Hail to the King baby! Evil Dead: The Game toma las bases de otros multijugadores asimétricos y le inyecta una buena cantidad de acción, demonios y sangre.
Los multijugadores asimétricos de terror tienen una suerte de lugar posicionando dentro de la comunidad. Dead by Daylight emerge como la propuesta más sólida y consolidada de los últimos años, pero en el camino han pasado otras propuestas como Friday the 13th, el reciente fallo de Predator: Hunting Grounds y el próximo meses llegará una propuesta enfocada en Leatherface.
Un punto en común en estas últimas 3 propuestas mencionadas es que toman, como punto de partida, a iconos del género y figuras de la cultura pop – que nacieron principalmente en la década del ’70 y ’80 – para llevar su esencia al joystick y, en esta sintonía, Evil Dead: The Game emerge como una nueva variante dentro del género, aunque intentando ser más disruptivo en su propuesta.
En esta lucha de la humanidad contra Deadites y el Necronomicon, Saber Interactive le da un mayor énfasis tanto a la acción, como el terror y el gore en dosis iguales, planteando desde el vamos buscar elementos que lo diferencien de sus otros competidores. Cuando lo llevamos a la práctica, termina chocando por momentos contra su falta de contenidos, pero la intenta suplir con mucha verticalidad, litros de sangre y una progresión de personajes más acentuada.
Necronomicon, Deadites y mucha sangre
Como en todas las propuestas de este estilo, lo primero que nos invita – acá cuasi de manera obligada – es pasar por el tutorial. Evil Dead: The Game no es ni de cerca una propuesta compleja de entender y el abc lo entendemos en unos minutos. Si bien estamos ante un multijugador asimétrico de partidas 4 vs 1, esa cantidad no se ve reflejada cuando las fuerzas del mal pueden invocar y poseer demonios.
La dinámica es sencilla, si somos el bando de los humanos nuestra misión principal en conseguir la daga kandariana, las páginas perdidas del Necronomicon y, a posteriori, cerrar el portal que trae a estas fuerzas del mal. Si elegimos el bando contrario, nuestro propósito tiene dos vías diferentes para tener éxito: asesinar al resto de los jugadores o destruir el Necronomicón, lo que mantendría el portal abierto para siempre.
Las partidas se desarrollan en un extenso mapa con puntos icónicos dentro de la franquicia. No solo la cabaña de la trilogía original, sino también otros puntos del pueblito de Elk Grove, donde se sitúa gran parte de la serie Ash Vs. Evil Dead. Si jugamos con el “bando del bien”, tendremos a disposición a más de una decena de personajes – algunas son varias versiones de Ash a través del tiempo -, segmentadas en 4 clases diferentes (Líder, Guerrero, Cazador y Apoyo), cada una con sus propias características pasivas y habilidades únicas que, complementadas con eficiencia, hacen la diferencia dentro del juego. El Cazador, por ejemplo, es un aliado indispensable para tener un tirador a distancia o boostear el poder de las armas de fuego; mientras que el Líder, por su parte, cuenta con la posibilidad de aumentar el poder de ataque de los compañeros.
Por el lado de los demonios, contamos con Marionetistas, Nigromantes y Señores de la Guerra, criaturas también tomadas tanto de las películas y las series. Sus dinámicas de invocación son bastante parecidas, pudiendo traer esbirros como aliados o poseer a demonios específicos, y sus diferencias en habilidades residen en influir un mayor “miedo” a los humanos, poderes diversos de invocación o ya puntualmente hablando de los Marionetistas, habilidades a larga distancia como el lanzamiento de bolas de energía y rayos.
Cada uno de los más de 15 personajes cuenta con su propio árbol de habilidades para ir boosteando sus habilidades. Si bien esto es algo que le da un cierto atractivo a la propuesta, porque nos invita a ir variando para potenciar cada uno de los héroes y demonios, el problema es que cada personaje dentro de su clase (ejemplo Guerrero) tienen exactamente las mismas habilidades pasivas, en mismo orden y potenciamiento, y solo se destacan sus 4 habilidades propias por cada uno, que tampoco brillan por diferenciarse
Algo interesante que suma Evil Dead: The Game a las dinámicas de sus partidas es que, sin importar el bando que elijamos, no se siente una desbalanceo notorio en las posibilidad de tener éxito y eso es porque el factor “acción” tiene una carta de peso en toda su estructura jugable. Los humanos cuentan con un looteo desparramado por todo el escenario, con una linda variedad en armas de fuego y melee – incluso con tipos de rareza – para destruir demonios a diestra y siniestra. Esto se combina con el factor terror que trae la franquicia sobre sus espaldas: una oscuridad predominante, ambientaciones sombrías y sustos aquí y allá gracias al poder que tiene el bando rival para colocar trampas de todo tipo. Y este “miedo” no es algo que solo quede en la sensación de cada uno: en el juego se traduce en una barra que a medida que influye en nuestro personaje y, como consecuencia, ser poseídos por los entes del mal.
Evil Dead: The Game consigue, de esta forma, que las partidas (que no duran más de 20 minutos) sean un híbrido constante de exploración y acción, con una fluidez que permite una frescura dentro del juego que choca, irremediablemente, con lo rutinario que se puede terminar volviendo toda su estructura. El mapa del juego es bastante extenso, e incluso contamos con vehículos para explorar las zonas, pero este tipo de juegos pierden peso propio si no contamos con amigos para disfrutar de la experiencia. La IA es correcta pero no logra transmitir esa adrenalina de competir o luchar codo a codo con otras personas. Durante las partidas que probé para este análisis, el cross-play funcionó correctamente y no tardé tanto tiempo encontrar con quién jugar.
Si queremos ahondar un poco más en el juego sin la necesidad de meternos en su faceta multiplayer, Evil Dead: The Game incorpora una serie de 5 misiones – y por lo que aparece en el menú llegarán más en los meses siguientes – en modo single player que ofrecen un contenido satelital a la propuesta original. Son misiones con un desarrollo chato – casi todos los objetivos son ir del punto A al B, coleccionar x cantidad de items o derrotar una cantidad de enemigos – pero con una curva de dificultad elevadísima. Sin checkpoints en ningún momento, estas misiones nos ponen en la piel de Ash Williams, Pablo y Henry, el caballero que hace referencia a la incursión medieval en Evil Dead 3.
El show de gore y la magia de Evil Dead no solo queda asentado por los litros de sangre que aparecen en pantalla. Contamos con una suerte de ejecuciones que podemos realizar a enemigos debilitados que le dan ese toque de satisfacción, complementada por las voces originales de la franquicia que vuelven una vez más para cazar Deadites. Poder decapitar a un demonio con una pala tras un chiste malísimo de Ash o escuchar el clásico “See this? This… is my boomstick!”, forma parte de ese legado que tiene un toque especial en los fanáticos.
La ambientación también es un punto a favor, porque si bien no es muy complicado recrear las 2 o 3 locacioes más características de Evil Dead, hay un buen uso de los elementos que componen la escena; el sonido, los gritos de los deadites, la sangre – sí, sangre hay en todo momento – y una iluminación reducida que complementa la inmersión.
Conclusión
Evil Dead: The Game toma los mejores elementos de propuestas como Dead By Daylight y Friday The 13th y la complementa con el abc de Left4Dead, para inyectar una cuota xxl de acción y gore a toda la propuesta. Es imposible tapar el sol con la mano, y la falta de diversidad de objetivos en las partidas termina siendo contraproducente con la amplitud de contenidos complementarios que ofrece el juego.
Al final del día, Evil Dead cumple con parte de lo que prometieron: es un juego dinámico, vertiginoso y que encantará a los fans de Evil Dead. Después el enorme paso en falso que fue Predator, tenemos a disposición una buena propuesta para disfrutar con amigos y erradicar a las fuerzas del mal, o ser parte de ellas… ¡Groovy!