Fe es la segunda propuesta de EA Originals, una aventura ambientada en un bosque lleno de colores y vida. Enterate de qué se trata en este análisis.
Luego de estrenar Unravel durante el 2016, EA Originals (la plataforma anexa que utiliza Electronic Arts para brindar soporte a empresas pequeñas para que puedan desarrollar sus juegos), demostró su potencial, dejando en claro que la empresa tiene lugar para títulos de menor calibre y que no todo en la vida son juegos AAA.
En esta ocasión la desarrolladora Zoink nos trae, bajo este marco, Fe, una hermosa aventura fantasiosa en donde encarnamos a un pequeño zorro que se embarcará en la complicada misión de salvar el bosque donde habita de los Silentes, unas criaturas que están destruyendo toda la flora y fauna de dicho habitat.
Fe es un juego que propone una mecánica similar a Journey, o en menor medida a los títulos de Fumito Ueda (Shadow of the Colossus, The Last Guardian), en donde se apunta a invadir lo menos posible la interacción del jugador, dejando que explore por su cuenta y se abra camino bajo su propia intuición.
Salvar el bosque, pase lo que pase
Hablar del argumento de Fe es un tanto complejo. La premisa inicial de esta aventura, como se mencionó más arriba, es la de salvar el bosque donde vivimos de los Silentes, unas extrañas criaturas que están destruyendo todo el ecosistema, capturando a los animales y matando la vegetación. Sin embargo, el juego carece de diálogos o textos explicativos del contexto. Todo queda librado a la interpretación de cada jugador, gracias a las cinemáticas y dos tipos de coleccionables: Unos son murales enormes, que describen como si fuesen artes rupestres los hechos del lugar y sus acontecimientos. El segundo, son las memorias de los Silentes muertos, que registran parte de sus últimos momentos con vida.
A medida que progresamos en el juego y vamos explorando las distintas áreas del bosque, conocemos más sobre su origen y de alguna manera el propósito de los Silentes en este territorio. Sin embargo, es probable que si no prestamos la suficiente atención (o pasamos por alto los coleccionables) estemos yendo de un punto a otro sin saber muy bien qué es lo que sucede. Para contrarrestar esto, los hechos se esclarecen cerca del tramo final de Fe, pero esta arista del juego es la menos relevante de todo el contenido, ya que solo funciona como pretexto para sumergirnos en este colorido mundo e interactuar con todo el entorno.
Lo más rescatable de su historia es que el mensaje que deja en cada jugador depende completamente de la interpretación que uno le puede dar. El valor que se le da al cuidado del medio ambiente, la defensa contra los animales y como el propio habitat trata de defenderse ante su inminente extinción son puntos y aristas que desencadenan los acontecimientos del juego. El recurso de contar la historia con distintos fragmentos ilustrativos es orientativo pero no explicativo, por lo que también funciona para dejar a la imaginación varios conceptos.
Rescatar a todos los animales, canción a canción
Fe introduce una mecánica bastante interesante como herramienta principal. Nuestro peculiar protagonista tendrá la habilidad de comunicarse con todos los habitantes del bosque (tanto los animales como la vegetación) a través de una especie de canto, muy similar al sonido que emiten las ballenas. Al principio del juego entenderemos cómo funciona está mecánica: llegando al tono e intensidad correcto, lograremos un “nexo” para entablar contacto. Esta interacción hará, por ejemplo que ciertas flores funcionen como trampolín o como un propulsor para llegar a otras áreas.
Con los animales funciona igual, las criaturas jóvenes serán más sociables y ayudarán en pequeñas cosas. Sin embargo, con los animales adultos la cuestión cambia completamente y ahí es donde radica gran parte de los objetivos que se plantean en Fe. Ayudarlos nos recompensará con nuevos cantos que aumentará la posibilidad de comunicarnos con todo el entorno.
Además de aprender lenjuajes, podremos ir obteniendo nuevas habilidades que ayudan a explorar el terreno, como planear, escalar arboles o correr más rápido. Estas se consiguen recolectando una determinada cantidad de cristales rosas que se encuentras distribuidos en todo el mapa.
Fe permite al jugador explorar libremente todo el bosque. Si bien al principio gran parte de las áreas estarán anegadas por la ausencia de habilidades, a medida que vayamos avanzando tendremos un vasto terreno para recorrer, que varía su ambientación según la zona que inspeccionemos.
La reducida cantidad de tutoriales y la poca intención de ser invasivo por parte de Zoink puede aumentarse, ya que Fe cuenta con la opción de omitir la información de los objetivos en el mapa, lo que permite dejar al jugador con una total desorientación y dándonos la completa de responsabilidad de abrirnos paso a nuestra cuenta. Hay varias rutas alternativas para llegar a un mismo lugar, y eso le otorga una frescura muy linda a esta producción indie. Zoink distribuyo de manera compleja todos los coleccionables, por lo que recorrer todo el mapa de punta a punta puede llevarnos un largo tiempo.
A lo largo de la historia, que tiene una duración aproximada de 6 a 8 horas (si solo nos limitamos a progresar en los objetivos principales) ,hay una variedad cantidad de puzzles y desafíos, que la mayoría nos pondrán en enfrentamiento con los Silentes para evitar que cumplan con su cometido. Enfrentamiento es un decir, ya que el peculiar zorro no cuenta con ningún tipo de ataques, por lo que el sigilo es la gran herramienta para evitar ser capturados por estos extraños seres.
La parte más frustrante dentro de su mecánica se encuentra en algunos de sus saltos y desplazamientos, que a veces pueden jugar en contra y haciéndonos caer hasta el piso luego de haber estado escalando entre arboles y rocas durante un largo trecho. La cámara en general funciona correctamente, aunque en momentos en donde el tiempo apremia o somos perseguidos puede jugarnos en contra.
El bosque vive
Audiovisualmente, Fe es uno de los títulos más hermosos que he podido disfrutar en los últimos tiempos. No estoy hablando de una calidad gráfica y nivel detalle como lo tiene, por ejemplo, Assassin’s Creed: Origins, sino por lo que transmite con su sencilles. Utilizando un recurso visual de pocos polígonos (una técnica llamada low-poly style), Zoink contrarresta esta simpleza con una iluminación abrumadora, que tiene la posibilidad de transmitir sentimientos con cambiar un poco el matiz en la paleta de colores. Mientras en los momentos de tensión (siempre cuando hay cerca Silentes) la pantalla comienza a tornarse con un amarillo anaranjado, en otros ocasiones la tonalidad va variando entre distintos verdes, azules, magentas, blancos y negros.
Es increíble observar como cada metro cuadrado del ambiente de Fe cobra vida cuando interactuamos con la flora y fauna del lugar. El desplazamiento de los animales, el crecimiento de las flores, o la luminosidad de la vegetación varía con los distintos cantos que aprendemos. Fe transmite en todo momento esa sensación de vida y muerte constante y como los habitantes del bosque van mutando sus conductas.
Si esta aventura sabe jugar con el recurso lumínico, el aspecto sonoro complementa el cometido de la desarrolladora. La banda sonora es bastante sencilla y funciona para acompañar principalmente los momentos de tensión. Pero es en sus ruidos del ambiente y sus silencios para transmitir con fuerza la vida que tiene el bosque y el sufrimiento que conlleva su destrucción.
Una aventura que cumple, pero no apta para cualquier paladar
Fe es una intensa aventura de plataforma, con un amplio sentido de la exploración, mezclado con puzzles y sigilo. Sin embargo, como sucede con este tipo de títulos, puede no ser apto para todos los tipos de jugadores. Alejándose de esta premisa, el juego cumple y estamos ante un gran trabajo por parte de Zoink, apadrinado bajo el ala de Electronic Arts.