En Crossing Souls, 5 amigos se embarcan en una hermosa y apasionante aventura llena de peligros y misterios enmarcados en un millar de guiños ochentosos.
Pasan los años y cada vez se hace más difícil decirle adiós a los ’80, una década marcada por una revolución cultural que al día de hoy sigue marcando tendencia. Es complicado puntualizar cuáles son los cambios más radicales de esa época, ya que abarcó todo: la música, el cine, la moda, los videojuegos, la cultura y a la sociedad misma.
En este marco, Crossing Souls es una hermosa aventura, con mezclas de beat ‘em up y plataformas, desarrollada por la empresa española Fourattic, que luego de varios años luchando por no renunciar a este proyecto, Devolver Digital les tendió la mano para que puedan terminar este título, que en varias entrevistas previas la han catalogado como el “Stranger Things de los videojuegos”.
5 amigos, dos mundos, una aventura apasionante
El verano de 1986 no iba a ser el mismo para Chris, Matt, Charlie, Big Joe y Kevin, cinco amigos que viven en un tranquilo pueblo de California. Esa tranquilidad desaparecería cuando el grupo encuentra un cadáver en un bosque cercano a sus casas y con él, una misteriosa piedra, la Duat (los que hayan jugado Assassin’s Creed: Origins o conozcan un poco de mitología egipcia se familiarizarán con el termino), que luego de examinarla y estudiarla descubren que tiene la habilidad de conectar nuestro mundo con el de los muertos.
Lo que Chris, Kevin y compañía desconocen es que su descubrimiento marcará el inicio de una epopeya que pondrá en peligro, tanto sus vidas como la de todo el pueblo, ya que un misterioso grupo liderado por el Mayor Oh Rus quiere utilizar los poderes de la Duat para un malévolo propósito.
En terminos conceptuales, la historia de Crossing Souls es el punto más alto dentro del juego y no precisamente por la infinidad de gags ochentosos que analizaremos más abajo. Puede ser un tanto lineal por momentos y quizás con varios cliches, pero los valores y tramas que aborda son tan hermosos que te interesa conocer más sobre los personajes, sus intenciones, deseos y vínculos. La amistad, el amor tanto fraternal como de relación, la valentía, el concepto de familia son solo algunos puntos que resalta esta aventura, siempre englobada en una capsula de ciencia ficción y aventura estilo Los Goonies.
Que el estilo animado de sus presentaciones y los gráficos estilo Pixel Art no te confundan en cuanto al enfoque que transita Crossing Souls. Desde el comienzo de la historia deja en claro que la muerte está presente en todo momento, por lo que, sin spoilear absolutamente nada, prepárense para momentos melancólicos.
Un mix de estilos, con falta de profundización
Crossing Souls combina varios estilos de juegos, siempre bajo una estructura 2d con cámara isométrica. Hay mucho de aventura y plataforma, algunas cosas beat ‘em up y varios puzzles en el camino y por qué no algo de exploración. Lamentablemente, la jugabilidad va a contramano con la historia. Si este último aspecto va de menor a mayor, lo que la primera hora de juego propone, va perdiendo intensidad a medida que vamos adentrándonos en el juego.
¿Dónde falla Crossing Souls? Para empezar, no le saca todo el provecho necesario a interactuar entre el mundo de los vivos y los muertos. El planteo lineal de los objetivos reduce las posibilidades de exploración de los escenarios y hay muy pocas misiones secundarias, y de esas pocas contamos con una mano las que corresponden a usar la Duat para cumplirlos. Me hubiera gustado que cruzar de planos tenga una impronta mayor en la exploración y que no sea, por momentos, una mera excusa estética o para detectar a los enemigos.
El segundo error, dentro de la profundización del juego, son las virtudes de los personajes. Cada uno cuenta con habilidades específicas que funcionan para avanzar en Crossing Souls. Chris puede escalar, Matt dispara proyectiles y tiene un pequeño propulsor en las zapatillas, Big Joe puede mover objetos pesados y tiene un mayor daño en los combates, mientras que Chris es la más veloz del grupo, pudiendo balancearse a grandes distancias además con el latigo que usa como arma. El problema radica es que son muy pocas las veces que se utilizan para poder darle un grado de dificultad a la aventura, y si sumamos que la exploración se ve bastante reducida, solo es cuestión de cambiar al personaje cuando el juego lo requiere para poder avanzar.
Los puzzles son pocos y, salvo algunos, no representan un tiempo largo para resolverlos. En algunos tendremos que interactuar con otros personajes para avanzar y en otros, como mencionamos más arriba, requieren de la habiliidad especial de determinado protagonista. Además cuenta con varios minijuegos que son obligatorios cumplirlos para poder avanzar, y cada uno homenajea de cierta manera a grandes hitos de la década del ’80. Un detalle de color que le suma y mucho a esta aventura.
Crossing Souls invita también al sigilo, ya que en determinados momentos tendremos que atravesar algunas zonas sin ser detectados, o tendremos que comenzar de vuelta, perdiendo algo de vida.
En cuanto a los combates, son bastantes dinámicos y en los capítulos finales son bastante intensos, con hasta 6 o 7 enemigos en simultáneo. La variedad de los rivales varía desde miembros de una banda rival de los protagonistas hasta fantasmas. Los jefes son el punto más alto dentro de esta arista, ya que cada uno es bastante distinto, y van elevando su dificultad.
Un homenaje constante a la década de oro
Con tan solo jugar media hora de Crossing Souls, podemos reconocer fácilmente más de 10 guiños a la cultura ochentosa (aunque también hay una hermosa referencia a Toy Story). Los Goonies, Volver al Futuro o Poltergeist son solo algunos de los ejemplos que encontraremos durante el transcurso del juego. Este modus operandi es una gran constante en todo el juego, y los amantes de dicha época pueden esbozar más de una sonrisa al ver todas las parodías que se encuentran durante el juego.
Al estar completamente traducido al castellano, no habrá dificultad alguna para leer con detenimiento todas las descripciones que aparecen durante el juego. Los coleccionables, obviamente, también son referencias a películas, videojuegos y música de los ’80. Esto también puede ser un arma de doble filo, ya que con tanto gag y homenaje latente, para algunos puede perder cierta frescura.
La ambientación lo es todo
Ya mencionamos anteriormente que a nivel gráfico cumple bastante, con un formato en pixel art muy bien logrado, aprovechando a pleno toda la paleta de colores a medida que vamos transitando los distintos escenarios. Incluso las cinemáticas tiene esa estética que se asemeja a cuando mirábamos viejos VHS, un detalle sublime. El OST que acompaña Crossing Souls es impecable, y también funciona para transportarnos a las grandes películas que vimos hasta el hartazgo cuando eramos chicos.
Una aventura digna de recorrer
Crossing Souls es una aventura que a priori muestra tantos destellos y emociones, que con el paso de las horas su propuesta se va desinflando, aunque sin caer en la monotonía o escenarios chatos. Lamentamos que Fourattic no haya arriesgado un poco más en la profundidad de ciertas herramientas y haya dado un mayor uso a la Duat. Sin embargo. Por su historia y dinámica, es un título altamente recomendable, más aún para los que miran con aprecio una época que se resiste a ser olvidada.