Bienvenidos a Manga Plus y la cuarentena eterna. Esta semana debuta una nueva serie y termina un best-seller.
Después de más de un mes, esta semana volvemos a la periodicidad semanal con la nueva actualización en la app y sitio web de Manga Plus. Lo publicado corresponde al número 24 del 2020 de la revista Weekly Shōnen Jump, así como a una selección de lo editado en Japón en la app Shōnen Jump+. La portada se la lleva el debut de Time Paradox Ghost Writer, de Kenji Ichima y Tsunehiro Date, última en la tanda de novedades anunciadas para el presente trimestre.
La semana trajo novedades varias, desde el rápido regreso a la Jump de la dupla detrás de Shokugeki no Sōma con un one-shot para el próximo número al anuncio del anuncio sobre la inminente adaptación al anime de Jujutsu no Kaisen. En el lamentablemente vigente rubro de “cosas que tienen que ver con el COVID-19”, la redacción de la revista hizo eco del comunicado que publicó Eiichiro Oda la semana pasada y extendió la posibilidad de atrasos debido a las presentes condiciones sanitarias a todas las serializaciones actuales.
Pero la novedad en la que más me gustaría detenerme es una propia de Manga Plus. En estos días, la app ha incorporado una encuesta para usuarios, que se mantendrá abierta hasta el 28 de mayo. Esto es importante, no solo porque es la primera iniciativa oficial para obtener feedback de los usuarios (más allá de las redes sociales), sino porque en las preguntas adelanta las preocupaciones a futuro de la empresa.
Dos áreas de particular interés para los encuestadores son la relación del usuario con la piratería (¿por qué leen ahí y no acá?) y, lo que resulta más intrigante, la posibilidad de planes de pagos para la app. Se interroga sobre cuánto estaría dispuesto a pagar, tanto en un “modelo Netflix” de suscripción mensual como hay en USA, o por pago por capítulo como hay en Japón. Las dos preguntas aclaran, por las dudas, que no hay planes de implementar ninguno de momento. Yo, por mi parte, soy partidario del primero, sobre todo si el precio para abrir la “bóveda” de Shueisha son solo dos dólares como en el país del norte.
El resto de las preguntas son más sobre la experiencia del usuario con la app, y quizás lo que más interese para los lectores, sobre cuáles series quieren ver traducidas al español. La mayoría de los títulos listados ya están inglés, mientras que otros como el nuevo arco de Rurouni Kenshin serían novedad absoluta para Manga Plus. Conspicuamente faltan preguntas sobre los aspectos más técnicos (como la manera en que se presentan las páginas dobles, los saltos en la carga en la versión web), pero supongo que el mensaje sobre esos tópicos se ha recibido fuerte y claro a través de los cientos de quejas en los comentarios de la app y redes sociales.
Por lo pronto, este gesto de acercamiento de Shueisha, junto con la apertura en la venta de publicidad dentro de la app (apareció un nuevo banner promocionando Crunchyroll, el primero de un auspiciante externo), pueden ser leídos como signos de que estamos entrando en una segunda etapa de Manga Plus. Esperemos que este nuevo movimiento de consolidación y expansión (y posible capitalización) solo traiga buenas nuevas para los usuarios.
Kimetsu no Yaiba #205: “Vidas que resplandecen a través de los tiempos”
Como un tornado, que parece materializarse de la nada para destruir todo a su paso y desaparecer con igual sorpresa que con la que apareció, el shōnen del momento Kimetsu no Yaiba ha llegado a su final. Durante buena parte de sus cuatro años en serialización, el manga de Koyoharu Gotōge fue uno más. Un éxito modesto de la Jump, de los que venden un par de cientos de miles de ejemplares por tomo, logran cumplir el sueño del anime, pero se quedan afuera de la conversación cuando se habla de “los grandes”.
Esto cambio el año pasado, cuando empujado por la muy buena recepción de la adaptación realizada por Ufotable, las ventas se dispararon hasta la estratosfera (solo que, a diferencia de los cohetes del Carlos, estas no parecen querer bajar de allá arriba). Con más de 3.000.000 impresos de cada uno de sus (hasta ahora) 20 tomos, la mayoría de los cuales fueron vendidos en los pasados meses, ha desbancando al One Piece de 2011 para convertirse en la serie más vendedora en un año corriente, y tirándole sombra a éxitos recientes como My Hero Academia o Attack on Titan.
Se habla de razones personales como motivación para un final que parece prematuro en la cara de tanto éxito (y guita), aunque de ser así debería haber sido, no puede ser a raíz de un imprevisto reciente, ya que la serie comenzó claramente a cerrar con el asalto a la Fortaleza Infinita de Muzan a finales de 2018. Otra explicación que se me ocurre, sobre todo mirando esa última fecha, es que la Gotōge y sus editores decidieron ir llevando lo que hasta ese momento era una serialización de modesta repercusión hacia una conclusión natural y que, ante la inesperada explosión de popularidad, tuvieron el buen tino de mantener el rumbo elegido.
Porque si bien se hizo un poco “chicloso” el final, con un último arco que ocupa casi un tercio de la serie, no llega a niveles de escandalosos de alargue como los de la interminable guerra ninja de Naruto. Este espero que sea el gran legado de Kimetsu no Yaiba: terminar de una vez por todas con los shōnen de 70 tomos, que prodigaron entre la cohorte de los 2000, para volver a ese rango entre los 25 y 35 (hasta 40 me estiro) que parece ser la medida justa. Si Gotōge logra instalar esto en la industria, propongo que le hagamos una estatua.
En cuanto al capítulo en sí, esta entrega #205 es más epílogo que final. Habiendo terminado la batalla contra Muzan el número pasado, esta semana nos trae una mirada hacia el futuro, anticipada ya en ese último panel del #204 que tanto giró por redes sociales. Bajo la premisa de que todos aquellos que lucharon para terminar con el reinado de terror de los demonios fueron recompensados con reencarnar en vidas más amables y felices, este capítulo levemente extendido nos invita a ver una mañana en la vida de los hermanos Kanata y Sumihiko Kamado, bisnietos de Tanjiro.
Es como esa fantasía de una versión en comedia de enredos que se muestra en los capítulos finales de Evangelion, pero de verdad. Este un cierre amable y “final feliz”, de esos casi obligatorios para los shōnen modernos. Siempre tengo presente a Watsuki diciendo que sus editores no lo dejaron matar de manera definitiva a Kaoru en Rurouni Kenshin. También es uno que regala mucho fanservice. Ya me imagino el Twitter japonés atascado de fanart de los personajes en modo colegial. En lo personal, no me molesta, sobre todo porque como dije antes funciona más que nada como un epílogo, un anexo a la serie que parte de la misma.
En cuanto a la serie en sí, mucho se discute hoy en Internet sobre sus méritos, en contraste con su éxito arrollador. Un debate que podría resumirse básicamente en un “¿es para tanto?”, siendo el argumento más utilizado por la contra decir que es cliché. La relación del shōnen con el cliché es una muy interesante, que da para mucha discusión. Solo me limitaré a decir aquí que cierto nivel de estandarización es esperable en la industria cultural contemporánea, y especialmente de la Jump, que desde hace décadas funciona como una fábrica de manga. Una bien aceitada máquina productora de éxitos de ventas.
En lo particular de Kimetsu no Yaiba, mi opinión personal es que fue un shōnen bien ejecutado, que se apegó a la formula y lo hizo bien. Respeta la estructura ya clásica (tragedia en el origen, entrenamiento, jerarquía en el grupo de “los buenos” y “los malos”, poderes y power-ups), con algunos condimentos más contemporáneos como un héroe sensible al modo de Midoriya o el mismo Naruto. Lo mejor para mi es el dibujo y diseño de personajes, tan idiosincrático que algunos hasta dicen que son “feos”. Lo peor es pasarse de rosca con la caracterización estereotipada de los personajes. Al lado del insoportable de Zenitsu y sus lloriqueos incesantes, Bakugo parece una persona medida y tolerable.
En el gran esquema de las cosas, de la historia del shōnen de los últimos 40 años, no creo que la serie pueda ubicarse en el panteón de las obras clásicas, esas que definen o desafían definiciones como Jojo, Dragon Ball, Slam Dunk, One Piece, etc. Tampoco creo que este un escalón más abajo, con esos mangas que no dibujan por fuera de la línea, pero ejecutan la formula a la perfección, como argumentaría lo hicieron la mencionada Kenshin, o la primera mitad de Hunter X Hunter.
A Kimetsu lo pondría en un tercer escalón, junto con los shōnen que son logran con prolijidad cumplir su modesto cometido, pero que no logra descollar en un mercado ultra competitivo. Solo que, en este caso, por alguna razón el título logró capturar el zeitgeist del momento y vender mangas como no se hacía desde hace un buen rato.
Solo el futuro nos dirá cuál será el destino que le deparará a la serie en los cánones del manga. Por lo pronto, si bien Gotōge se alejará de la mesa de dibujo, la fábrica está lejos de cerrar, ahora que el nombre Kimetsu no Yaiba es equivalente a ventas millonarias. Ya están anunciadas una nueva light novel y un manga spin-off sobre Rengoku. Además, pocas dudas quedan que este capítulo final cumple la función de dejar la puerta abierta para posibles continuaciones, por si algún día Gotōge tiene ganas. Ese día, la empresa seguro va a estar contenta.
Esta semana el “ranking” en Manga Plus sigue afectado por las series nuevas y ausencias. Los tres primeros puestos, si sacamos los debuts, corresponden a Promised Neverland, Haikyuu!! y Black Clover. Mashle tiene una gran semana, posándose sobre My Hero Academia y Dr. Stone, probando que tiene la fuerza para quedarse en la revista. En cuanto al último capítulo de Kimetsu, los lectores japoneses expresaron su disconformidad, sea con el final en sí o con la mera idea de que termina, sacando a la serie del top 3.
Por abajo, esta semana la victima del amontonamiento de series sin rankeo en la primera mitad del índice es Chainsaw Man, en una rara visita al fondo de la tabla. Lo que si no cambia son las posiciones de Agravity Boys y Majo no Moribito, que siguen disputando el último puesto. El prospecto de la segunda se ve empeorado por las malas ventas que su primer tomo está teniendo en Japón. Si bien, como venimos repitiendo, estamos en medio de un recambio en la Jump que facilita la lucha de las serializaciones nuevas por permanecer, lo seguro es que de llegar a la situación de tener que sacar alguna serie para hacer espacio, la decisión recaerá sobre estas dos.
La semana que viene traer a Manga Plus las novedades de la Jump número 25 del 2020, el primero sin Kimetsu desde que se lanzó la app, y ya sin debuts en el horizonte cercano. La tapa será para Jujutsu Kaisen, que festeja su segundo aniversario. El resto de las páginas a color van para Black Clover, Time Paradox Ghost Writer y el one-shot Yuuto Tsukuda y Shun Saeki, que difícilmente leamos acá. También tenemos el regreso de One Piece, después de una semana off. Salvo que The Promised Neverland termine en ese número, estaré escribiendo sobre la nueva serie, Time Paradox Ghost Writer, que anticipo me gusto bastante, cosa que no hice en esta entrega porque se me había ido muy largo ya. Nos leemos la próxima.