La obra de From Software, Sekiro: Shadows Die Twice se llevó el premio a juego del año en The Game Awards 2019.
¿La sorpresa de la noche? Hace minutos nada más acaba de terminar The Game Awards 2019 y las palabras que pronunció Vin Diesel al anunciar al ganador de Mejor Juego del Año dejó sin palabras a todos, ya que Sekiro: Shadows Die Twice resultó victorioso.
No es una sorpresa por la calidad de la IP de From Software, sino porque en la antesala de los TGA 2019, los 2 grandes candidatos eran Death Stranding y Control. Por un lado, la nueva propuesta de Hideo Kojima es una completa obra maestra, un juego que no se ve todo el tiempo y que hace del recorrido un lugar más disfrutable que el destino al que tenemos que llegar. Por su parte, la aventura de Remedy es una locura sci-fi con una acción trepidante y una historia tan inmersiva como la locación que exploramos.
Sin embargo, Sekiro: Shadows Die Twice resultó galardonado como el Game of the Year 2019. ¿Por qué ganó? Para empezar, y no es un dato no menor, es porque es un gran gran juego.
La alianza de From Software con Activision permitió modificar muchos de los conceptos soulslike que venía realizando la desarrolladora desde sus anteriores entregas para reformular la ecuación, presentando un juego mucho más volcado a la acción y aventura que a sus conceptos rpg.
El combate, tan complejo como preciso, es un factor determinante dentro de lo que hace a Sekiro un título impecable. From Software apeló a una timing para emplear los movimientos (principal y fundamentalmente el parry), logrando que controlar a el Lobo de un solo brazo. La dificultad exigente siempre es un característica criticada y elogiada por igual, pero esta IP tiene un aprendizaje constante que facilita, en cierta medida, la curva de desarrollo porque la clave del juego siempre va a ser bloquear y esquivar en casi todo momento y atacar en el momento preciso. Como expresé en la review que hice en su momento, Sekiro no es un juego fácil, pero es una invitación al aprendizaje, a evolucionar nuestra calidad como jugadores y es uno de los pocos títulos donde el disfrute por atravesar una barrera que creíamos imposible se festeja con una sensación inexplicable.
La ambientación del Japón Feudal y el diseño de niveles es una locura, tanto por la expansión de sus territorios y la verticalidad de cada uno de sus escenarios, que se potencia por el Grappling Hook que contamos desde el primer momento en el juego.
Este mismo gancho (basado a morir en Tenchu) habilita también a redimensionar las virtudes del sigilo que abundan en el juego. Toda la acción que desborda Sekiro: Shadows Die Twice se contrapone con el sigilo, uno de los elementos cruciales dentro de las mecánicas del juego. Nuestro ninja además de ser un experto con la espada tendrá que ser una sombra para pasar inadvertido durante muchas situaciones y reducir al mínimo los peligros.
Resumiendo, hablar de justo ganador en una terna que tenía títulos tan importantes (particularmente en un año bastante flojo a nivel lanzamientos) termina resultando meramente subjetivo, porque Death Stranding pudo haber ganado tranquilamente la terna, pero no impactó de forma unánime en la prensa especializada.
Sin embargo, Sekiro: Shadows Die Twice gana por mérito propio, por reinventar un estilo de juego que parece seguir descubriendo aristas, gana por la mente de Hidetaka Miyazaki, un desarrollador que en cada título nuevo que saca intenta presentar algún elemento que lo destaque. Gana, por sobre todas las cosas, porque es una hermosa e increíble aventura.