Goku, Vegeta y los demás Guerreros Z están de regreso en Dragon Ball: Sparking! ZERO, un juego que trae a tiempos modernos la legendaria saga Budokai Tenkaichi.
Dragon Ball siempre ha dejado su marca en los juegos de lucha. Desde clásicos de Sega como Buyū Retsuden, pasando por el Final Bout de PlayStation, hasta llegar al reciente FighterZ, la franquicia siempre supo brillar con luz propia a lo largo de los años. Sin embargo, hay una saga en particular que los fans llevan a flor de piel: Budokai Tenkaichi. Hoy, 17 años después del lanzamiento de su última entrega, llega a las nuevas generaciones Dragon Ball: Sparking! ZERO, que se presenta como su gran heredero.
Es difícil que alguien no conozca Dragon Ball. Ya sea porque se crió viendo a Goku luchar contra Vegeta, Freezer, Majin Buu o incluso Piccolo, o porque pertenece a la generación de Jiren, Kefla, Bills o Whis, lo cierto es que la franquicia ha cruzado más de una generación a lo largo de su extensa existencia. Dragon Ball: Sparking! ZERO busca homenajear justamente eso. Sin descuidar sus raíces (aunque Dragon Ball clásico quede afuera), toda la historia de Goku y los Guerreros Z está presente. Pero, ¿alcanza solo con juntar muchos personajes? , ¿ofrece este juego algo más que un compendio casi enciclopédico de aliados y villanos?
¿Es el heredero de Budokai Tenkaichi?
A grandes rasgos, esto es lo que la gente quiere saber: ¿cumple con lo que prometieron o fue puro humo como campaña de marketing? La respuesta corta es que sí, cumple, pero en realidad es mucho más que eso. Dragon Ball: Sparking! ZERO hereda la base estructural de Budokai Tenkaichi, con combates que permiten equipos de hasta 6 luchadores, las dinámicas de colisiones de poderes, la velocidad y el ritmo frenético de las peleas. Sin embargo, también incluye su propio set de mecánicas y matices, lo que lo convierte en una entrega superadora.
Empecemos por el modo de juego principal: Batalla de episodios. La aventura recorre los eventos desde el enfrentamiento entre Goku y Raditz, hasta incluso la Saga del Torneo del Poder, es decir, desde el inicio de Z hasta lo último de Super. Este extenso recorrido se divide por personajes, y a medida que completamos todas las secuencias de uno, veremos que quedan espacios que se completarán al jugar con otro. Por ejemplo, completar todo el arco de Goku dejará huecos que se llenarán cuando terminemos los arcos de Vegeta, Gohan, Piccolo, etc.
En el modo Batalla de episodios hay tres grandes aciertos. El primero y más evidente es la posibilidad de revivir momentos icónicos de la saga, como la transformación de Goku en Super Saiyajin, la batalla de Gohan contra Cell o el combate entre Vegetto y Majin Buu. El segundo acierto es que todo el desarrollo narrativo está estructurado en episodios divididos por personajes, lo que permite que uno pueda completar todo lo relacionado con Goku y luego pasar a Vegeta, después a Gohan o Trunks, y así sucesivamente. De este modo, tenemos la libertad de elegir cómo completar la historia inspirada en la obra de Akira Toriyama. Por último, y tal vez el acierto más novedoso, es la creación de momentos “what if…?“. En ciertos puntos del juego, nos enfrentaremos a decisiones que nos permitirán seguir los sucesos de la serie o desviarnos. Por ejemplo: enfrentarnos a Raditz sin la ayuda de Piccolo, o no entrenar en la Sala del Tiempo antes de la pelea con Cell. Estas decisiones pueden desencadenar cutscenes especiales o incluso pequeños “elseworlds”, con combates 100% originales, incluyendo sus propias cinemáticas.
Es importante destacar que no en todos los combates se gana simplemente venciendo al oponente. Esta vuelta de tuerca mantiene a los jugadores en constante alerta, ya que las condiciones de victoria pueden variar. A veces, tendremos que derrotar a nuestro rival, pero en otras ocasiones, la meta será debilitarlo sin vencerlo, ejecutar un ataque específico o incluso recibir un golpe en particular. Esto hace que la estrategia dependa de cómo presionemos al enemigo.
Más allá del modo centrado en lo narrativo, el juego también ofrece una amplia variedad de combates libres, como el modo torneo o entrenamiento, ambos con sus versiones online y offline, además de una enorme cantidad de desafíos por cumplir. Estos desafíos nos otorgarán puntos, títulos, ropas e incluso esferas del dragón. Todo esto es importante porque el roster de luchadores no viene completo desde el inicio; tendremos que ir desbloqueando en la tienda del juego (tranquilos, no con plata real) personajes, vestimentas e incluso algunas cápsulas para mejorar a nuestro luchador, algo que parece será clave para el modo online.
El combate es lo más Dragon Ball que vamos a ver
Colisiones, Kamehamehas volando por todos lados, Final Flash cruzando el cielo como respuesta, e incluso algún Masenko perdido por ahí. La pantalla, durante las peleas de Dragon Ball: Sparking! ZERO, rebosa de acción y lo hace a una velocidad brutal.
Lo primero que llama la atención es que, a pesar de que pasaron casi dos décadas desde Budokai Tenkaichi 3, apenas agarrás el joystick, todo vuelve como por arte de magia. Sin embargo, no todo es igual. A su manera, Sparking! ZERO busca reimaginar y mejorar el sistema de combate que heredó.
El cambio más evidente está en el sistema de evasión, parry y contraataque. Hay muchas más opciones que en casi cualquier otra entrega de la franquicia hasta la fecha, incluyendo parrys completamente cinemáticos, con diálogos que le agregan espectacularidad a los enfrentamientos. El problema es que, cuando probamos estas nuevas mecánicas en los entrenamientos, todo funciona de maravilla. Pero, al momento de la lucha… el parry y la teletransportación como acción evasiva dejan bastante que desear. Da la sensación de que se ejecutan más por suerte que por habilidad. El timing parece tener poco que ver, y si los ataques vienen desde atrás, hay que rezar para que el juego no empiece a encadenar combos automáticos, porque terminamos en un loop del que es muy difícil escapar.
Más allá de estos pequeños problemas con las acciones defensivas, que tampoco arruinan la experiencia, la realidad es que las peleas son batallas encarnizadas que podrían dejar sin trabajo a los mejores animadores del anime. El combate tiene una curva de aprendizaje bastante accesible, al menos para avanzar en la historia. Sin embargo, se requieren decenas de horas para llegar a dominar completamente a un personaje en particular… y hay más de 180.
Otro detalle más que bienvenido es que, a pesar de la diferencia en las escalas de poder, si dominás bien a un personaje, es posible enfrentarte a cualquier adversario. No, no estamos recomendando ir por la vida con Mr. Satán, pero no es que enfrentarse a Goku Ultra Instinto signifique automáticamente perder el combate. Que el juego sea fiel a las escalas de poder de los personajes no lo hace desbalanceado.
Faltó muy poco para la perfección
Poco hay que recriminarle en lo audiovisual a este juego. Teniendo en cuenta no solo la velocidad de la lucha, sino cómo absolutamente todo en los escenarios es propenso a ser destruido y sistemáticamente siempre hay algo sucediendo en pantalla, lo cierto es que el juego se ve increíble y no sacrifica ni un punto de su tasa de FPS para lograrlo.
Las ropas destruyéndose durante la lucha son un toque fantástico, ya que aportan esos detalles de color que los fans amamos, así como también la progresión de cómo los escenarios se van haciendo añicos. Todo parece apuntar a haber alcanzado la perfección en cuanto a la adaptación… todo, excepto por una cosa.
La falta de localización latinoamericana en un juego de la masividad de Dragon Ball es algo que afecta profundamente a los fans de todo un continente. Esto se sabe ya desde antes del lanzamiento, ya que Mario Castañeda, la voz de Goku, mencionó que Bandai nunca se puso en contacto con ellos para llevar adelante un proyecto así. Algunos lo atribuyen a costos, otros a falta de interés, pero lo cierto es que solo las dos últimas películas de la franquicia, Dragon Ball Super: Broly y Dragon Ball Super: Super Hero, han tenido ganancias por más de 30 millones de dólares en el mercado latino, demostrando la fidelidad de su audiencia. De seguro, haber proyectado un doblaje habría potenciado las ventas del título.
Conclusión
Dragon Ball: Sparking! ZERO es mucho más que un simple heredero a Budokai Tenkaichi. Partiendo de la estructura de la legendaria franquicia esta entrega logra sumar valor agregado por su cuenta con la incorporación de nuevas mecánicas de combate, un espectacular apartado visual y el añadido de los “elseworlds”, como hemos decidido llamarlos, que ofrecer todo un abanico de combates jamás antes vistos.
Estamos ante uno de esos lanzamientos que con el paso del tiempo se convertirá en un clásico de las juntadas con amigos. Varios joysticks quedarán en el camino, pero definitivamente habrá valido la pena por los buenos ratos que este juego promete dar.
Dragon Ball: Sparking! ZERO es uno de esos juegos que sabemos se convertirá en un clásico instantáneo de la franquicia. La espectacularidad de sus combates no se logra opacar por algunas fallas menores y logra ser uno de los juegos más divertidos de la saga en varias años. Tal vez la pena más grande es la falta de un doblaje de voz con los actores latinos que tana alegría han sabido dar.