Rebellion nos propone nuevamente eliminar a cientos de muertos vivientes en Zombie Army 4: Dead War, un juego que tiene su verdadero disfrute jugándolo en cooperativo.
Sniper Elite es una de las franquicias más representativas de Rebellion. Desde 2005 nos hemos aventurado en diferentes aventuras durante la Segunda Guerra Mundial, pero también disfrutamos de su alocado spin-off, donde los zombies son protagonistas y, utilizando las principales mecánicas de la saga, tendremos que despachar a cientos y cientos de ellos.
Zombie Army 4: Dead War es una nueva entrega de esta saga, que no viene a ofrecer muchas novedades en sus mecánicas y se centra en mostrar algunos matices diferentes sobre su misma premisa: utilizar todo el arsenal que tenemos a disposición para salir airosos de nuestra contienda ante estas criaturas.
Modos de juego un tanto escueto, un gunplay solido y una campaña que abusa de la repetición de objetivos son algunas de las características más llamativas de Zombie Army 4: Dead War, un título que cambia por completo cuando lo jugamos de forma cooperativa online de hasta 4 jugadores.
Purgando Europa de zombies, una ciudad a la vez
En este tipo de juegos, lo menos interesante resulta ser la historia y en Zombie Army 4: Dead War esto no es una excepción a la regla, sin embargo se nos propone una excusa dentro de todo interesante para recorrer todos los capítulos que ofrece su Campaña. Esta secuela sigue las bases de lo propuesto en la entrega anterior, donde Adölf Hitler, en un intento desesperado por dar vuelta el curso de la Segunda Guerra Mundial, utiliza fuerzas sobrenaturales ancestrales para sumar a sus filas a cientos de zombies.
Obviamente, esto no termina dándole la victoria y el Eje es derrotado, junto a su líder asesinado. Un año después, las fuerzas aliadas deberán recorrer Europa para limpiar de forma definitiva todas las hordas de zombies y demás criaturas que quedan pululando en el continente para finalmente llegar a la tan anhelada paz. Sin embargo, una vez que nos vamos adentrando en los primeros episodios de la Campaña descubrimos que una secta de fanáticos, devotos de Hitler, todavía mantiene un ápice de poder y lo utilizará para obtener esa tan preciada victoria y la dominación mundial a base de zombies.
Utilizando a 4 personajes distintos, cada uno con sus propias habilidades (disponible el mismísimo Karl Fairbune, protagonista de Sniper Elite), tendremos que ir cumpliendo objetivos a lo largo de varias ciudades de Europa (la mayoría de ellas situadas en Italia), con un esquema de campaña acertado en el diseño de niveles pero flojo en su desarrollo: objetivos que se repiten a más no poder, pocas opciones para resolver situaciones y una variedad de enemigos que no resultan un desafío complejo a menos que lo juguemos en su dificultad más alta.
Destacamos una vez más el diseño de los escenarios porque es lo más rescatable dentro de la repetición hasta el hartazgo de situaciones que se viven en la campaña. Lucharemos en ciudades en ruinas, catacumbas, cuevas, bosques, edificios e incluso en el mismísimo infierno. Toda esa diversidad de escenarios hermosa palidece ante la poca imaginación para presentar una campaña atractiva. Siempre vamos a estar haciendo lo mismo: sobreviviendo a hordas, llevando objetos del punto A al punto B y activar diferentes mecanismos para abrirnos paso.
La campaña logra brillar cuando el componente estratégico supera el hecho de disparar primero y pensar después. La complejidad y resistencia de algunos enemigos nos obligará a pensar con prudencia nuestros movimientos y qué tipo de artillería utilizar para avanzar.

Tendremos más de una docena de armas disponibles desde el comienzo (una principal, una secundaria y la pistola) además de una habilidad especial única que se recarga con el tiempo. Todo el tiempo que invirtamos en cualquiera de los modos del juego se traducirá en experiencia para subir de nivel y conseguir puntos para mejorar las armas y perfeccionarlas. A medida que también vayamos subiendo de rango se irán habilitando modificadores para los accesorios y las granadas, así como también la colocación de mejoras pasivas que se irán desbloqueando con nuestro progreso, cumpliendo diferentes requisitos para cada una de ellas (eliminar con pistola, no utilizar botiquines, x cantidad de combo, etc).
Si queremos luchar contra cientos de zombies y poner a prueba nuestra precisión y supervivencia, directamente nos enfocamos en el modo Horda, la otra variante la que cuenta Zombie Army 4: Dead War (el tercero es “Desafío Semanal”, pero funciona dentro de la campaña misma). Con 4 escenarios diferentes disponibles hasta el momento, aunque irán en aumento con los lanzamientos de los futuros DLC, tendremos que sobrevivir a incontables oleadas en las que tendremos que ir recolectando armas y recursos para derrotar a cada vez más numerosos zombies y otros demonios.
Horda es la alternativa que mejor refleja el espíritu de Zombie Army 4: Dead War:, todo el potencial de los enemigos combinados está acá, entornos tanto cerrados como abiertos para poner nuestra estrategia, un gunplay sólido y una jugabilidad adictiva son las aristas más convincentes de los que propone Rebellion.

Donde logra brillar Zombie Army 4: Dead War en su máximo esplendor, es cuando dejamos de ser un lobo solitario para matar zombies de forma cooperativa. Podemos jugar tanto la campaña como la horda con hasta 3 jugadores más, y el caudal de enemigos es proporcional a los personajes en acción. Si ya ponderábamos la estrategia en los anteriores párrafos, con el multijugador esto aumenta de forma exponencial y con esto el disfrute: tendremos a disposición cientos y cientos de zombies para eliminar en simultáneo y es un verdadero deleite hacerlo en compañía.
Conclusión
Rebellion apostó a lo seguro y eso se nota en la variedad de contenidos y opciones que ofrece Zombie Army 4: Dead War. Si a la eficacia de gunplay y su diseño de escenarios le sumaban una campaña más interesante, sin tanto arcade (que para eso ya está Horda) y alguna que otra variante más, el resultado sería diferente.
Sin embargo, es una aventura que cumple con lo justo, en donde pasadas las horas tiende a una inevitable repetición y cansancio, que puede extenderse un poco más si lo jugamos en cooperativo.
La franquicia tiene las bases y recursos para reinventarse, pero la desarrolladora deberá salir de su zona de confort para aventurarse un poco más allá.