Los personajes más emblemáticos del mundo indie se reúnen en Bounty Battle, un juego de pelea con mucho frenetismo y poco encanto.
Desde que anunciaron Bounty Battle a comienzos de este año, me había encantado la propuesta. Su premisa no busca romper el molde ni mucho menos colarse como un referente en el género de pelea, pero tener la chance combatir con los protagonistas y personajes de los títulos indie más importantes de los últimos años.
Mis ansias y expectativas aumentaron cuando, tan solo hace unos días Dark Screen Games, responsables del juego, estrenaron su tráiler de anuncio que les comparto más abajo. Un video animado que nos mostraba en acción a los protagonistas de turno, desde el Penitente de Blasphemous hasta Juan Aguacate de Guacamelee!.
Lamentablemente, todo ese hype y emoción se frustraron tras poder probar el juego en sus primeros compases, que me dejaron la irremediable conclusión que no solo alcanzan las buenas intenciones para traer sobre la mesa un juego.
La lucha en medio del Indieverse
A primera vista Bounty Battle tiene el aroma de Super Smash Bros., con una arena de combate en 2d con desplazamiento horizontal y vertical, pero tras algunas contiendas se acerca mucho más a un título de peleas tradicional, en el que las formas de obtener la victoria son reduciendo la vida de los enemigos a 0 o expulsar a los enemigos fuera de la zona de pelea (siempre que el escenario lo permita). Después, tenemos otros modificadores para dinamizar las luchas, ya que podremos ganar acumulando más muertes o reduciendo la cantidad de vidas de los oponentes a 0.
Las luchas se dan de 2 hasta 4 jugadores, y en los modos multijugador podemos armar equipos de 2vs2, 2vs1, 3vs1 y todos contra todos. En total, el roster cuenta con 30 luchadores en su inicio, de los cuales 5 de ellos son creaciones propias para el juego. El resto del catálogo lo compone una variopinta selección de personajes principalmente de títulos indie que llegaron durante la última década. Gillie de Battle Chasers, Otus de Owlboy, Stargroove de Ruin of Reckless, Rusty de Steamworld Dig, entre otros. Si vemos la grilla de personajes, hay indicios para entender que hay 26 luchadores que se sumarían en futuras actualizaciones, porque con los modos disponibles no hubo forma de desbloquearlos.
Es recomendable jugar primero el tutorial porque vamos a tener un abc de los conceptos básicos del juego. La metodología es bastante sencilla. Cada personaje cuenta con un ataque básico complementado con un abánico de habilidades que consumen maná, recargables con el uso de las técnicas normales. También contamos con la posibilidad de bloquearnos y realizar esquives verticales rápidos, que también consumen energía.
A medida que logremos impactos a los enemigos, iremos acumulando bounty points, que funcionan para invocar a esbirros que luchen como aliados en la pelea, sumando un granito de arena más a la contaminación visual del juego, uno de los numerosos problemas que acarrea la propuesta. Los esbirros, claro está, son relacionados a la franquicia que el personaje de turno representa.
No quiero dejar de resaltar la cuestión de la contaminación visual porque entorpece la mayoría de las peleas. Sabemos lo que estamos haciendo en todo momento, pero es tanto el descontrol que por momentos se pierde la estrategia de los combates para sumergirnos en un maremoto de golpe, habilidades y esquives.
Los problemas de Bounty Battle son varios y no solo apelan a su jugabilildad. La historia del juego es completamente nula y ya el tráiler nos adelanta prácticamente todo el lore posible. Por razones meramente desconocidas, una suerte de fisura abre un portal interdimensional en los mundos de los diferentes personajes que protagonizan este título. Como resultado, se enfrentan en una lucha sin precedentes, que no tiene contexto, motivaciones y absolutamente nada.
Uno podría imaginar que la campaña para un jugador resuelva un poco estas incógnitas pero la realidad es que tampoco cuenta con una propiamente dicha. Si tenemos un modo bautizado “Torneo”, ¿en qué consiste? Cada luchador tendrá una serie de 5 peleas, con diferentes modalidades y si ganamos cada una sin morir desbloquearemos un skin. Así progresivamente hasta completar las 30 campañas individuales, que nos llevan entre 10 y 15 minutos con toda la furia cada una.
Esta base poco prometedora es el contenido más atractivo que tenemos desde la modalidad de un jugador. También contamos con un modo desafío, en el que podemos elegir a cualquiera de los personajes y completar una serie de peleas escalonadas, sin bonificaciones a la vista.
Ahora bien, podemos prescindir de este tipo de contenidos y aún así disfrutar de la experiencia de los combates y su jugabilidad, algo que realmente no termina de suceder por más que Bounty Battle tenga el encanto de poder luchar con los pintorescos personajes del mundo indie. Reafirmo que me encanta poder jugar con Juan Aguacate, pero no tiene es un atractivo suficiente dentro de la comunidad gamer como sí lo puede tener por ejemplo Super Smash Bros., pudiendo jugar con Mario o Pikachu.
La metodológía y las habilidades de los personajes son el punto más alto de esta irregular propuesta. Las técnicas y esbirros que invocamos con los bounty points tienen una enorme influencia de sus propias aventuras y rápidamente identificaremos los movimientos que realizamos, pero no alcanza para terminar de redondear una propuesta interesante.
Los movimientos de los personajes y su empleo de golpes es tosco, rudimentario y con un mínimo de animaciones, al punto tal que a veces el desplazamiento es con el luchador congelado sin un mínimo de sprites. Técnicamente no da en la tecla para lograr una propuesta fluída y entretenida, algo fundamental en este género. Al momento de escribir esta review, todavía no estaba habilitado el modo online, por lo que las cuestiones de servidores y funcionamiento no pudieron ser testeados, aunque realmente no creo que pueda inclinar la balanza.
La pobreza de los contenidos también es notoria. Más allá de modificar las condiciones de victoria en las batallas casuales, no hay mucho más que el chato modo Torneo y Desafío, más una zona de entrenamiento para perfeccionar a los personajes.
Con Bounty Battle no alcanza con el roster y el frenetismo de sus combates, hay una desconexión entre el atractivo de los personajes y usarlos que no hay manera de remontar. Con tantos exponentes en el género, veo muy complicado el panorama para que pueda llegar a desctacarse. Tendrías que ser un ferviente fanático de determinado luchador para que sea un justificativo, pero tampoco hay un caudal de desafíos a la altura de las circunstancias.
Conclusión
Quizás yo tenía la vara muy alta por los avances mostrados durante su promoción y mi gusto por las aventuas indie, pero Bounty Battle es una enorme decepción. Una idea interesante que recae en espejitos de colores, obnubilados por poder usar un roster atractivo, pero cuando empezamos a desmenuzar su jugabilidad no tiene ningún tipo de sustento, reforzado por falencias técnicas y errores de rendimiento que no tardan en dejarnos un amargo sabor de boca.