Teenage Mutant Ninja Turtles: Shredder’s Revenge es simple, adictivo y funcional. Un beat ‘em up que sabe lo que quiere y puede dar.

Las Tortugas Ninja y los juegos beat ‘em up son dos universos compeltamente distintos, pero ambos supieron brillar y hacerse mundialmente conocidos durante finales de la década del ’80 y ’90. En más de una oportunidad, ambos “universos” coincidieron en videojuegos de las tortugas.

El primer título que debutó en la saga, por 1989, tenía una fórmula más ligada a la aventura plataformero, pero después Las Tortugas Ninja 2, 3, 4 y el conocido título arcade de los fichines, siempre todos bajo la metodología “yo contra el barrio”, la mecánica que mejor le ha funcionado a la franquicia.

23 años después de aquel aterrizaje en el plano gamer, DotEmu y Tribute Games no modifican un ápice de esta fórmula ganadora y consigue con Teenage Mutant Ninja Turtles: Shredder’s Revenge un revival de una franquicia que venía bastante dormida, y lo hacen en el terreno que mejor se siente cómodo.

Un beat ‘em up 100% tradicional, sin muchas vueltas de tuerca y un concepto súper claro: llegar del punto A al punto B eliminando a todos los enemigos que se crucen y enfrentando un boss al final del camino. Una entrega divertidísima, fácil de jugar y con varias opciones de dificultad que se ajustan al desafío que buscamos.

 ¡Cowabunga!

Uno de los principales aristas por TMNT: Shredder’s Revenge es el mimo y dedicación en todo el trabajo que hay en toda la composición del juego. Estamos ante una aventura relativamente corta en comparación al promedio de los títulos actuales – hablamos de 16 misiones que se pueden completar en menos de 3 horas -, pero que en el diseño de los personajes, la presentación de los enemigos, la ambientación de los niveles y los guiños que hay para coleccionar o como elemento audiovisual enaltece cada uno de los puntos.

Si sos un fan de las Tortugas Ninja como ellos de la pizza (o al menos les tenés una cierta estima), vas a tener un revival de tu infancia por la cantidad de elementos que florecen en pantalla, desde la delicada intro, hasta las pequeñas cinemáticas que intervienen entre los niveles, pasando también por los objetos que podemos encontrar o personajes que interactuamos. Todo está emplazado para que sea una verdadera fiesta visual, donde el enfoque pasa por derrotar a todos los enemigos que se crucen, repartiendo golpes a diestra y siniestra.

Son 6 los personajes jugables desde el comienzo (Leonardo, Rafael,Donatello, Miguel Angel, Abril y el Maestro Splinter), y luego se suma Case una vez que completemos la historia. Cada uno de ellos tiene su estilo de juego marcado (segmentado por poder, alcance y velocidad) y con el control en las manos la ejecución de las diferentes técnicas y opciones es muy simple.

Tenemos un golpe básico, un agarre, un super ataque, y variantes entre estas bases – como super ataque aéreo, esquive y golpe, patada aérea, golpe recargado, entre otros – y no hay sorpresas en su dinámica. Cada uno de los niveles mantiene una lógica similar, en donde diferentes tipos de enemigos se cruzarán en el camino para que nosotros los ajusticiemos. Incluso sumaron de los clásicos títulos de SNES un par de misiones en donde vamos encima de las tablas voladoras.

Cada uno de los personajes cuenta con su propia progresión, dividida en 10 niveles, y a medida que vamos progresando aumentarán algunos stats puntuales, la vida, pero también se desbloquean algunas variantes dentro de las habilidades especiales. Esto, de forma indirecta, también le inyecta una suerte de rejugabilidad a una propuesta que solo tiene dos modos de juego.

Al margen de su modo historia, mucho más permisivo (vidas que se recargan al comenzar cada nivel, continuaciones infinitas y la posibilidad de repetir niveles para aumentar de nivel), contamos con un modo arcade, bien vieja escuela, en la podremos pasar toda la aventura de un tirón y con vidas limitadas.

La riqueza y máximo disfrute del TMNT: Shredder’s Revenge enaltece también por qué los beat ‘em up son inoxidables ante el paso del tiempo: jugar con amigos de forma cooperativa transforma la experiencia por completo. Para esta ocasión, DotEmu provee un modo multijugador tanto local como online, que permite hasta 6 personajes en simultáneo. Para la versión local solo necesitamos una cantidad de joystick acorde al número de jugadores, y para lo que es el online podemos conectarnos para sumarnos en alguna misión específica o abrir una sala para que se sumen otras personas a la contienda. Un detalle que le resta al multijugadores es que solo hay crossplay entre las versiones de Xbox y PC, mientras que PlayStation y Nintendo tienen servidores individuales.

Corriendo a un costado la ambientación, el nivel de desafío y la nostalgia, ¿cuál es el ingrediente infaltable en un beat ‘em up? La respuesta de los controles y por suerte en esta receta ese ingrediente no falto. Los movimientos están muy bien aceitados, con un timing instantáneo para ejecutar principales el esquive y los golpes de forma sincronizada, clave cuando la pantalla se llena de enemigos.

Le podemos reclamar una pizca más de contenidos, pero TMNT: Shredder’s Revenge logra tan bien lo que se propone que incluso no logra volverse repetitivo en la extensión de su historia. Cada uno de los niveles es una locación distinta, con un cuidado en las animaciones y su diseño pixel art que nunca falta, todo esto complementado con una banda sonora que funciona sobre rieles.

Conclusión

Teenage Mutant Ninja Turtles: Shredder’s Revenge es ese juego que nunca te va a dejar en banda. Una propuesta espectacular para cuando te juntás con amigo y quieren volver a los viejos hábitos de los beat’ em up noventosos y el arcade, ahora con la posibilidad de ser una media docena de jugadores en simultáneo repartiendo patadas.

Lejos de las frases hechas como “una carta de amor a los fans”, TMNT vuelve al mundo de los videojuegos después de muchos años de ausencia – la última aparición fue en 2017 en Injustice como personaje DLC – y lo hace con una propuesta robusta, medida y que sabe cuáles son sus propias limitaciones. Lo que está garantizado es que la vas a pasar muy pero muy bien.

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De chico soñaba con ser un Jedi. De grande también.

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