Una aventura gráfica de corte clásico viaja desde PC hasta las consolas para llevarnos a un pequeño pueblo alemán en el que extrañas cosas suceden.
El equipo de Btf, un estudio formado por expertos en maquetismo y fotografía, junto a Headup Games han decidido dar el salto desde el ordenador hasta las consolas de sobremesa con una aventura gráfica con todo el estilo de la vieja escuela, que nos invita a resolver puzles para avanzar a través de una aventura en la que la ciencia ficción y los coloridos personajes son el eje de todo lo que ocurre.
Trüberbrook nos pone en la piel de Hans Tannhausser, un físico cuántico que gana un viaje a un tranquilo pueblo alemán que lleva el mismo nombre que el juego. Allí se dispone a pasar algunos días tranquilos mientras continúa trabajando en su investigación, pero la paz se rompe cuando es asaltado por un hombre que parece venir de otra dimensión. A partir de allí Hans descubrirá que el pacífico pueblo y sus habitantes esconden oscuros secretos.
Un pueblo tranquilo, como el ritmo del juego
La premisa de Trüberbrook resulta más que interesante y los primeros compases de esta aventura gráfica se construyen con gran interés. Dar los primeros pasos por el pueblo alemán se siente muy bien, sobre todo por la atmósfera que genera el lugar. Luego llega el momento del quiebre, el primer hecho extraño ocurre y de la mano del protagonista entramos en una especie de juego detectivesco en el que la intriga es el primer valor. Así transcurre la primera parte del juego, pero conforme avanzan los hechos el interés empieza a disminuir.
No nos malentiendan, siempre estamos ansiosos por saber qué es lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, pero por momentos el ritmo de la aventura se torna tan lento que acabamos perdiendo las ganas de jugar y solo ansiamos ver el final. Lamentablemente, cuando esa esperada conclusión llega a nuestras manos está lejos de ser todo lo que podíamos llegar a imaginar. El final no es malo, pero esperábamos encontrarnos con algo mejor, a la altura de todas las expectativas que se nos fueron generando o al menos que nuestro personaje tenga un rol más importante.
A fin de cuentas, los personajes acaban siendo uno de los pocos atractivos que se mantienen en el tiempo. Los habitantes del pueblo, el protagonista, Gretchen y Lazarus son los que dan color a una historia que por momentos se vuelve demasiado aletargada y nos invita a bostezar.
Estos rompecabezas no rompen nada
Como toda buena aventura gráfica, la mecánica principal para avanzar es la resolución de puzles, sin embargo el equipo de Btf ha fallado prácticamente en todo a la hora de crearlos. En principio deducir qué es lo que tenemos hacer es demasiado poco intuitivo y una vez que lo hemos entendido, debemos limitarnos a recorrer cada una de las partes del mapa mientras tocamos todo hasta que encontremos los objetos que nos sirven para seguir adelante. Usar nuestro ingenio será algo que quede para la próxima, porque en el juego pasamos más tiempo recogiendo elementos que pensando en cómo usarlos.
A la experiencia tampoco le ayuda demasiado el paso a consolas, ya que claramente Trüberbrook ha sido pensado como un point and click que se debe sentir mucho más cómodo con mouse. Con el joystick en mano se suele tornar tedioso desplazarnos, sobre todo con una configuración de controles por defectos que podría haber estado mucho mejor seleccionada.
Un estilo visual único
Trüberbrook alcanza su punto más álgido cuando nos detenemos en el apartado audiovisual. Antes les mencionamos que el equipo de desarrollo de Btf está conformado por expertos en maquetismo y fotografía, por lo que nos encontramos ante un juego en el que todo fue completamente hecho a mano (con materiales de verdad) y digitalizado mediante fotometría. Esto le da al juego una estética única, increíblemente hermosa que además se fortalece de un gran gusto en lo que a diseño se refiere. Todos sus personajes son increíbles, pero los escenarios se convierten en el gran valor como pueden ver en todas las capturas que hemos puesto en este análisis.
A nivel audio esta aventura gráfica también está a la altura, con un sonido ambiente muy bien conseguido y con una banda musical que acompaña bien en casi todas las ocasiones. También se agradece que se pueda jugar en alemán (con subtítulos en español), ya que ayuda mucho a la hora de sumergirnos en los hechos.
Trüberbrook, el veredicto final
El equipo de Btf y Headup Games han creado una aventura gráfica que mantiene el estilo de la vieja escuela, con una premisa que resulta más interesante en la primera parte que en su desarrollo o en el desenlace. Aunque sus personajes dan color a la historia, por momentos el ritmo se pierde y son esos momentos en los que comenzamos a querer que la cosa termine.
Más allá de esto Trüberbrook tiene sus buenos ratos y a pesar de cocerse a fuego demasiado lento, consigue mantenernos atrapados con su temática hasta el final. Si a esto le sumamos un acabado audiovisual sobresaliente, es una experiencia que los fanáticos del género conseguirán disfrutar.