En el segundo aniversario de Overwatch, recordamos por qué marcó un quiebre en los fps y se instaló como un peso pesado dentro de los eSports.
Hoy en día es muy difícil mantener una vigencia en el mundo de los videojuegos. Ya sea por descenso de hype o renovaciones técnicas, los juegos de la actualidad tienen la misión de ofrecer un producto entretenido, que tenga una cierta perdurabilidad con el paso del tiempo y por sobre toda las cosas que intente innovar.
Overwatch desembarcó en 2016 tímidamente como una apuesta poco usual en Blizzard, pero que con celeridad logró captar la atención de millones de jugadores, fusionando dos conceptos muy versátiles: los fps y el concepto rolero que le aporta color y otra dinámica, porque el juego tiene un planteo estratégico y de predictibilidad poco usual en el género. Cada combate es distinto al anterior y aprenderse las habilidades, ventajas y desventajas de cada personaje termina siendo un factor desencadenante en las partidas.
El comienzo de la Liga Overwatch, en noviembre de 2016, fue una de los trampolines finales que terminaron de consolidar al juego dentro del panorama mundial, haciéndose un lugar dentro del creciente universo de los eSports.
Hoy Overwatch cumple 2 años de vida, y la cantidad de jugadores, que aumenta paulatinamente demuestra que es un título que está lejos de pasar a ser un recuerdo dentro de la comunidad. Los últimos informes, realizados a mitad de este mes indican que ya superó la barrera de los 40 millones de jugadores, con ganancias de casi 2 mil millones de dólares trimestrales.
Su presunta sencillez en el apartado visual no ha sido un impedimento para que lo jugadores más acérrimos al género le hayan dado una chance, ya que los usuarios también han destacado siempre en los principales foros su accesible curva de aprendizaje, que permite engancharte con rapidez.
La inversión puesta en el juego no solo se asienta gracias a su posición en los eSports, sino que Blizzard están actualizando constantemente Overwatch, sumando personajes, skins, habilidades y competiciones, para seguir sumando adeptos y fogoneandos a los jugadores que ya están sumergidos a no abandonarlo.
El futuro de Overwatch no puede ser menos prometedor. ¿Puede venir una secuela en camino? Desde hace varios meses el rumor está instalado y la llegada de este juego estará sujeta al arribo de una nueva generación de consolas, que ofrezca un montón de nuevas virtudes, pero el nicho y el feedback que logró en la comunidad es tan grande que va a ser muy complicado sacarlo del trono.