Sony Interactive Entertainment vuelve a la carga con una aventura de samurais en el Japón rural del 1600 de la mano de Ghost of Yotei, una secuela cargada de acción, tensión y venganza.
La frontera entre la cinematografía y los videojuegos es cada vez más chica. Los famosos tanques, o triple A del gaming, requieren miles de guionistas, animadores y demás trabajadores del rubro para presentarnos universos audiovisuales únicos. No se trata de la única forma de hacer videojuegos como bien nos han enseñado algunos indies, pero hay algo inevitablemente atractivo en una mega producción original con pretensiones de gloria. Ghost of Yōtei tilda todos esos casilleros de la mano del equipo de Sucker Punch Productions, padres de franquicias humildemente pujantes como Sly y Infamous. En este caso, se trata de una continuación de Ghost of Tsushima, un retorno al siglo XVII japonés y su indiscutible tradición cultural.
Originalmente presentado hace un año, y generando anticipación desde el minuto uno, Ghost of Yōtei exhibe ambición y pone una vara alta a la hora de medir su grandeza. ¿Qué tanto se encuentran aquellas expectativas con la experiencia en sí? Analicemos uno de los últimos tanques de Sony con minuciosidad para pensar cuál es la audiencia de este título y si logra encontrarla en la exclusividad del mercado de jugadores de la PlayStation 5.
La venganza es una narrativa imbatible
Ghost of Yōtei no desperdicia ni un segundo en sumergirnos en su historia atrapante. Apenas algunos ajustes de pantalla preceden a una escena vital que pinta la trama de cuento entero: Atsu, la joven protagonista de la historia, observa a un grupo de asesinos masacrar a su propia familia. Los llamados Seis de Yōtei dan por muerta a la niña que, cual Uma Thurman en Kill Bill, se aferra a la vida por sed de venganza. El inicio in media res del videojuego administra inteligentemente los tiempos de los tutoriales y las secuencias de historia que entorpecen la jugabilidad y se asegura de que la acción y el aprendizaje queden en perfecto equilibrio.
El relato en el pasado y el presente es la excusa perfecta para balancear la incorporación de nuevas técnicas, elementos centrales para el trama y el juego en sí. Conoceremos la infancia feliz de Atsu y los acontecimientos que llevaron a que su familia fuera brutalmente atacada por la pandilla criminal, todo esto con lujo de detalle histórico y respeto por aquella rigurosidad histórica que eleva a Ghost of Yōtei a triple A. Desde aprender a blandir la katana a tocar el shamisen o samisén (un instrumento típico al cual muchos no habíamos poderle nombre hasta esta entrega), las vivencias de Atsu darán pie a su camino de la heroína vindicativa en un ritmo digno de película.
Recorriendo el Monte Yōtei
Las escalas de Ghost of Yōtei son las de un pueblo abierto: ni tan grande ni tan pequeño. Bajo el control de Atsu, podemos recorrer el mapa de Yōtei cabalgando nuestro corcel y viajando entre poblados pequeños para desarrollar la trama. La navegación es relativamente sencilla, con sistemas de ayuda para quiénes necesiten un empujón en la dirección correcta. En el camino hacia la revancha, aparecen algunos elementos coleccionables como hierbas, materiales y demás yerbas que permiten a la protagonista utilizar armas alternativas, mejorar su salud y customizar levemente al personaje.
En lo que al combate se refiere, Ghost of Yōtei no reinventa la rueda, pero sí premia la prudencia. El sistema, que bien puede recordar al estilo de la saga Mafia, está basado en atacar y defender en el momento justo, con especial atención a los movimientos del contrincante. Posiciones y colores fugaces del enemigo nos indican qué clase de reacción; qué tipo de ataque devolver, qué tipo de defensa utilizar,etc. La acción nos llevará a sentirnos dentro y fuera de juego constantemente, con momentos en los que los rivales nos resultarán sencillos y desafíos que pueden tomar su tiempo en superar. Además, comandos especiales, como la intervención de nuestro lobo protector o secuencias cinemáticas a mitad de la pelea mantienen interesantes a las disputas, un auténtico ejercicio de dinamismo por parte de los desarrolladores. En definitiva, el sistema de pelea y los movimientos logran el mismo equilibrio que la trama: un balance intuitivo. Ghost of Yōtei recalienta las manos del jugador con bastante protagonismo, no sin ofrecer una serie de pausas para apreciar la historia.
Yōtei es cine
Por si no está claro a esta altura de la nota, Ghost of Yōtei es, ante todo, una gema audiovisual. El estudio de Sucker Punch Productions no se ahorró moneda en pulir cada capa de esta entrega para darnos un filme interactivo digno de Kurosawa. Ya desde la posibilidad de elegir cursar la aventura a todo color o en artístico blanco y negro, a las opciones de voz en japonés original y subtítulo acorde, Yōtei nos quiere inmersos en la pantalla con la tragedia que rodea a Atsu y su búsqueda de redención. En esa tónica, la cantidad de posibilidades es significativa, y vale la pena tomarse el tiempo y elegir el audio y video que mejor subrayen la experiencia.
El preciosismo cinematográfico se aprecia especialmente en las texturas visuales y sonoras. Los campos del monte Yōtei, las partituras refinadas que alternan sinfonías majestuosas y silencios dramáticos, la narrativa de diseño que acompaña a los momentos fantásticos, todo contribuye a una sinergia para los sentidos que eleva a este videojuego a tanque. Es evidente el trabajo y retrabajo que hacen de Yōtei una secuela superadora con vuelo propio, una identidad bien definida que se sostiene prácticamente en la totalidad de la aventura. Incluso en aquellos instantes donde la narrativa desacelera, el entorno se potencia y se destacan allí detalles visuales y sonoros para apreciar en la medida en que el ritmo le cede su espacio.
La experiencia cinematográfica de Ghost of Yōtei vale cada instante. La articulación entre historia, jugabilidad y diseño explica por qué se trata de un triple A. Cada parte complementa perfectamente a la otra y atrapa tanto a jugadores avezados como a jugadores casuales que esperan disfrutar de un juego con potencial de clásico. Puede que esta entrega no sea para cualquiera, pero eso habla más de gustos que de imperfecciones, ya que el tiempo de cocción del videojuego es el justo, con un desarrollo cuidado que se hace sentir en cada detalle, con el entretenimiento como eje y la exploración como principio rector para la acción. Las ocasionales desaceleradas de ritmo pueden chocar a algunos, pero también pueden justificarse por la indiscutible impronta digna de la pantalla grande.
Con apenas 24 horas aproximadas de acción principal, quizás la duración es uno de los pocos pecados de Ghost of Yōtei. Existen algunas misiones secundarias que no complementan del todo a la acción principal, pero no empañan lo atractivo de su trama central. En definitiva, sobran los cumplidos para esta mega producción exclusiva de PlayStation 5 que extiende la vida de una franquicia que augura un futuro venturoso. El tiempo juzgará el potencial de clásico de Ghost of Yōtei, pero, en el mientras tanto, la diversión en tercera persona en el Japón rural está asegurada de la mano de Sucker Punch Productions y Sony Interactive Entertainment.
Ghost of Yōtei, la secuela de Ghost of Tsushima desarrollada por Sucker Punch Productions, nos sumerge en una historia de venganza ambientada en el Japón rural del siglo XVII. Con una protagonista marcada por la tragedia y un sistema de combate preciso y equilibrado, el juego combina acción intensa con una narrativa emocional y cinematográfica. Su apartado audiovisual, digno de una superproducción, destaca por el cuidado en los detalles, las texturas y la ambientación sonora. Aunque algunas misiones secundarias se sienten menores y su duración es algo breve, Ghost of Yōtei consolida a la saga como un referente del género y una de las experiencias más pulidas de PlayStation 5.
