La primera película de la nueva serie estrella de la Shonen Jump, My Hero Academia, llega a las pantallas argentinas.
El anime en las salas de cine argentino ha recorrido un largo camino desde que la animación japonesa explotara en las pantallas locales durante los menemistas años noventa donde la importación se hizo casi ley. Todas las series realmente exitosas, esas que trascienden el círculo del fanático mal llamado otaku, pasaron por la pantalla grande, desde Dragon Ball a Pokemon.
Si bien las películas de estas series vendieron respetablemente, y las de Goku y compañía más, el estreno de anime en las salas argentinas se limitó hasta hace poco a estos casos de éxitos que trascienden el fandom, más el ocasional film de Miyazaki (después de recibir el aval de los Oscars norteamericanos).
Sin embargo, esto ha comenzado a cambiar gracias a distribuidoras especializadas como la mexicana Konnichiwa Festival, que desde hace un par de años es responsable de la llegada a Latinoamérica de anime varios. Entre ellos, films de probado éxito en el mundo como Your Name y Una Voz Silenciosa, o películas derivadas de series shonen como Naruto o Attack on Titan. Este es el caso de My Hero Academia: Two Heroes, primer largo basado en la serie sensación de Kohei Horikoshi que la está rompiendo tanto en oriente como occidente.
Desde el punto de vista de la distribución, el caso de My Hero Academia resulta interesante porque si bien se planeó inicialmente como suele ser en estos casos, en un compromiso limitado con una cadena de cines específica (limitando el estreno a Capital Federal y Gran Buenos Aires) por un puñado de funciones, la demanda del público desbordó rápidamente el plan inicial. Garantizando no solo más funciones más allá de los dos días iniciales, sino que además se sumó la cadena Cinemacenter, lo que sumo salas en múltiples puntos del país
Todo consumidor de anime, incluso aquel espectador casual que solo vio en sus años de chocolatada después del cole a Dragon Ball y Caballeros del Zodiaco, está familiarizado con la fórmula de la película Jump. Empujados por una industria que no deja piedra sin voltear a la hora de buscar capitalizar el éxito de sus productos, la editorial Shueshia y el estudio de animación de turno han consolidado un ritmo de producción vertiginoso ya desde los años setenta, que parte de un manga editado en la revista semana Shonen Jump, para luego pasar a una serie animada para televisión, y finalmente a la tradición de un film anual para aprovechar el momento en que los niños estén en receso escolar.
Siendo una producción de este tipo, My Hero Academia: Two Heroes se apega a una fórmula que ha sido forjada a través de las décadas: poner a los protagonistas de la serie en una nueva locación para que tengan una aventura autocontenida (y no canónica) donde puedan demostrar las personalidades que hemos llegado a querer, pelearse de manera espectacular, y no cambiar demasiado para contradecir con lo que pasa en el manga y la televisión.
Honrando esos límites, Two Heroes pone a Deku y All Might en la isla-I, un paraíso tecnológico aislado donde se desarrollará la I-Expo, la exhibición número uno del mundo en tecnología para superhéroes. Por supuesto, las cosas se ponen feas cuando un grupo de villanos terroristas toman el control de la gala de inauguración, poniendo en manos del protagonista y sus amigos (quienes llegaron allí por sus propios y humorísticos medios) el destino de todos los rehenes y la isla misma.
Mas se debe reconocer que dentro de esos confines bien delimitados, cuyo peor peso sobre la película es imposibilitarla de introducir verdadero crecimiento y cambio en los personajes que deben salir de la hora y media intactos a sus contrapartes televisivas, el director Kenji Nagasaki y el guionista Yōsuke Kuroda logran ofrecer una propuesta que logra ser solida durante su hora y media de metraje. Ya de por si un logro, solo basta recordar las “películas” de cuarenta minutos de Dragon Ball.
Se logra un buen balance entre los momentos cómicos con los personajes preferidos de la serie y la acción, que mantiene la cosa avanzando a ritmo ligero (salvo quizás los primeros diez minutos dedicados a un molesto pero necesario repaso de la enredada historia de origen de los poderes de Deku). Lo que, es más, el arco narrativo original, que concierne al científico amigo de All Might llamado David Shield y su hija Melissa, está bien desarrollado y ofrece algunos giros argumentales previsibles (y hasta tirados de los pelos), pero bien ejecutados.
Vale aclarar para el espectador casual, que la historia se inserta luego del final de la segunda temporada del anime, por lo que de no haber llegado a ese punto de la serie no solo se encontrará con algunas cosas nuevas, sino también con spoilers de algunos de los eventos más importantes que pasan en esos capítulos.
Por supuesto que uno no paga la entrada de My Hero Academia por el drama humano, sino por las peleas, y en ese frente la película también satisface, con combates varios que involucran a los favoritos del público Bakugo y Todoroki, asi como a Deku y All Might. Si bien la animación está lejos de estar al nivel Ghibli, esta es muy fluida, posibilitando verlo al héroe número uno peleando en todo su esplendor. Dejando, por lo menos, a los fanáticos más que satisfechos.