Back 4 Blood, el sucesor de Left 4 Dead, deja un buen sabor de boca en su primera beta, siempre y cuando lo hagamos con un equipo que quiera jugar en serio.
Lo voy a mencionar una sola vez, en este primer párrafo, para no tener que volver a mencionarlo. Todos los que esperaban Left 4 Dead 3 ven en Back 4 Blood una luz de esperanza para disfrutar de esa secuela que nunca llegará a nuestra manos.
En una mirada macro, después de probar durante varias horas esta primera beta abierta, Back 4 Blood concibe un enorme abanico de similitudes con L4D. No solo porque Turtle Rock Studios desarrolla ambas propuestas, sino porque su esencia se respira entre el olor a pólvora y hordas de zombies putrefactos.
4 jugadores contra el mal encarnado. Provistos de armas e ingenio, tendremos que sortear a toda clase de criatura que se cruce en el camino o morir en el intento.
Esta primera beta de Back 4 Blood permite jugar un capítulo de su campaña y el modo versus. Con sus diferencias bien marcadas, hay un denominador común en cada una de sus vertientes: la acción en incesante, los enemigos no paran de aparecer y la estrategia es casi tan fundamental como el arma que tengamos entre manos.
Y acá quiero hacer una enorme diferencia en cuanto a experiencia de juego se trata. Hay un abismo entre jugar con otras personas (si son amigos con los que podés conversar, un plus adicional) que con la IA, y esto tiene varias justificaciones. Primero y principal: la inteligencia de los bots deja bastante que desear. Algunas misiones habilitadas de la campaña realmente son frustrantes de realizar y son muy poco intuitivos al momento de enfrentar a los enemigos. No responden a los comandos con claridad, a excepción de cuando quedamos inutilizados y nos tienen que revivir a contrarreloj; ahí se les despiertan todos los sentidos y van desencajados a levantarnos.
Pero más allá de esta cuestión de reacción y compañerismo de los bots, hay un disfrute y esencia que tienen estos multijugador con tintes de acción y survival que es la estrategia y la diversión de eliminar a hordas de enemigos que nos pisan los talones y arremeten con vehemencia. Complementando todo lo que le suma por si solo tener aliados humanos, Back 4 Blood añade 2 componentes que son capas extras a esta arista. En primera instancia, sus 8 personajes diferentes que tenemos para elegir. Cada uno de ellos cuenta con una habilidad pasiva única (mayor munición, resistencia, vida, etc), así como también un arma secundaria predeterminada.
Además, tendremos a disposición un sistema de cartas. Un mazo personalizado que capítulo por capítulo de la campaña podremos ir eligiendo una a una para conseguir diversos potenciadores. Particularmente, las cartas tienen una diferencia marcada en su impacto durante las partidas, pero no tienen una segmentación por rarezas.
Ambos aspectos, que parecen menores en los primeros compases – cuando solo atacan insulsos zombies – cobran mayor relevancia cuando además de hordas también se suman bestias de todos los tamaños y tipos de ataque.
En cuanto a la estructura de sus diferentes escenarios, Back 4 Blood logra combinar los espacios cerrados y abiertos, los pasillos y las amplias zonas, un híbrido arquitectónico que logra darle cierta frescura a nuestras incursiones. Esto se ve potenciado por lo procedural de los enemigos y los items para encontrar.
Ni las armas ni sus enemigos vienen a reinventar la rueda, todo lo que hayamos visto en otro exponentes del género dicen presente acá, pero esos recursos ya conocidos funcionan. Los diferentes modificadores para las armas, como la recarga, cadencia o munición, modifican esa experiencia de uso para sentirnos un poco más fuerte con potenciadores sutiles.
Conclusión
Back 4 Blood llega el 12 de octubre, y esta primera prueba deja un buen sabor de boca para lo que veremos en su versión final. Un factor decisivo será la diversidad de contenidos que presentarán con el juego completo y en el contenido que llegará en los meses siguientes.
Es innegable que la cuota de diversión que ofrece el juego se percibe de forma natural y es bastante adictivo si logramos jugar con otras personas igual de compenetrada. Una inmersión que se nutre partida a partida con una dificultad que va escalando y una fórmula de pensar primero, disparar después, que se ratifica con el paso de las misiones.