¿Querés saber qué se siente ser una abeja? Llegó lo que estabas buscando: Bee Simulator es una aventura enfocada para chicos donde lo didáctico y la diversión intentan ir de la mano.
Quien no quiso ser una abeja dijo nadie nunca. Se ve que los muchachos de Varsav Game Studios se lo preguntaron alguna vez ya que Bee Simulator es un juego que refleja desde una perspectiva nunca antes planteada en el mundo gamer cómo es la laboriosa vida de una abeja, que desde el momento en el que nacen están al servicio de su reina para trabajar de la colmena y defender a su comunidad de los múltiples peligros que la acechan.
Publicado por BigBen Interactive, Bee Simulator es un juego apuntado al público infantil, en el que nos ofrece una aventura de exploración con diferentes tareas, objetivos, coleccionables y sidequest, en el cual a medida que vamos avanzando empezamos a conocer en mayor detalle cómo es la vida de la abejas, con un toque enciclopédico y educacional que no desentona con lo accesible que es el juego y todas las variantes que ofrece.
Salvando la colmena
Bee Simulator nos pone en la piel de una abeja melífera o apis melífera, una clase de abeja que tiene como trabajo espécifico la recolección de polen para su colmena y la posterior fabricación de miel (oh dulce néctar). Esta aventura no solo hace foco en nuestras vivencias y lo que experimentamos desde que nacemos hasta que salimos a explorar el mundo, sino que además hace énfasis en cómo esta clase de insectos trabaja en conjunto para ser una comunidad unida y fuerte.
Puede resultar un tanto ilógico lo que estoy planteando, pero todo lo que jugamos en Bee simulator tiene un argumento cimentado en hechos reales de los habitos de las abejas, con información que constantemente nos introduce el juego, desde sus pantallas de carga en la que aparece curiosidades y tips sobre estos insectos y en el mismo juego, con objetivos y misiones que desarollan toda la vida y obra de las abejas.
Si bien el juego tiene una narrativa sumamente sencilla y forma parte de este contexto educacional al que intenta abordar el juego, la historia tiene un hilo conductor bastante entretenido: desde que nacemos somos una de las recolectoras de polen que trabaja para la colmena, sin embargo, nuestro hogar, emplazado en un árbol dentro de un parque, se ve amenazado por diferentes factores externos (hola mano del hombre, a vos te hablo) por lo que tendremos que buscar un nuevo lugar seguro para vivir.
Esta exploración más allá de los limites en el que las abejas pertenecientes a la colmena están acostumbradas a moverse, nos llevará a conocer un montón de diferentes plantas, animales, locaciones y peligros que tendremos que enfrentar con un rigor de dificultad bastante sencillo. Si bien tenemos un modo fácil y un modo difícil, lo más complejo en Bee Simulator será acostumbrarnos a sus patrones de vuelo, que en algunos desafíos puede resultar un tanto caótico.
Además de la narativa, tendremos un buena cantidad de coleccionables y un glosario de información para seguir adentrándonos en el mundo de las abejas así como también de la flora y fauna con la que vamos interactuando.
Cumpliendo encargos y recolectando polen
Bee Simulator tiene un sistema de controles, a priori, muy sencillo. Además de aprender los conceptos sobre cómo volar con las abejas, tendremos a nuestra disposición un botón que potencia la velocidad de movimiento, otro para picar (que sirve realmente para muy poco) y otro para la “visión de abeja”, un sensor que permite clasificar a la plantas por su rareza, que funciona principalmente para ir recolectando las cualidades específicas dependiendo cada misión.
El juego tiene una linea planteada a través de un número corto de misiones principales, englobadas en un contexto de exploración libre en el que podremos ir recolectando polen para sumar puntos y cumplir diferentes sidequest que aumentan la duración de la aventura y rellenar el apartado de coleccionables.
El polen juntado tiene una función principalmente cosmética en Bee Simulator. A pesar de que es el objetivo de algunas misiones principales, acumular estos puntos funciona para desbloquear diferentes skins para la abeja y también accesorios, como gorros y la estela que deja al volar.
Dentro de las diferentes tareas que tenemos encarnando esta abeja melifera, tendremos que realizar persecuciones (siguiendo un recorrido en el cual tenemos que atravesar aros de color azul para no empezar de vuelta, recolección de plantas, encargos de objetos, repetición de patrones (una sencilla tarea en el que tendremos que hacer un memo test de movimientos) y por último un modo combate, en el que tendremos que enfrentarnos en su mayoría a avispas y alguna que otra abeja rebelde.
El sistema de combate es una simplificación pura y concisa de For Honor, en el que tendremos 3 direcciones tanto para atacar como para defender, estando atento a apretar el direccional correcto cuando bloqueamos los ataques y certeros en el desplazamiento cuando realizamos una ofensiva. La dificultad de los desafíos es anecdótica, pero donde sí tendremos un gran conflicto será en algunas misiones en las que tendremos que ir a grandes velocidades y realizar maniobras un tanto escabrosas; la cámara está muy pegada a la abeja y por momentos hay una desorientación clara de nuestra perspectiva.
A pesar de ser un juego que tiene una estructura principal bastante acotada, Bee Simulator tiene muchas cosas para hacer y si somos detallistas y nos gusta completar los juegos al 100%, nos demandará varias horas encontrar todos los coleccionables y completar todas las misiones secundarias ocultas están disponibles en este mundo dividido en 5 zonas interconectadas, las cuales también se pueden transitar rápidamente mediante viajes rápidos.
Conclusión
Con una claro planteamiento hacia el público más infantil, Bee Simulator es una aventura educativa bastante completa, que tiene una versatilidad dentro de lo que ofrece a nivel jugable y no solo se trata de un simulador simplon y sin alma. Obviamente, está un escalón por debajo dentro de otros títulos de aventura en cuanto a calidad y cantidad de contenidos, pero dentro de su modestia (con un apartado audiovisual bastante correcto) es una alternativa más que considerable para alejar un poco a los chicos de la exposición a la violencia constante.