Torchlight III es una nueva entrega de este steampunk rpg que presenta algunas cartas interesantes sobre la mesa, pero ninguna para hacer avanzar a la franquicia.
Dentro de todos los hijos de Diablo que hemos disfrutado a lo largo de los últimos 20 años, Torchlight ha sido una de las franquicias que logró capitalizar la esencia para ir por su propia dirección, con algunas características que han popularizado sus 2 primeras entregas desarrolladas por Runic Games.
Una estética steampunk, un online sólido, una dinámica de habilidades interesantes y un variopinto sistema de clases de personajes y habilidades. 8 años después, llega Torchlight III, ahora a cargo de Echtra Games (fundada por Max Schaefer, uno de los creadores de la franquicia), que si bien logra presentar ciertas cartas nuevas a su propuesta hay una sensación de poca ambición al momento de atravesar cada uno de sus escenarios y sus quest.
Las innovaciones no solo son comparadas con los action rpg per se, sino también con la propia franquicia, con una tercera entrega que apuesta más por ir a lo seguro, manteniéndose en las reglas y conceptos de los 2 Torchlight anteriores que salir de la zona de confort para mostrar nuevas aristas.
Una aventura que se pierde en la monotonía de acciones
Torchlight III hace un corte argumental para desprenderse de los eventos de la anterior entrega y de esta forma invitar a nuevos jugadores a sumergirnos en este universo, en un lore que queda rápidamente en segundo plano con una historia repleta de cliches y puntos en común.
100 años después de los eventos sucedidos en Torchlight II, Novastraia se encuentra invadida por un popurri de criaturas, bestias, y demonios liderados una vez más por los Netherim. Obviamente, nosotros encarnaremos a ese héroe que se encargue de limpiar todo el territorio para brindar la paz al reino.
Torchlight III arranca directamente al hueso, con un desembarco nuestro en el reino para salvar la primera gran ciudad y desde ese momento no suelta el acelerador en ningún segundo. Su lore queda en segundo plano, con algunos textos que encontramos diseminados y contados diálogos que suceden al completar las quest principales, pero más allá de eso no hay una profundidad ni una inmersión que aporte mayor color a una narrativa que está impuesta en determinados momentos únicamente para dar un marco a nuestro progreso en la aventura.
Obviamente, antes de poner un pie en Novastraia tendremos que elegir una de las 4 clases disponibles – Forjado, Tiradora de Precisión, Maestro Maquinista y Mago Crepuscular – acá dónde la propuesta de Echtra Games saca a relucir su potencial. Los tipos de personajes están bien diferenciados no solo por su apariencia física sino por el arquetipo de sus skills.
El Maestro Maquinista, por ejemplo, puede invocar trenes que siguen nuestros pasos para llevarse por encima a todos los enemigos, o sencillamente potenciar nuestras estadísticas. El Forjado, con quien realicé la aventura para este análisis, me pareció el más atractivo no solo desde su estética sino desde su arco de técnicas, que van desde usar armas de mano o un poderoso cañón incustrado en su pecho. Torchlight siempre tuvo como cualidad principal esa inyección steampunk en sus diseños y realmente en esta tercera entrega saca a relucir los escenarios más vistosos y los personajes más elocuentes.
Una de sus novedades principales llega cuando elegimos al personaje, ya que además de tener sus técnicas preestablecidas nos permitirá elegir una de las 5 reliquias disponibles que nos agrega un nuevo “árbol de habilidades”, cada una vinculada a un elemento en particular. Hielo, fuego, electricidad, sangre y veneno. Lo que más me gustó de este agregado es que de cierta forma inyecta versatilidad al personaje y al momento de sumarnos a expediciones online los personajes tengan elementos diferenciadores.
Por ejemplo, la reliquia con atributos de sangre debilita a los enemigos pero también cuenta con técnicas que nos recuperan la vida por golpe, algo que se contrapone con la reliquia de fuego, que tiene técnica más potentes y vinculadas al daño continuo.
Desde ya, la aventura no puede comenzar sin antes elegir a nuestra mascota, un elemento distintivo de Torchlight y que vuele a decir presente en esta aventura. Ya sea con un búho, una alpaca o un Golden Retriever (después se irán habilitando otras criaturas), este sidekick no solo nos ayudará a llevar más ítems, sino que se vuelve un aliado en combate con sus potenciadores pasivos o sus discretos ataques, al mismo tiempo que también es un imán para los enemigos y sacarnos el foco de la tensión.
Dividido en 3 actos, Torchlight III no tarda en mostrar otra de sus principales novedades tras avanzar en las primeras áreas del juego: la construcción de nuestro propio fuerte. No solo tiene una función estética, en el que podremos decorarlo con un buena variedad de items, sino que además podremos forjar items, redistribuir skill points, cambiar nuestra mascota. Pero también será un punto de encuentro con otros jugadores para tradear items y ostentar todos nuestros logros y trofeos. Hay una buena dosis de opciones, así que si la decoración de interiores está entre sus hobbies pueden estar entretenidos un largo rato.
El problema con Torchlight 3 no reside en su jugabilidad, que mantiene la dinámica impuesta por los exponentes de este género, ni por el desafío de los enemigos, que ostenta un bestiario variado y definido por su estética cartoon característica, ni por las armas que podemos equipar a nuestro personaje. El conflicto que tiene el juego es que nunca termina de despegar, hay un modus operandi que se repite hasta el final de su aventura, todo compuesto por un mapa muy lineal que solo nos obliga a volver hacia atrás cuando nos tienen que asignar una nueva quest o queremos vender items.
Ese cíclo de avanzar, matar y encontrar loot consolida una monotonía que se despliega durante toda la aventura. De hecho, corta gran parte de la parcial libertad que tenía Torchlight II en sus escenarios. Las sidequest casi que brillan por su ausencia, con pocas misiones secundarias que nos obligan a encontrar un item o derrotar a un enemigo de elite. Si no fuera porque tiene 4 personajes nuevos para elegir, hay momentos en que su jugabilidad y dinámica recuerdan mucho a la anterior entrega, algo que le saca todo el brillo a un juego que tiene 8 años de distancia.
¿Es un juego que cumple con los requisitos del género? Desde una mirada superficial sí, hay muchas áreas para explorar, una buena variedad de armamento con un nivel de desafío que se complementa con 5 dificultades diferentes. Un action rpg que tiene el abc del género incrustado y se alimenta su motor con estos recursos, pero hay una redundancia predominante y una falta de ambición que nos deja un sabor amargo en una franquicia que no avanzó ni un paso hacia adelante en un momento en el que hay muchos exponentes del género, que buscan aportar su elemento diferenciador.
El online, para hasta 4 jugadores en co-op, es esa cuota salvadora que puede ofrecer otro atractivo al juego. La aventura con amigos tiene otro disfrute y quizás rompa por momentos esa monotonía impuesta en un solo jugador.
Conclusión
Después de 3 entregas, Torchlight está en el mismo casillero que hace 8 años. Una aventura que ofrece algunos matices nuevo pero que en ciertos tramos se percibe más como un spin-off o un Torchlight 2.5. No avanzar hacía adelante le termina pasando factura para los veteranos de la franquicia y también para los nuevos jugadores, que encontrarán un action rpg colorido gracias a su estilo característico, pero con una falta de profundidad que nos deja un sabor amargo y repetitivo cuando progresamos algunas horas en la aventura.
En un género con tantos exponentes, te arriesgas a quedar desapercibido por falta de ambición. Torchlight 3 no está mal, desde luego que a nivel jugable y contenidos nos garantiza muchas horas de exploración y looteo, pero no hay nada especialmente llamativo que nos incite a meternos de lleno en esta propuesta y eso es un factor que le juega enormemente en contra.