Villa Gorilla, junto a Team 17, nos traen Yoku’s Island Express, una colorida aventura que se autodenomina como un “pinball-metroidvania”.
El 2018 nos está regalando un gran cantidad de buenos títulos indie; juegos realizados por pequeñas desarrolladoras que en el algunos casos tienen el padrinazgo de distribuidoras con un peso mayor en la industria.
Yoku’s Island Express, bajo está premisa, fue creado por los suecos de Villa Gorilla, empresa que nació en el 2013 y lanzan su primer gran título para PlayStation 4, Xbox One, Pc y Nintendo Switch. Esta aventura, que estuvo co-producida por la gente de Team 17, está auto denominada como un “pinball-metroidvania”, un híbrido que fusiona de manera muy dinámica y elocuente estos dos géneros completamente dispares, todo bajo una estética e historia muy cuidada que te asegura varias horas de entretenimiento.
Llegó el nuevo cartero a la isla
El protagonista de Yoku’s Island Express es un pequeño escarabajo pelotero (hasta antes de escribir la reseña tuve que averiguar un poco más sobre el bicho en cuestión porque no creía que existiese) que arriba a la Isla de Mokumana para ser el un nuevo cartero de la región.
Lo que comienza siendo una aventura cuasi infantil de reparto de mensajería termina involucrando a dioses, animales en peligros y una criatura que se mantiene oculta pero causando un gran daño a toda la Isla de Mokumana. Al tener una base metroidvania, iremos interactuando con una buena cantidad de personajes, que nos van ofreciendo informaciones diversas sobre la historia de la zona y un poco sobre los pequeños/grandes problemas que van surgiendo en los alrededores.
El argumento de la historia es simple pero llevadero, ningún hilo conductor brilla por su originalidad, aunque hay uno o dos plot twist bastante copados.
Jugabilidad dinámica
Por un lado tenemos la arista metroidvania, estoy implica un mapa que iremos recorriendo a nuestra libertad, desbloqueando de a poco algunas áreas que desde el génesis estarán inaccesibles. Una buena dosis de coleccionables que sirven principalmente para cumplir varios sidequest que están desparramados en todo el juego, un puñado de habilidades que funcionan, entre otras cosas, para llegar a nuevas regiones.
Pero todo lo que mencioné anteriormente no dista en lo absoluto a cualquier otra aventura de dicho subgenero. Lo que hace especial a Yoku’s Island Express es como el pinball está insertado en toda la interfaz e interacción del juego. Nuestro pequeño y amigable escarabajo no puede saltar ni moverse demasiado rápido ya que atado a su cuerpo tiene una pequeña esfera de roca que la acompaña a donde quiera que vaya.
Sin embargo, este peso muerto se transforma en el gran aliado de turno, porque diseminados en toda la isla hay palancas, unas de color azul y otras de color amarillo que movemos con dos botones predeterminados (en el caso de PlayStation donde lo pude jugar, estos dos comandos están asignados a L2 y R2 respectivamente, ubicaciones de por si muy cómodas) emulando al gran juego de antaño. Entonces, nuestro desplazamiento por la isla no solo se limitará a ir por tierra, ya que en muchos momentos iremos volando por los aires, moviéndonos de una región a otra.
Las diferentes habilidades que vayamos adquiriendo también funcionan, además de llegar a nuevas áreas, para ir atravesando los desafíos 100% pinball que hay ensamblados en diferentes regiones de la isla. Mokumana está armado de manera brillante, como un gran rompecabezas en donde todas las piezas encajan perfectamente, para que tanto la exploración como esta faceta arcade se mantengan en un constante balance. Todo el sistema de palancas está tan bien puesto que por momentos se termina dando una simetría de movimientos muy armoniosa y genial, aunque esto también le puede jugar un tanto en contra, ya que, ante tanto movimiento de esta índole, cuando estamos obligados a realizar las secuencias de pinball para atravesar una zona puede llegar a cansar un poco.
La caja de colisiones funciona en su gran mayoría de manera correcta, aunque no pasará oportunidad en la que peguemos dos veces en la misma parte de la palanca y Yoku salga volando junto a su piedra a cualquier lado. Acá no se trata de pegar y listo. Como en los pinball de los ’80, tendremos que calcular bien la velocidad y angulo
Que su estética y sus personajes más ligados a un público infantil no te engañen, la aventura oculta muchos secretos y algunos coleccionables son un reto bastante difícil de conseguir.
Los enemigos brillan por su ausencia, en parte porque la mecánica del juego ralentizaría demasiado la propuesta Team 17. Si bien están estos llegan en forma de mini bosses, son contados y son poco destacables.
Audiovisualmente hermoso
Yoku’s Island Express tiene una dirección artística preciosa. Tanto los escenarios como los personajes son muy delicados y parecen trazados a mano. Cada rincón nuevo de la isla es distinto al anterior; un territorio donde distintos ecosistemas convergen sin ningún problema y le da mucha frescura visual, evitando entrar en una repetición constante.
Las melodías son pegadizas, acorde también a la estética que tomaron para llevar adelante los aspectos audiviosiuales. Los efectos sonoros son pocos pero cumplidores, limitados principalmente al golpe de las palancas, cosa que haremos cientos y miles de veces.
Conclusión
Si tenés unos pesos y los querés invertir en un título atrapante y eféctivo, Yoku’s Island Express es una apuesta segura. Su original mecánica de juego sumado a todos los condimentos que un juego metroidvania puede ofrecer, nos garantiza como mínimo entre 6 y 8 horas para cumplir toda la historia principal; y algunas horas más para descubrir los numerosos secretos en la piel de este simpático y valiente escarabajo.