Destroy All Humans! 2: Reprobed vuelve a consolas de actual generación tras 15 años, acarreando un sistema de juego arcaico pero con el humor intacto.
En una época donde hablar de remakes y reboots es algo que nos tiene más que acostumbrados, cada vez está más puesto el ojo en lo que realmente aporta esta actualización de propuestas que reciben un baño de actualidad, ya sea audiovisual cómo técnica y jugablemente hablando.
Destroy All Humans! 2: Reprobed, en este marco, es una remake de dualidades. Mientras que a nivel técnico y audiovisual hay un enorme salto, especialmente porque se trata de un juego solo disponible para PlayStation 5, Xbox Series X|S y PC, a nivel jugable acarrea la nula cantidad de modificaciones y en un título de mundo abierto que tiene 15 años de antigüedad, termina pesando en el resultado final. Entre esta ambigüedad de aristas, es Crypto y la acidez de su estilo humorístico lo que sostiene esta propuesta, la que rompe con la monotonía arcaica de sus misiones para mantener a flote esta aventura que pone en jaque una vez más a la humanidad.
¡Crypto is back!
Destroy All Humans! 2: Reprobed toma lugar una década después de los eventos de la primera entrega, con un ataque sideral a la nave nodriza de esta invasora raza alienígena y es uno de los tantos clones de Crypto quien debe cargar con la bandera de la venganza y tomar represalia contra uno de los principales enemigos de este juego: la KGB. El servicio secreto ruso toma la posta en este intento de la humanidad por destruir la amenaza extraterrestre y nuestro extrovertido protagonista tomará no solo cartas en el asunto: un arsenal hermoso de armas y su imbatible nave espacial serán algunos de los recursos para destruir todo lo que se interponga frente a su paso.
Además del potencial armamentístico, vuelve también a esta secuela los poderes kinéticos para tomar el control de otros humanos y obligar a otros que nos obedezcan. Todo esto es el marco y la excusa para que Crypto recorra el mundo (y el espacio) para descubrir quién está detrás de esta amenaza, y en el camino sumar aliados inesperados.
Una de las principales virtudes de Destroy All Humans! 2: Reprobed es la variedad de ciudades y cómo el juego nos invita a cambiar de mapa para completar el 100% del juego: Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, Japón e incluso la luna. Esta diversidad logra tapar por momentos lo anticuado que queda su sistema de misiones: encargos completamente repetitivos, misiones secundarios que ya no querés hacer después de haber completado un puñado de ellas, y coleccionables que están para cumplir y no para disrumpir. Esto no es una falla que nos sorprenda: los juegos de mundo abierto han cambiado tanto en la última década y media que todo lo que ponga sobre la mesa esta propuesta se va a sentir obsoleta. Extraña que la remake no haya apostado por alguna novedad en este aspecto, principalmente por las críticas que recibió el relanzamiento de su primera entrega.
Ir visitando nuevas zonas geográficas es ese baño de frescura que mantiene al juego en una tónica atractiva. La puesta en escena de finales de la década del ’60 se realza con el pulido gráfico que propone, realzando en detalle cada una de las calles que exploramos y regiones, ya sea a pie, con los propulsores o a bordo de la nave espacial. Los modelados de los civiles y enemigos sí se repiten con una clara notoriedad, pero todo el armado de las ciudades está muy bien trabajado, algo que se sostiene también gracias al rendimiento y estable tasa de fps de PlayStation 5 y Xbox Series X|S.
Si bien el trabajo audiovisual para esta remake está muy bien logrado – sin ser un portento realista porque tampoco su dirección artistica apunta a ese lado – el que se carga todo el divertimento de esta remake es el propio Crypto y el equipo de guionistas que trabajo detrás de sus diálogos. Es la actitud del alien y su interacción con todo el popurri de NPC que interactúa lo que contiene esa frescura, una marca registrada dentro de la franquicia.
Un humor ácido, respuestas fuera de lugar, verborrágico y desfachatado; Crypto bebe lo peor de nuestros modismos y son sus diálogos los que al menos nos impulsas a descubrir todas las misiones que ofrece el juego; porque realmente su dinámica no solo peca de repetitivo sino también de poco interesante. Dentro de ese humor también está la desfachatez de sus armas: la lluvia de meteoritos, “amor libre” o la sonda anal son ese contexto irreverente para una aventura donde la seriedad no fue invitada.
Conclusión
Destroy All Humans! 2: Reprobed tiene una lógica sencilla: no pensar demasiado, agarrar el arma que más nos guste o pilotear la nave con ganas de destruir todo y abducir humanos. 15 años después de su lanzamiento original, la magia de Crypto se mantiene intacta y es su personalidad maquillada con todo el retrabajo audiovisual lo que genera atractivo en esta remake. En cuanto a las sensaciones jugables, el paso del tiempo pesa y con crecer: 2006, año de su debut, era una época en la que los juegos de mundo abierto todavía no habían dado ese salto de calidad y todas las propuestas mantenían el molde de GTA San Andreas.
Esta oxidación en su jugabilidad no es un dato menor: su mundo abierto es amplio pero con pocos puntos de interacción; las misiones tienen un contexto hilarante pero su ejecución es mecánica y repetitiva, pero ante cada caída o posible aburrimiento, aparece Crypto con un chiste o un comentario desagradable para salvar el día y destruir a los humanos.