No hay con qué darle. Wario es el indiscutido amo de los microjuegos a caballo de los sensores de movimiento. WarioWare: Move It! no es otra cosa que la demostración de una fórmula con absoluta vigencia.
Hace mucho tiempo, cuando Sonic todavía era competencia para Mario y las limitaciones técnicas de los 8 y 16 bits eran o barrera o excusa para sorprender a los jugadores, Nintendo dio a luz al doppelgänger, la versión malvada del plomero mascota de la compañía. El año fue 1992 y el juego Super Mario Land 2: 6 Golden Coins, donde este personaje bautizado con un juego de palabras entre la inversión de la M de Mario (literal) y una palabra japonesa para el mal antagonizó con el hombre de gorra roja, iniciando así su propia trayectoria. Su vestimenta amarilla obedecía a las posibilidades técnicas del Game Boy sellaron su identidad como figura ridículamente divertida, como si lo absurdo fuese un distintivo en su concepción.
Tres décadas después, Wario no solo encontró su lugar en cuanto juego festivo de su frienemy (Party, Kart, Strikers, etc.) sino que fundó sus propias franquicias de juegos y universos (sí, el plural es adrede). La saga Wario Land había demostrado que el Evil Mario no tenía nada que envidiarle a su anverso en el terreno de los plataformeros. Nintendo Switch aun adeuda un regreso de esta saga, pero no precisamente ésta la que nos convoca esta reseña. Aquí celebramos la continuidad de los más absurdos microjuegos (mini sería un exceso), una excusa para levantarnos del sillón, movernos, competir y, sobre todo, pensar rápido.
Como no podía ser de otra manera, nos ponemos de pie para celebrar WarioWare: Move It!, el segundo para la Switch y el doceavo en sus treinta años de vida, casi como un gesto de aniversario desde su lanzamiento para Game Boy Advance con WarioWare, Inc.: Minigame Mania. Desde entonces, no se concibe que una consola de la gigante japonesa no tenga al menos un juego de esta saga. A su vez, los primeros saltos de calidad los dieron la Nintendo DS y la Wii cuando incorporaron el tacto y el movimiento a WarioWare y, si bien WarioWare: Get It Together! había sido una excelente adición a la saga, WarioWare: Move It! ratifica que no hay microjuegos sin un verdadero aprovechamiento de los sensores de movimiento.
La florida y colorida historia, paradójicamente justa y necesaria
Hace rato que Wario no es solo él y sus circunstancias. No hablamos de Waluigi, tampoco, ya que la versión violetamente alternativa de Luigi queda reservada para los juegos festivos de momento, sino de una multitud de curiosos muñequitos. Poco vale individualizarlos, porque son una mera excusa para avanzar la trama (en contraste con WarioWare: Get It Together!, donde cada uno tenía su movimiento característico). La misma encuentra al protagonista ganando una dudosa rifa para un destino paradisíaco y veinte amigos. En este lugar exótico y veraniego, una bizarra tribu rinde culto a sus dioses a través de las poserrocas, unas piedras sospechosamente similares a los joy-cons. Cuando la acción comienza a ponerse peluda y las vacaciones soñadas muestran la hilacha, la avalancha de microjuegos hace su aparición en escena, acompañado de las poses más bizarras que el jugador puede imaginar.
El tono tribal de la trama habilita los más absurdas (y entretenidas) segmentos para presentar las posiciones que hacen a la jugabilidad. Prima entonces una narrativa centrada en el humor inocentón pero efectivo, y una historia accesoria que es consciente de su rol funcional, haciendo avanzar la aventura sin interrumpir demasiado al jugador. Esto es fundamental para sostener el ritmo frenético propio de los microjuegos, el plato fuerte de WarioWare: Move It. Podría decirse que cada uno de ellos es un microrrelato en sí, una breve historia que requiere de nuestra pronta acción. Vamos a la jugabilidad para entender mejor la dinámica.
En concordancia con nuestras reseñas anteriores, va un cariño al equipo de localización Latinoamericano de Nintendo (aprendé Pokémon). Con el habitual doblaje neutro al que ya nos acostumbró y que cualquier hablante latino conoce, nadie se queda afuera cuando cada personaje cuenta con su voz en claro español. La región sigue pisando fuerte y merece que, de mínima, todo tanque cuente con una adaptación para Latinoamérica, premisa que Nintendo y su desarrollador amigo Intelligent Systems respetan al 100% con el compañero Wario.
No apto para jugadores sedentarios
Como es sabido, WarioWare: Move It se sostiene en los controles de movimiento de Nintendo Switch, y jugarlo es un contrato con la ridiculez hilarante que el Mario amarillo nos ofrece. En otras palabras, podemos sentarnos a jugar esta entrega, pero sería quitarle el grueso de su gracia. Levantar las manos, Blandir una espada y simular un pico de gallo son apenas algunas de las peculiares poses que debemos adoptar para enfrentar los tan mentados microjuegos. Los mismos nos presentan situaciones tan cotidianas como delirantes, que van desde destupir un inodoro hasta ventilarle la lana una oveja alopécica. El toque bizarro, patente en la fórmula WarioWare, hace que esta última adición a la saga sea un nuevo nivel en la sintonía fina de los movimientos ridículos.
Para el jugador solitario como para quien elige afrontar la aventura con un/a acompañante, WarioWare: Move It permite transitar el modo historia de a uno o dos jugadores cooperativo. La experiencia mejora levemente frente su antecesor, ya que la necesidad de trabajar en equipo, si bien presente en el anterior, ahora es absolutamente imprescindible. Cada nivel separado por un pequeño mapa mundo de la isla posee poco más de una docena de microjuegos enfrentados por el jugador uno, el dos, o ambos complementariamente. Cada capítulo concluye un jefe final que requiere práctica de alguna de las posturas requeridas para completar el episodio.
La Fiesta WarioWare y la obligatoriedad de jugar en pantalla grande
El modo historia tiene su encanto y merece la pena, casi como un dinámico entrenamiento en las artes de los juegos bizarros, pero WarioWare: Move It fue concebido para jugar con amigos. De estilo absolutamente casual y recibiendo a quien se anime a un poco de ridículo en pos de un buen rato, el juego cuenta con opciones multijugador para que tu grupo de amigos o familia compita para ver quién domina mejor las más ridículas poses posibles. Muy al estilo Mario Kart pero sin volantes y velocidad, vos y tu banda pueden esperar diferentes tipos de competencias basadas en los bizarros microjuegos.
Quizás las opciones multijugador no ameriten tantas horas, o pueden volverse repetitivas al rato, pero en definitiva, son un poco la carne de este jugoso juego. Hay algo innegablemente social en este tipo de entregas, y WarioWare es sumamente consciente de ello. De tener la oportunidad, no hay que dejar pasar la chance de abordar entre varios este divertido compendio de juegos breves como excusa para reírse un rato.
Los pequeños percances en la vacación accidentada de Wario
Pequeño y para nada grave defecto, pero corresponde marcarlo: no tiene sentido jugar WarioWare: Move It en modo portátil. Lógicamente pensado para hacer grandes movimientos en la comodidad de tu hogar, el juego no cuenta con una versión portátil porque sería quitarle toda su gracia. Más cerca de la decisión con sus costos que del error, es entendible que jugar con la consola fuera de su puerto no es una opción, salvo que utilicemos la misma con pantalla minúscula, una alternativa poco atractiva.
En el terreno de los errores no forzados, hay que reconocer que muy de vez en cuando, el jugador puede encontrarse con defectos menores de sintonía fina. Podés esperar algún que otro movimiento que el sensor de la Switch se pierda, o excesiva sensibilidad en instantes que requieren cierta sutileza, pero sin duda, son los menos. Más que algún que otro suspiro de frustración, difícilmente, estos detalles saquen al jugador de su misión por desentrañar los misterios de las poserrocas.
WarioWare: Move It: ¿una fiesta imperdible o un evento para dejar pasar?
No faltan en este análisis elogios para el retorno de Wario y sus amigos en su versión más disparatada. Rememorando la brillante incursión del personaje a la Nintendo Wii con WarioWare: Smooth Moves en el maravilloso mundo de los controles de movimiento, su sucesor de Nintendo Switch se luce como una evolución en la curiosamente divertida cadena de los microjuegos con movilidad. Lejos de ser más de lo mismo, hay una frescura en la fórmula que se siente en cada detalle, un equilibrio entre expectativa y novedad que da gusto.
Pocos quedan afuera de WarioWare: Move It. De target amplio, solo los más grinch o quiénes pretenden cierta seriedad de sus juegos pueden dejar pasar estas aventura colorida y absurda, especialmente aquellos que tienen la oportunidad de jugarlo con más gente. Solo o acompañado, es una excelente excusa para perder el pudor y divertirse con las ridículas consignas que el némesis de Mario nos requiere para completar un sinnúmero de microjuegos tan variopintos como bizarros. ¡Larga vida a la franquicia WarioWare!