La longeva franquicia se expande nuevamente con Warhammer: Chaosbane, un clon de Diablo pero más accesible para novatos de los action-rpg.
La historia de los ARPG de cámara cenital tuvieron un antes y un después del arribo de Diablo. No hace falta enumerar las virtudes de la franquicia de Blizzard para dejar en claro todos los juegos que intentaron imitar sus mecánicas e incluso ambientaciones.
Warhammer: Chaosbane, la nueva propuesta de BigBen Interactive y desarrollada por Eko Software, no intenta disimular ni un poco su influencia de Diablo pero sí logra pasar desapercibida las limitaciones técnicas que pueda presentar una aventura de estas magnitudes, imponiendo además todo el atractivo que tiene su amplio universo
Chaosbane es un título accesible para los que nunca se introdujeron en el género gracias a su simple jugabilidad y su amplio abanico de dificultades con hasta 10 niveles distintos.
Salvando el imperio de una poderosa hechicera
Antes de dar inicio a cualquiera de las opciones del juego, Warhammer: Chaosbane nos ofrece un prologo para contextualizar la historia y de paso no dejar desorientados a los que desconozcan de la franquicia.
La narrativa arranca contando el fin de una serie de guerras que habían devastado a los reinos y que dejaron a Magnus como el líder emergente que salvo de la destrucción al mundo. Pero la paz dura instantes, ya que una hechicera lo atrapa en un poderoso hechizo, sembrando las ciudades de peligrosas criaturas.
Ahí entramos en acción nosotros, con uno de los 4 personajes jugables (un caballero, un mago, un enano que funciona como berserk y una elfa del bosque), para comenzar nuestro periplo, después de una confusión fugaz en la quedamos involucrados como sospechosos del atentado contra Magnus.
En cuanto al lore que se desarrolla a posteriori, cada personaje cuenta con su propio desarrollo y estructura narrativa. Sin embargo, toda la contextualización de la historia es bastante pobre, ya que solo avanzamos sobre la misma y conocemos más sobre ella cuando nos encargan las misiones principales del juego, que dicho sea de paso es otro de los déficit de Warhammer: Chaosbane. Ya de por sí es complejo buscar diversidad en los arpg cuando en la mayoría de las quest se resuelven derrotando oleadas de enemigos, pero la propuesta de Eko Software no solo carece de diversidad de enemigos, sino también de escenarios. El juego, dividido en 4 capítulos, solo varía sus locaciones una o dos veces por capítulo, haciendo por momentos que se torne monótono por la ausencia de escenarios o situaciones épicas (es muy difícil evitar las comparaciones con Diablo).
El juego divide su esquema en 2 partes bien segmentadas. Por un lado la ciudad en la que nos asentamos, donde nos asignan la misión y también el mercader al que le podemos vender los recursos que no nos sirven para obtener beneficios a cambios. El segundo esquema es la mazmorra/zona donde realizamos la quest. Acá no hay ningún tipo de exploración desde el punto A hasta el B. Una vez que tenemos la misión seleccionada y avanzamos hacia la salida dentro del asentamiento, el juego nos transporta directamente hasta el lugar donde tenemos que eliminar a docenas y docenas de enemigos para cumplir el encargo. Esto si bien es un buen recurso para omitir las falencias técnicas, también le quita un poco de encanto a la dinámica del juego, haciendo bastante repetitivo su jugabilidad, que tampoco se ve favorecida por sus monótonos escenarios.
Moldeando a nuestro héroe
La progresión del personaje que elijamos mantiene los estándares tradicionales de los RPG, pero Eko Software busco matizar en ciertos aspectos para dejar su huella en el sistema de personalización. No hay puntos de stats para subir a recursos como vitalidad, fuerza, o defensa sino que todas estas variables quedan impuestas en las vestimentas y accesorios que equipamos, que además varían sutilmente nuestra estética. Los accesorios cuentan con su nivel de rareza (dejando los objetos más raros para las sidequest) que se van looteando según el héroe que hayamos elegido. Por ejemplos, si jugamos en solitario no caerán hachas que utiliza el enano si llegamos a jugar con el mago, y así.
En cuanto a los puntos de habilidad, se van sumando en 2 contadores diferentes que se distribuyen en habilidades activas/pasivas, mientras que el segundo es un árbol donde hay potenciadores de estadísticas y al mismo tiempo las técnicas más poderosas del personaje. Las primeras tiene una distribución por cantidades. Es decir para usar ciertas habilidades tendremos que destinarle cierta cantidad de PH (casi siempre en múltiplos de 4 o 5, esto quiere decir que las habilidades suelen costar 4, 8, 12 y 5, 10 y 15 puntos, respectivamente).
Cada personaje cuenta con sus propias habilidades únicas y eso es un punto destacable. El problema reside en que el sistema elegido es un tanto atareado, teniendo que cambiar constantemente las skills equipadas para ir probando cuál nos conviene más, haciendo matemáticas para terminar diagramando la cantidad correcta de puntos de habilidad conseguidos hasta el momento.
Mejor en compañía
Warhammer: Chaosbane cuenta con la posibilidad de jugar tanto online como cooperativo local, algo no tan habitual en juegos del género, que suelen siempre apoyarse en la primera. Y realmente habilitar esta posibilidad tiene sentido, porque el gran disfrute de esta aventura se consigue de esta manera, además de que combinar las habilidades de los diversos héroes funciona de manera ideal para afrontar las oleadas y oleadas de monstruos que acechan en todas las misiones.
Técnicamente muy logrado
Puede haber una carencia de originalidad en muchos de sus planteos y una repetición abundante de enemigos y locaciones, pero Eko Software lográ compensar estas falencias con un apartado técnico muy convincente, y fluido, además de un trabajo audiovisual muy logrado. La banda sonora acompaña muy bien cada uno de nuestros periplos y las voces son correctas. El nivel de detalle en las criaturas no es el más vistozo y mucho menos el de los héroes, que terminan siendo a fin de cuenta bastante genéricos. pero el trabajo en los escenarios y los colores utilizados son más que correctos.
Conclusión
Warhammer: Chaosbane no es la primera opción que te daría si me estás recomendando un Action Rpg de perspectiva cenital, pero no por eso es un mal juego. Todo lo contrario, con una duración de cada campaña que oscila las 13 horas y una expansión de contenidos ya anticipada por BigBen Interactive, es una opción más que recomendable si querés seguir ahondando en el género, mucho más si tenés ganas de compartir la experiencia con un amigo.