¿Qué necesita un juego para ser divertido? Parece que Torn Banner se hizo esta pregunta al desarrollar Chivalry 2, porque es una secuela que responde esta pregunta a la perfección.
A todos los que nos gusta el universo medieval y sus derivados tenemos debilidad por cada una de sus aristas, incluidas sus cruentas batallas: desprolijas, con más impronta y valentía que táctica militar (aunque sí las había), sumergidas en cruentos campos bañados en barro, sangre y miembros amputados aquí y allá.
8 años después del debut de la franquicia, Torn Banner redobla la apuesta con Chivalry II, la secuela de este simulador de combate ambientado en la Edad Media que tiene una base muy continuista en cuanto a su estructura jugable, pero con esta base firme apostó por sumar diversos componentes y agregados en sus contenidos, manteniendo una premisa grabada en acero: matar o ser asesinado, no hay medias tintas en esta propuesta.
Sin deslumbrar en ninguno de sus apartados técnicos y con una modesta jugabilidad, Chivalry II es una inyección de adrenalina que se renueva partida a partida, a ese rival que se la tenés jurada porque te ganó una partida o ese objetivo que no llegaste a cumplir porque tu equipo no te ayudaba en lo más mínimo.
Partidas para 64 jugadores, cross-play, variedad de armas, clases de personajes, mucha sangre y gritos de guerra: un cocktail ideal para creernos el caballero más picante del condado.
Escoge tu veneno
El núcleo de Chivalry 2 pasa lisa y llanamente en sus combates constantes y es por eso que no se detiene en detalle a contemplar diferentes modos de juegos que abran un poco la ecuación de las partidas, ya que realmente por más que haya diferentes reglas para ganar al final del día todo se traduce en eliminar a todos tus enemigos.
Con partidas de hasta 64 jugadores, contamos con “Duelo por equipos” ( la Orden de los Masón con el color rojo y los Cabalero de Agatha, de color azul) el que debemos cumplir objetivos para ganar, desde realizar un asedio, defender una posición, o sencillamente llevar el contador de vidas del otro equipo a 0. y otra vertiente es un “Todos contra todos”, una arista en la que todo el potencial de Chivalry 2 se nutre exponencialmente.
Ninguna partida en este juego es igual a la otra, y eso es parte de la magia que destila más allá de los simple de sus contenidos generales. El tutorial en el que nos iniciamos como caballeros repasa el abc de las estrategias que podemos abordar. Cada arma (salvo las de arquería) cuenta con 3 ataques diferentes y la posibilidad de bloquearnos.
El combate se cuece en una danza de ataques, bloqueos y esquives hasta que, o podemos romper la guardia del enemigo (y que eso involucre destruir el arma/que use para defenderse) o con pura agilidad e intuición impactarle un golpe de lleno. Sin embargo, la única preocupación no es el (o los) enemigo que tenemos delante: en cualquier momento podemos recibir una estocada por la espalda, un flechazo a 30 metros o que nos arrojen una cabeza amputada de un soldado que murió hace unos segundos.
Esta sensación de no tener nunca el control de la situación es la representación real de lo que intenta Torn Banner al lanzarnos en los diferentes campos de batalla: la desorientación de no entender de dónde puede provenir el próximo ataque, tener ojos en la espalda todo el tiempo antes un ataque a traición, y batirnos en rústicos duelos que no nos dan descanso.
Otros de los aspectos enriquecedores de Chivalry 2 es el aprendizaje constante. No vamos a ganar todas las partidas, pero cada lucha que combatimos nos deja enseñanzas tanto del manejo de las armas como de las tácticas que tenemos que implementar dependiendo el rival que tenemos en frente. No es lo mismo abalanzarnos hacía un enemigo que tiene escudo y espada contra alguien que está armado con una lanza y es una amenaza a distancia.
Y dentro de los aprendizajes con cada una de las armas que utilizamos está también el uso de la cámara como un apoyo para ser más letales. Exacto, si cuando atacamos utilizamos, ya sea el mouse o el stick derecho, para complementar el movimiento del arma, lograremos ataques más rápidos y certeros, lo que puede llegar a cambiar nuestra suerte en combates más exigentes.
Como dice el conocido dicho, una buena defensa es el mejor ataque. Pero acá también entra el juego la prudencia de saber cómo cuando cambiar de posturas defensivas a ofensivas. Blandir ataque sin sentido matar a todo lo que tengamos en frente se traduce rápidamente en una muerte rápida. Que el juego nos de esa sensación de desoriente e impredecibilidad no quiere decir que no tenemos que tener los pies en la tierra; la estrategia es un factor fundamental, tanto en los modos en equipo como todos contra todos.
Entrando en detalle dentro de las características jugables, esta entrega divide a sus personajes en 4 clases: Caballero, Lacayo, Vanguardia y Arquero. Con cada uno podremos ir progresando a través de diferentes niveles que permiten desbloquear armas e items. Lo bueno de las clases es que hay un balance natural y se refleja en los combates: de los 64 jugadores que permiten las partidas, hay una distribución casi siempre equitativa de cada una ellas. Quizás la que menos se vea en abundancia sea la del arquero, ya que cuenta con un enorme ataque a distancia, pero queda bastante desprevenido ante cualquier golpe cuerpo a cuerpo.

El contenido base de mapas y armar puede quedar un tanto corto a las pocas horas, pero por suerte Torn Banner ya confirmó que irán lanzando actualizaciones gratuitas con nuevos escenarios y cosméticos para las diferentes clases.
Sin embargo, más allá de que para algunos esta acotada variedad de locaciones y objetivos en los modos de juego pueda ser contraproducente, el adn de Chivalry 2 se enfoca enteramente en el realismo que busca aplicar a sus combates. Podríamos estar luchando en una planicie blanca sin texturas, que la magia del juego seguiría latente. El espíritu de sus partidas se mantiene por los gritos que lanzamos al aire, las arremetidas contra varios rivales a la vez y la destreza para mantenernos vivos cuando tenemos todas las de perder.
Su apartado gráfico es bastante modesto. Estamos ante un título AA que tiene las dos caras de la moneda: escenarios bastante chatos sin un gran lujo de detalle que se contraponen con el minucioso trabajo que hay en cada una de las clases y los diferentes elementos cosmeticos para personalizar a los caballeros. Eso sí, en muchos momentos no se puede apreciar en su totalidad porque en el fulgor de la batalla y la sangre como protagonista visual de las contiendas no hay tiempo para detenerse a observas esos detalles.
Conclusión
Sangre, sudor y acero. Chivalry 2 nos lanza al campo de batalla y el resultado queda a la vista rápidamente: una propuesta efectiva, enfocada en su jugabilidad y estrategia visceral pero sobre todas las cosas plenamente divertida. Además el juego, disponible para PS4, PS5, Series X|S, Xbox One, PC, cuenta con cross-play, así que es poco probable que no encuentres jugadores para sumarte a una partida.
Si Torn Banner logra sumar nuevos contenidos de forma progresiva y agregando por qué no otros modos de juego, esta secuela se posiciona como un exponente ideal para simuladores de combate medieval, en un género que realmente no abundan ofertas.