A casi 15 años de su debut, Dead Space Remake logra potenciar la versión original con una propuesta que lleva la inmersión de los Survival Horror al siguiente nivel.
“En el espacio nadie puede oír tus gritos”. Ridley Scott presentó esta hermosa frase a partir del estreno de Alien, en 1979. El terror y la ciencia ficción se convirtieron en un maridaje perfecto y el mundo de los videojuegos impuso sus exponentes desde Doom hasta el más reciente The Callisto Protocol.
Dead Space, en su debut en 2008, tomó las bases jugables que impuso Resident Evil 4 y lo llevó al espacio, en donde la gravedad, las criaturas alienígenas y el misterio rondaban en cada rincón.
Ahora, Electronic Arts y Motive Studios son los responsables de relanzar el título homónimo en una remake que, de buenas a primeras, denota el enorme trabajo y amor que impusieron para enaltecer todos los puntos de la aventura. No solo por su factor diferencial que lo pone sin muchos rodeos en uno de los mejores Survival Horror de los últimos años: lograr una inmersión audiovisual, generando un terror como títulos tienen esa capacidad; sino porque además está reinvención trae consigo algunas innovaciones en su desarrollo, jugabilidad y aspectos narrativos, que dotan de frescura para aquellos que ya vivieron la experiencia original.
Bienvenidos al USG Ishimura.
Como mencionamos más arriba, el grueso de la estructura se ha mantenido para este relanzamiento, pero Motive y EA decidieron aprovechar esta remake (hicieron énfasis en más de una oportunidad para destacar que esto no es una remasterización) para aportar novedades aquí y allá en pos de darle un plus a la experiencia.
Hablar sobre la historia de Dead Space no tiene mucho sentido pero está bueno darle ese marco introductorio y lo que se puede apreciar como nuevo y atractivo. Encarnamos a Isaac Clarke, un ingeniero espacial que se encuentra en una misión cuasi de rutina, junto a la tripulación del USG Kellion, para atender un llamado de auxilio del USG Ishimura, una imponente nave minera bautizada como “excava planetas”. Obviamente, no tardarán mucho tiempo en descubrir que el grueso de la tripulación fue masacrada, sino que el sitio está infestado de Necromórfos, unas criaturas alienígenas tan aberrantes como letales. Como complemento de color, la pareja de Isaac es una científica que trabaja ahí y parte de nuestro propósito será también descubrir si se mantiene con vida.
La historia y sus principales desenlaces se mantienen fiel al original, pero la remake aprovecha para hacer algunos añadidos y modificaciones para robustecer la experiencia. Para empezar, Isaac tiene voz – algo que se le había agregado en las secuelas – y esto permite una nueva capa de diálogos entre los diferentes personajes secundarios. Como plus, también se suman nuevas escenas y líneas de conversación que funcionan para profundizar el vínculo entre los supervivientes pero principalmente para que Isaac tenga una personalidad más definida, algo que también acompaña la evolución del personaje en esta aventura. Estas pequeñas sutilezas y modificaciones proponen un tinte más “cinematográfico” al desarrollo de la narrativa y cómo los diferentes plotwtist y golpes de efectos aportan su cuota de inmersión y atractivo.
En cuanto al contenido, la remake se toma el lujo de modificar algún que otro evento dentro de la historia para que tenga una mayor coherencia no con el relato que cuenta sino con las conexiones a las secuelas (¿esto no da una pequeña luz de esperanza para el futuro?). Sí hubo la inclusión de pequeñas nuevas sidequest que, además de explorar todos los rincones de la nave, también le otorgan una cuota mayor de profundidad tanto a los personajes secundarios como al contexto de la trama. Además, añade un modo New Game+, con nuevos items, variantes de enemigos más poderosos y un final secreto alternativo, inédito para esa versión.
La jugabilidad principal de la versión original no fue alterada: Isaac Clarke contará con un arsenal de armas espaciales con funciones de todo tipo para abrirse paso entre los pasillos del Ishimura, a lo que también se le suma el poder kinético del guante que suma a su traje para ralentizar enemigos y también agarrar objetos.
Una de sus principales novedades con el control en las manos son los momentos donde no hay gravedad. En la versión original esto se resumía en situaciones plataformeras automáticas en las que Isaac saltaba de un lugar a otro. Ahora, tenemos una libertad total para desplazarnos por los escenarios. Esto modifica la exploración, los combates con los enemigos, la resolución de los puzzles y también se aprovechó para darle una vuelta de tuerca a un enfrentamiento importante durante la aventura. Esta decisión le da un mayor sentido de profundidad a estas zonas, que ahora son más abiertas y cuentan con secretos e items.
Si bien la duración del juego casi que mantiene los lineamientos de la propuesta original, la exploración se volvió más amplia y esto agrega una experiencia un poco más larga si queremos completar el 100% del juego. Esto se ve, por ejemplo, con accesos de seguridad numéricos que están colocados en toda la nave. Para acceder a ciertas puertas o cajas con items, necesitaremos un nivel de seguridad, lo que nos invita a volver sobre nuestros o desviarnos del objetivo principal para ver si la recompensa vale realmente la pena.
Incluso también habrá momentos donde tendremos la exploración nos obligará a tomar decisiones que cambian su dificultad. Por ejemplo: para darle energía a una puerta tendremos que prescindir de las luces o el oxígeno, en medio de un pasillo sin gravedad, lo que cambia tanto nuestra estrategias como la injerencia de los enemigos.
Las armas también sufrieron algunas modificaciones tanto en sus tipos de disparo también como en las mejoras disponibles; esto funciona también para darle una mayor libertad al jugador al momento de qué tipo de arma/estrategia utilizar en combate.
Todos estos cambios que mencionamos son “mimos” para los que vuelven una vez más a disfrutar de Dead Space. pero la gran riqueza, y que enaltece toda su propuesta de valor, es la capacidad de inmersión que logra la remake.
Con la utilización del motor Frostbite, el USG Ishimura es un protagonista más de esta historia. Todos los escenarios fueron recreados de cero, los detalles de cada sección potencian la inmensidad colosal de la estructura. Recorrer los rincones de la nave transmite una sensación de inseguridad y terror que por momentos te eriza la piel. Incluso habiendo jugado la versión original, esa sensación de desprotección constante lo logra el propio diseño de los escenarios, que gracias a su reconstrucción artística permite traspasar la pantalla.
Las animaciones y diseño de los enemigos también fueron potenciados. El nivel de detalle artístico es increíble, a tal punto que las texturas de los enemigos y su respuesta ante nuestras armas va variando en función de lo que utilicemos: no será lo mismo cercenar una extremidad que usar un arma de mayor porte y arrancarle las capas de la piel. Esto, además de ser un espectáculo de gore, permite mostrar la resistencia de los enemigos, su peligrosidad y al mismo tiempo alimentar la cuota de terror que transmite la experiencia.
Las diferentes variantes de Necromorfos también juegan su papel preponderante en la cuota de inmersión y terror. Además de los “encuentros” predeterminados que sabemos que sí o sí tendremos cuando atravesamos nuevas zonas del escenario, la remake ahora cuenta con un “director de intensidad”. ¿Qué significa esto? Miles de encuentros azarosos con enemigos en momentos inesperados aportan ese granito de arena para nunca bajar los brazos y estar en alerta. Esto también se complementa con comportamientos que tiene la nave y el propio juego y que se producen también de forma aleatoria: ruidos de la nave, explosión de alguna luz, destrucción de alguna ventilación, cambios en la música, entre otros.
Esa sensación de inseguridad que logra transmitir el juego no sería posible sin uno de elementos más poderosos que tiene la remake: su puesta en escena audiovisual. La iluminación, el sonido ambiente, la música que aparece para generar incomodidad, los gritos a distancia de los Necromorfos, la niebla entre los pasillos, la destrucción de la nave a raíz de la masacre. Son todos pequeños elementos que en su conjunción crean una atmósfera espectacular.
Probablemente su principal defecto son algunos bugs producto del uso de los poderes kinéticos: items y objetos clave que desaparecían o algunas trabas al querer avanzar en un objetivo, lo que obligaba a cargar el último punto de control, pero también calculo que serán cuestiones que solucionarán con un parche.
Conclusión
El amor del equipo de Motive Studios por la versión original queda en evidencia en cada rincón de Dead Space Remake. Una propuesta que enaltece a los survival horror desde su punto más atractivo: una ambientación increíble y esa sensación de desprotección que transmite por la brutalidad de los enemigos, la exploración y su potencia audiovisual.
Que el juego solo esté disponible para consolas de actual generación y PC permite desplegar al 100% la ambiciosa propuesta de reinventar este juego y lograr que sea una propuesta fresca para los fans de la saga así como también para los que se aventura por primera vez en las fauces del Ishimura.
¿Qué tan impactante es Dead Space Remake? Si la Tierra fuera invadida por alienígenas y nos exigieran jugar un Survival Horror que de miedo para nos destruir el planeta, 2 horas con este título son suficientes para dejarlos satisfechos.