se profundizan de forma exponencial para esta segunda entrega de la franquicia.

La progresión del juego maneja escenarios que coquetean con situaciones lineales muy específicas y espacios semi-abiertos en donde podremos explorar a nuestras anchas con total libertad, y siempre dependerá de nosotros el nivel de curiosidad que tengamos para descubrir todos sus secretos.

Naughty Dog viene aprendiendo y sumando elementos de sus lanzamientos y hay mucho de Uncharted 4 y Uncharted: Lost Legacy en parte de sus diseños y estilos al momentos de mostrarnos entornos semi abiertos y elementos de su combate, que se fusionan con todo lo planteado en el primer The Last Of Us.

25 años pasaron desde que la civilización se frenó a causa de la pandemia generada por el hongo Cordycep, y es más tangible que nunca el abrazo de la naturaleza y el abandono de la sociedad en cada uno de las locaciones que atravesamos en nuestro viaje. El nivel de detalle, una vez más, hay que resaltarlo porque permite que nos detengamos en casi todo momento a apreciar el trabajo y la dedicación impuesta por la desarrolladora.

Entramos a una disquería y veremos con una clara nitidez los nombres de los álbumes de música; en los supermercados las etiquetas de los productos que yacen ahí, olvidadas y sin abrir. La vegetación que se abre paso por las ventanas, las paredes y los espacios cerrados. Manchas de humedad constantes y una sensación de abandono permanentes. La mala fortuna de supervivientes que tuvieron un destino trágico al encontrar sus cádaveres con años de olvido entre sus hombros. Hay una vitalidad dentro de su ambientación que hace un contrapeso hermoso con ese aroma a muerte y extinción que respiramos en cada rincón.

Las posibilidades dentro de la exploración de los escenarios solo se verán limitados por nuestro sentido de la curiosidad, ya que una puerta tapeada o cerrada no significa que el lugar sea inaccesible. Un agujero en la pared, una ventana que se puede romper, una abertura en el suelo; hay que revisar hasta el último metro cuadrado con nuestro agudeza de explorador, ya que TLOU 2 tiene un montón de opciones para introducirnos en sus locaciones. Obviamente, mientras más complejo sea entrar a un lugar, las opciones se decantan en 2, que constantemente van de la mano: un loot interesante, y un peligro exponencial.

A veces realmente da pena las situaciones en donde tenemos que correr o las escenas pasan demasiado rápido, porque todo está hecho con un nivel de detalle asombroso y con un denotado amor impuesto por sus desarrolladores. La escena del gameplay presentado por Sony en el que veíamos a la mujer jugar Hotline Miami en la Ps Vita es tan solo uno de los cientos de elementos que componen a esta ambientación. Es por eso también que sus responsables aseguraron que una sola partida no iba al alcanzar para explorar y descubrir todos los secretos que ahondan en The Last of Us: Part 2, y realmente tienen razón.

Los items y elementos del juego tienen otra vez esa ubicación coherente que se ve envuelto en toda esta fidelidad con lo real. No vamos a abrir el cajón de una cocina y vamos a descubrir una escopeta. Revisar estantes y repisas nos llevará a encontrar elementos para craftear lógicos con lo que podríamos ubicar en la vida real dentro de ese ambiente y lo mismo se traslada a los baños, habitaciones, sotanos, living, etc.

Quiero volver a remarcar el concepto de romper el vidrio de una ventana que mencioné un poquito más arriba, porque es una de los grandes elementos que maneja el juego. Destruir un vidrio no solo funciona para abrirnos paso dentro de diferentes entornos, sino que también son una herramienta en el momento del combate. Podemos destruir el parabrisas trasero de un auto para llamar la atención de enemigos y escabullirnos, o disparar a una ventana para distraerlos y atacarlos por sorpresa a posteriori.

Este nivel de realismo es uno de los reflejos más latentes que se perciben cuando el juego pasa a su interfaz de acción. Como en la primera entrega, tendremos que atravesar áreas específicas en el que nos esperan un cantidad x de enemigos. Una vez más, la libertad de decisiones será nuestra herramienta principal para abrirnos paso de la forma que más nos plazca, en entornos que realmente varían de espacios cerrados a manzanas enteras, donde la posibildiad de realizar estrategias se expande enormemente

Podemos sentirnos envalentonados y con los recursos necesarios para abrirnos paso a los disparos limpios, aunque recibamos algunos golpes durante la contienda. Caso contrario, podemos ser una sombra e ir limpiando la zona de forma silenciosa, para luego recolectar los recursos e items que estén desperdigados. O bien hacer un híbrido de los 2 y buscar la estrategia que más nos convenga.

Es hermoso ver cómo el juego va coqueteando constantemente con la idea del cazador y la presa, y qué tan rápido podemos ser una de las caras de la moneda, por la desventaja númerica será una factor constante en casi toda la aventura. El diseño de los escenarios y su estructura facilitan el desplazamiento y los movimientos orgánicos. Si vemos un hueco en la pared podemos meternos; el pasto alto nos deja pasar inadvertidos mientras estemos completamente agachados y hay una mayor verticalidad casi constante, así que también podemos ejecutar maniobras desde entornos elevados.

Atrás quedó ese Joel de la primera entrega que tenía movimientos toscos y poco hábiles; la destreza y la juventud de Ellie quedan reflejadas en la elasticidad de su movimientos y su dinámica para atravesar todo tipo de entornos. Obviamente, su potencia física no es uno de sus mayores atributos y los combates cuerpo a cuerpo lo remarcan de una manera soberbia. Esta vertiente, que ya era cruda en el primer TLOU, vuelve a reafirmar todo su realismo en esta secuela.

Tanto Joel como Ellie comparten que no tienen entrenamiento en artes marciales o dominan conceptos de la lucha, es por eso que los enfrentamientos físicos son rudimentarios y cuasi callejeros. La ventaja numérica, en este caso, es bastante fundamental, ya que si nos vemos acorralados por varios enemigos la situación no será tan sencilla.

La dinámica del combate agrega para TLOU 2 un botón para esquivar (L1) y mantiene el Cuadrado para pegar. Esta simpleza que se ostenta a priori no refleja la vehemencia y el atractivo de esta faceta del juego. Molernos a golpes contra enemigos será una batalla encarnizada y la respuesta de controles es bastante fiel. El esquive funciona casi como un parry, ya que si lo utilizamos de forma incorrecta nos deja bastante expuesto a los ataques enemigos y los patrones no siempre son los mismos, por lo que no es una cuestión de aprender una rutina y repetirla.

El gunplay vuelve a mostrar esa imprecisión infundada de forma consciente, por lo que tendremos que ir mejorando las habilidades. En esta ocasión, serán varios los mini árboles de habilidades, que podremos desbloquear si encontramos unas revistas específicas, centradas en diferentes aristas del personaje. Algunas mejorarán la capacidad de items, otros la precisión y la estabilidad, y otras estarán destinadas a la salud de Ellie.

Las armas, por su cuenta, también se pueden upgradear como en el juego anterior, y tendremos que elegir sabiamente a dónde destinar los recursos, tanto en la habilidades como en la mejoras, porque no encontraremos cantidad suficiente para potenciar todo

Es realmente fascinante la cantidad de posibilidades que se nos permite realizar en cuestiones de estrategia al momentos de plantarnos contra enemigos. Además de las diferentes armas que obtenemos, también tendremos a disposición diferentes elementos arrojadizos y trampas que suman nuevas opciones al momento de abrirnos paso en los escenarios. El silenciador para la pistola es una de las grandes incorporaciones y permite atacar a distancia para mantenernos ocultos.

Podemos tener un montón de alternativas respecto a lo que puede hacer nuestro personaje, pero esto no tendría un factor de divertimento tan claro si no fuese también por la IA de los enemigos, que suman al nivel de desafío dentro del juego. Hablan entre ellos, tienen patrones de movimiento aleatorios y son realmente impredecibles. Eso claro, cuando todavía no se alarmaron de nuestra presencia. pero si eso sucede la inteligencia de estos personajes por suerte no decepciona. Intentan flanquearnos, buscan la forma de hacernos salir y no son un blanco fácil.

Los enfrentamientos con humanos tienen una complejidad en su ecuación, con la introducción de los perros, que detectan nuestro olor y son una verdadera preocupación si nuestra intención es pasar lo mayor desapercibido posible.

Claramente, los infectados no podían faltar dentro de The Last of Us: Part II y las dosis de terror que logra transmitir están fuertemente captados casí exclusivamente cuando tenemos que lidiar contra las diferentes evoluciones. Los Chasqueadores (Clickers) tienen el oído más agudo que nunca y tendremos que hacer valer la sensibilidad del stick de movimiento para ser una seda desplazándonos.

Los Corredores (Runners), que son los que reflejan la primera etapa de la infección, serán la moneda corriente dentro de los enemigos de esta clase pero su nivel de peligrosidad aumentó drásticamente en comparación a la entrega anterior y tendremos que ser mucho más cuidadosos cuando nos enfrentamos a varios de ellos a la vez.

Después, Naughty Dog se guardó algunas sorpresitas en su “bestiario” pero quiero resaltar un tipo de criatura en particular, que viene en sintonía con el nivel de IA que manejan los enemigos humanos. Hablo de los Acechadores (Stalkers), este infectado que tiene una mutación entre el Corredor y el Chasqueador. Un enemigo que es consciente de nuestra presencia y nos espía, escondidos, esperando su momento para atacarnos. Lo particular de esta clase de criaturas es la disciplina que manejan para moverse y esperar el momento preciso para abalanzarse contra nosotros.

Claro está, que cuando las diferentes clases de infectados conviven en un mismo entorno tendremos que ir rotando de estrategias para sobrevivir con la menor cantidad de rasguños posibles.

Una de las cosas que rompía la inmersión dentro del primer TLOU era que, mientras manejábamos a Joel, los enemigos pasaban por delante de Ellie y si a nosotros no nos detectaban, no pasaba absolutamente nada. En esta ocasión, iremos acompañados en varias tramas de la historia por lo que también tendremos enfrentamientos. Este problema realmente persiste pero el juego logra disimularlo aumentando el nivel de inteligencia de nuestro aliado en cuestión, que se mantendrá escondido con mayor prudencia e incluso atacará enemigos si se siente amenazado.

Hablé de exploración, de las posibilidades del combate, de los atributos de enemigos. The Last of Us: Part 2 logra que todos estos elementos no sean islas separadas dentro de un enorme archipiélago sino que hay una conjunción orgánica en la que todo está enhebrado y vinculado.

Todo funciona de una forma tan natural que asombra la coexistencia constante que hay en cada uno de sus elementos. Muchas de las situaciones que se nos anteponen en esta aventura se desarrollan de forma natural, como los enfrentamientos entre los miembros de diferentes facciones o humanos e infectados, en donde nuestro nivel de intervención determina quién sale victorioso. Sí, hay ciertos aspectos que son completamente scripteados y que forman parte de esta inmersión, pero todo está fundido de forma tan orgánica que pasamos de testigos de la situaciones a protagonistas en cuestión de segundos.

Potencia gráfica y una banda sonora sobresaliente

Que The Last of Us: Part 2 llegue en el final de esta generación no es ninguna casualidad. Estamos ante el mejor exponente audiovisual que presentó PlayStation 4 hasta la fecha, el juego que logró sacarle todo el potencial a la consola, algo que se ve reflejado en el enorme trabajo artístico que hay impuesto en cada uno de sus rincones.

Más de una vez quedé obnubilado por cómo el juego entra por los ojos de una forma catártica. Hay tanto para observar, para prestar atención, no solo en los pequeños detalles, de los cuales podría pasar horas ejemplificando, sino también en lo macro. Imponentes edificios cubiertos de una vegetación nítida y llena de cólores. El paso de la naturaleza por construcciones derruidas o calle que son un cementerio de autos oxidados galopante.

Las animaciones faciales, algo con lo que nos habíamos sorprendido en sus avances promocionales, son realmente alucinantes. Lamenté en más de oportunidad tener a los personajes de espaldas porque nos estamos perdiendo de toda la magia de sus expresiones. Ellie transmite un caudal de emociones tan amplio con sus caras, que a veces ni es necesario que hable para entender lo que está atravesando, y esto se refleja en el resto de los personajes. Por suerte, el Modo Foto está ahí para salvarnos y deja observar con mayor detenimiento la complejidad de estos conceptos.

El nivel gráfico llega a ciertos puntos en el que las cinemáticas se confunden con elementos ingame. No hay problemas de texturas ni hay bajones de rendimiento. The Last of Us: Part 2 coquetea constantemente con los juegos next-gen y sienta un precedente en la arquitectura audiovisual de los juegos AAA.

Un detalle no menor dentro del rendimiento del juego es cómo corre en la PlayStation 4. Este análisis lo realice en mi PS4 Pro y en ningún momento la consola hizo ruidos exorbitantes, como sí me sucedió en otros títulos como Final Fantasy VII o God of War, en donde tenía una turbina de avión en los momentos de mayor demanda.

El trabajo de voice acting vuelve a estar a la altura de las circunstancias, sumado obviamente a todos los sonidos ambientes, que van desde los disparos de las armas hasta el sonido de los Chasqueadores en el fondo de un pasillo. Pero quiero resaltar por sobre todas las aristas la potencia que una vez más logra canalizar Gustavo Santaolalla con su banda sonora. El compositor argentino logra un conjunto de melodías cargadas de una emoción y un dramatismo que están colocadas en los momentos correctos, acompañando la crudeza de la historia.

Otros de los conceptos que no puedo dejar de mencionar es su amplio nivel de accesibilidad, quizás uno de los más complejos y detallados que jugué en mi vida. Esta accesibilidad no solo se limita a las cuestiones de dificultad, sino también a la interfaz visual y sonora, con modificaciones que van destinadas a problemas de vista, audición o motricidad. También podemos modificar todo el esquema de controles de forma libre, asignando los botones de la manera que nos resulte más cómoda.

Conclusión

No puedo describir a The Last of Us: Part 2 como una secuela superadora, porque no solo es eso: estamos ante una verdadera obra maestra. De esas joyas que no suelen aparecer a menudo pero una vez que llegan no se olvidan jamás. Hay una arriesgada toma de decisiones por parte de de Naughty Dog que funcionan de forma magistral para que en ningún momento estemos un paso por delante de la narrativa. Podemos seguir discutiendo largo y tendido sobre si había necesidad de hacer una secuela, pero una vez que jugamos esta aventura todas las dudas se disipan por completo

Un viaje emotivo, cargado de melancolía pero también marcado por la violencia, la ira, y el peso de nuestras acciones. El dilema interno por lo que estamos jugando nos atravesará una y otra vez; haciendo que cada paso que damos en la trama sea más complejo y definitorio, replanteando todo lo que veníamos. El ritmo no decae en ningún momento y su ecosistema logra convivir entre la acción y la narrativa para que nunca perdamos el interés, tanto en la historia como en disfrutar de las mecánicas del juego.

La espera se hizo larga, pero The Last of Us: Part 2 es un candidato que tiene todas las fichas puesta para convertirse no solo en juego del año y en uno de los títulos insignia de PlayStation 4, sino en una de las mejores experiencias de la industria de los videojuegos.

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De chico soñaba con ser un Jedi. De grande también.

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