Tiroteos, estrategia y una ambientación western con tintes comiqueros. West of Dead inyecta toda su personalidad para ser un rogue-like diferente.
Los juegos tipo rogue-like tienen la obligación de sacarse una mochila de sus espaldas desde antes de comenzar a jugar: evitar a toda costa que la repetición de su modus operandi pierda disfrute y se vuelva monótona.
West of Dead, desarrollado por Upstream Arcade y Raw Fury, entra rápidamente por todo su apartado audiovisual. No solo por la inconfudible voz de Ron Perlman que da vida al protagonista de turno, sino que su estilo comiquero con tintes oscuros hacen de nuestro periplo por este western infernal un viaje diferente.
Como contracara esta aventura en tercera persona con una cámara cenital que alterna su inclinación constantemente choca de frente con lo tosco de sus mecánicas y un apuntado que no es el más preciso del mundo, rompiendo con esa dinámica en un juego que de por sí tiene un tranco bastante lento. Un rogue-like desde su estructura y un twin-stick shooter en lo jugable, que fusionados con su artística logran una identidad clara, que no se refleja en el disfrute de la aventura.
West of Dead se encuentra disponible para PlayStation 4, Xbox One, Nintendo Switch y PC.
De paseo por el Purgatorio
Ron Perlman le pone la voz a William Mason, un forajido que termina en el Purgatorio, una especia de punto medio entre la vida y el infierno. Un camino sinuoso de almas sin descanso, criaturas, pero también de una especie de pequeña comunidad que tiene su morada instalada ahí y nos brindarán una mano en nuestro periplo.
Este camino de venganza con tintes de redención tiene una ambientación decididamente western, desde el diseño de los personajes pero también las locaciones y las armas. Toda esta estética de Salvaje Oeste se ostenta desde sus primeros compases, cuando nuestra bienvenida al Purgatorio nos la da el dueño de una especie de Saloon, para rápidamente iniciar nuestro recorrido rogue-likero a través de minas, pantanos, cuevas y asentamientos abandonados. No hay mucha diversidad en sus escenarios, pero su estilo cómic en todos sus diseños hace que no sea tan monótono visualmente.
La estructura del juego es casi idéntica a los que podemos disfrutar en títulos como The Binding of Isaac o mucho más reciente en el tiempo, Dead Cells. Comenzamos la partida con 2 armas predeterminadas (esto se transformará en algo aleatorio mientras más desbloqueemos) y en el camino iremos recolentando puntos y “Pecados” que podemos intercambiar entre zonas por nuevas armas, potenciadores y capacidad para curarnos.
Durante la partidas, encontraremos potenciadores para la vida, el daño y la recarga de las habilidades, y cuando perdemos esto se reinicia de cero. Obviamente no triunfaremos en nuestra primera pasada, pero nos volveremos un poco más fuertes tras cada regreso. Un progreso que lo sentí bastante lento en las primeras vueltas pero que una vez que atravesamos zonas transversales, la cosa toma un poco más de ritmo.
Tendremos enfrentamientos con bosses y subjefes en el camino, todo con un relato que matiza entre la claridad de Ron Perlman como narrador y lo críptico de los personajes que enfrentamos. En determinadas situaciones tuve la sensación de ver el lápiz de Mike Mignola en el boceto de los personajes camuflado con tono agrío de Sin City.
Al momento de plantar cara a los enemigos y abrirnos paso en los horizontales mapas procedurales, es donde West of Dead busca inyectar esa dosis final de identidad. Mientras muchos juegos apuestan por vertientes de hack n’ slash o arpg, acá tenemos un twin stick shooter con elementos de cobertura y estrategia. Estrategia en sí porque el mapa está dividido en largos pasillos con rectángulos, y en cada uno de ellos tendremos que enfrentar de entre 2 a 6 enemigos aproximadamente, en búsqueda de cobertura y encontrando el timing justo para atacar.
La estrategia también cambiará dependiendo las armas que tengamos, todas acordes al imaginario de la época, con una variedad de pistolas, fusiles, escopetas, hachas, lanzas, cuchillos, con la diversidad puesta en diferentes potenciadores que tiene. La lentitud en la recarga y las pocas municiones por cargador son otro aliciente en el gunplay del juego. No podemos entrar a una zona a los tiros y salir impunes; disparar/cubrirse/recargar/repetir. Una metodología que será el abc de la supervivencia en West of Dead en todo momento.
El problema de imponer este estilo de jugabilidad en una propuesta rogue-like atenta directamente contra la fluídez de la propia aventura. Cada partida se vuelve demasiado lenta, atentando directamente contra la progresión del personaje y si bien el diseño de los niveles tiene su grado de aleatoriedad, su sistema no logra romper con una monotonía auto impuesta.
El segundo gran inconveniente con West of Dead está en sus diversos problemas técnicos y falta de pulido en los controles. La respuesta del protagonista al esquive no siempre es inmediata y apuntar por momentos es un suplicio. Como para sumar otro inconveniente a la ecuación, la cámara hace realmente lo que quiere y a veces la tenemos demasiado pegada al personaje, por lo que disparar a ciegas se volverá una constante en reiteradas situaciones.
La dificultad también se siente desbalanceada y erróneamente a la inversa. Las primeras zonas,y principalmente las primeras horas son cuesta arriba. Aprender sus mecánicas no es el problema sino que es más bien convivir con sus errores; sumado al lento progreso a causa de sus ralentizadas partidas, todo cambia cuando atravesamos las primeras zonas que nos agregan importantes chekpoints dentro de cada nivel, lo que agilizan de forma exponencial el progreso.
Su apartado gráfico es su elemento más poderoso y es claramente lo que más vamos a recordar en el paso del tiempo. La paleta de colores utlizada y un prolijo cel shading le inyecta mucha estabilidad a todas las escenas y una regularidad de fps constantes.
La iluminación, por su parte, juega un papel más que visual en la temática de West of Dead, ya que los enemigos son sensibles a la luz y si logramos prender lámparas en los escenarios los dejaremos aturdidos algunos segundos.
Conclusión
West of Dead se queda a medias tintas por no profundizar en los 2 géneros que toca. Como rogue-like apenas rasca la superficie, con otros exponentes con una mayor dosis de contenidos y dinámica. Como twin-stick shooter la cuestión se agrava, porque la variedad de enemigos no es la suficiente y los controles no están del todo pulidos, con una mira que por momentos es un enemigo más.
Su atráctivo estilo artístico y su variedad tanto de armas como de habilidades sostienen esta propuesta que desperdicia un lore atractivo y una ambientación que oscila el western de terror.