Zapling Bygone cambia las innovaciones y la ostentación por un planteamiento sencillo, traducido en un metroidvania muy cómodo para jugar sin dejar de ser desafiante.
El mundo de los metroidvania continúa con nuevos exponentes año tras año. Mientras algunos buscan ofrecer caminos novedosos y apostar por una propuesta que haga avanzar el género, otro prefieren manejarse bajo las reglas tradicionales y apuntar de lleno a la experiencia de juego.
En este último campo se encuentra Zapling Bygone, aventura desarrollada por 9FingerGames y que a partir del 9 marzo abandona su exclusividad en PC para dar el salto a todas las consolas en su versión final.
Si lo ponemos a comparar contra otros metroidvania, Zapling Bygone está bastante lejos de competir en las ligas mayores. Sin embargo, dentro de sus modestias y propias limitaciones allana un camino atractivo radicado principalmente en la sencillez de sus controles y por consecuencia lo difícil que es soltar el joystick, con alguna mecánicas que intentan ostentar algún gramo de originalidad, muy apalacado también en su narrativa.
La unión hace la esfuerza
Zapling Bygone prescinde de cualquier tipo de carisma para describir y presentarnos a su protagonista. Estamos ante un ente alienígena (una mente colmena como la describe el juego) que se ve invadido por un parásito destructivo y que puso en jaque tanto su paz como su propia vida.
Escapando por la galaxia encontrando algún refugio que le permita seguir subsistiendo, envía con sus últimas fuerzas un pedazo de esta colmena a un planeta misterioso y oculto, que a priori cuenta con las condiciones necesarias para nuestra supervivencia. Pero para lograr este cometido, no solo tendremos que erradicar a las fuerzas de mal que habitan ahí, sino también fusionarnos con las diferentes criaturas que encontremos en el camino.
Zapling Bygone hace del anecdótico origen del protagonista su principal motor para desenvolvernos en esta aventura. Una masa amorfa de color verde que va robando las habilidades para explorar cada rincón del mapa, pero principalmente toma los cráneos de sus rivales para tomarlos como su rostro.
Si bien la primera calavera que encontramos en el juego les puede hacer recordar bastante a Sir Daniel Fortesque de MediEvil, a lo largo y ancho de todo el mapa encontraremos una buena cantidad de craneos para equiparnos, que además de su caracter estético tienen diferentes hendiduras para que podamos sumar las habilidades que creamos pertinentes.
El poder de esta mente colmena permite también que al derrotar a los principales enemigos o estar en contacto con otras criaturas, podamos absorber sus conocimientos. Esto se traduce en revelaciones en el mapa y también nuevas habilidades que podemos adquirir.
Zapling Bygone mantiene el abc de los Metroidvania tradicionales: un mapa gigante, interconectado, dividido por diferentes zonas que ofician de biomas/ecosistemas. Cada escenario segmentado cuenta con numerosas fases plataformeras intercalados con enemigos, que funcionan más como un obstáculo que como un desafío de acción. Como todo buen exponente, muchos caminos e intersecciones estarán bloqueados y necesitaremos de habilidades especiales (doble salto, impulso, trepar por las paredes) para abrir nuevos recorridos, atajos y también secretos, algo que el juego tiene en buenas cantidades.
No es un juego extremadamente largo – de hecho cuenta con un modo speedrun para los que buscan retos contrarreloj – pero sus escenarios son bastante amplios tanto en intersecciones como en superficie. Esto hace también que varios de sus niveles se sientan vacíos o poco aprovechados, repitiendo patrones o las mismas trampas.
Sus segmentos plataformeros son el gran potencial de la propuesta, principalmente por lo cómodo que se siente jugarlo. La respuesta de los controles es asertiva y los comandos son sencillos, tan sencillos que solo contamos con un botón para golpear y el resto está decantado en movimientos y desplazamientos; una evidencia más que decanta esa soltura de Zapling Bygone en ser un juego de plataformas con tintes de acción.
Sin embargo, a medida que vamos sumando skills de desplazamiento, las secuencias plataformeras se vuelven más exigentes y poco contemplativas, algo que se puede volver un poco tedioso por momentos porque los puntos de control están muy mal distribuídos. Hay ocasiones que perder representa regresar por un largo trecho de trampas y enemigos.
Una vez que logras adaptarte a los desafíos plataformeros, el punto más rutilantes en su dificultad recae en los bosses, batallas en las que tendremos que conocer los patrones de los enemigos sin ir constantemente al ataque; incluso hay algunos enfrentamientos en donde sencillamente tenemos que sobrevivir en vez de eliminar a la criatura en cuestión. Pero tampoco es algo del otro mundo, porque estos mismos patrones también terminan en un ritmo predecible y es cuestión de, quizás, perder una o dos veces para entender lo que sí hay que hacer para salir victorioso.
Nuestro protagonista comienza tan desprotegido como ignorante del lugar donde recayó. Y como jugadores, iremos descubriendo junto con él los diferentes secretos que oculta este lugar, con una narrativa que mezcla un mix entre lo críptico y lo ilustrativo, con viñetas estilo cómic que relatan las diferentes memorias que encontramos en el mapa.
Vale resaltar que Zapling Bygone fue desarrollado por una sola persona, y si bien no estamos ante un apartado pixel art glorioso, es tremendo ver la cantidad de detalles y animaciones que presenta el juego. Los movimientos son completamente fluídos y las hit boxes de las trampas y enemigos están bien colocadas, incluso mucho mejor que títulos de desarrollo mucho más robusto.
Conclusión
Zapling Bygone es una aventura que no oculta la modestia ni intenta ir más allá de sus limitaciones. Es un metroidvania compacto, directo al hueso y que gracias a ese dinamismo hace que te lo quieras ganar de un tirón. Cada boss derrotado o habilidad obtenida es una invitación a recorrer un escenario nuevo o volver sobre nuestros pasos para encontrar todos los secretos y coleccionables.
Los que buscan algo con profundidad y una buena cantidad de horas, quizás Zapling Bygone no sea lo que buscan, pero incluso es una linda puerta de entrada para los que quieran meterse con un título accesible dentro del universo de los metroidvania.