Con más cambios sutiles que sustanciales, FIFA 21 se despide de la actual generación de consolas con la necesidad de una reinvención en sus mecánicas.
FIFA logró durante la anterior transición generacional de consolas convertirse en el simulador de fútbol por excelencia, desplazando a Pro Evolution Soccer tras un claro dominio que se extendió por casi 15 años.
Hasta 2016 FIFA logró innovar en sus diferentes propuestas, con una profundización clara de las mecánicas jugables, una inmersión de los partidos cada vez clara y una dinámica cantidad de modos de juego, con la consolidación de Ultimate Team como uno de los modos más exitosos -y rentables- para EA Sports.
Sin embargo, desde hace 3 ediciones que los jugadores percibimos que FIFA llegó a su techo con este barco y necesita una reinvención de su propuesta, no solo para mantener la fidelidad de los jugadores, sino porque también su acérrimo rival viene pisándole los talones con entregas cada vez más sólidas.
FIFA 21 no sale del eje impuesto desde los últimos años pero también es más entendible por el contexto en el que llega al mercado, a semanas nada más para el arribo de la nueva generación de consolas. Es la puesta a punto para la transformación que veremos a partir del año que viene y la franquicia tiene los elementos necesarios para volver a patear el tablero.
La diversidad de modos de juego como punto de partida
Puedo esbozar quejas -y con razón- sobre la poca innovación al momento de que la pelota rueda en el verde césped, pero es innegable que FIFA 21 continúa por el camino correcto al momento de potenciar su diversidad de modos de juego.
Obviamente, Ultimate Team sigue como el caballito de batalla inamovible. Durante los últimos 4 años, no solo se consolidó como el modo predilecto para los jugadores más experimentados, sino que también es una de las principales fuentes de ingreso para la desarrolladora, algo que continuamente está en jaque por el formato pay to win encubierto que tiene la propuesta
EA Sports amplió tanto el abanico de posibilidades que FIFA 21 se adapta a cualquier forma en la que los jugadores desean y quien ha recibido un baño de profundidad sustancial es el Modo Carrera, que se corona como el más completo y complejo de toda la franquicia.
El Modo Carrera dejó hace varias entregas de ser esa posibilidad de armar nuestro equipo de ensueño, comprando a cualquier jugador sin importar las maneras, algo que comenzó hace 2 décadas con la Liga Master, del acérrimo rival. EA Sports replicó la fórmula pero le fue aportando capas de realismo a la fórmula, con situaciones cada vez más interesantes a la fórmula.
Elegir el equipo que queremos dirigir cambia rotundamente la experiencia, ya que no es lo mismo estar en el banco del Real Madrid, con exorbitantes presupuestos pero también rigurosos objetivos deportivos, que militar en el ascenso o en un club de baja talla en la Premier League, donde la estimación principal es no perder la categoría. Para FIFA 21, el Modo Carrera apunta sus cañones a mejorar las funciones de nuestra vertiente como manager, para que el protagonismo no solo este impuesto en lo que sucede en la cancha sino en todo lo que respecta en la gestión del club.
De hecho, ahora podremos directamente simular los partidos para enfocarnos en la gestión táctica y empresarial del club y viceversa, podemos dedicarnos a lucirnos en la cancha y dejar en segundo plano la vertiente administrativa, con funciones automatizadas. El nivel de personalización es amplio, por lo que cada jugador puede ajustar según sus necesidades la forma en la que desea disfrutarlo.
En cuanto al resto de sus apartados, los cambios son como su jugabilidad: modificaciones aquí y allá, algunas mejoras en la interfaz y un pulido en la visualización de los elementos. Ultimate Team no ha cambiado un gramo su modelo progresivo ni su gestión de equipos, aunque ahora ofrece algunas posibilidades más tangibles para aquellos que no quieren invertir dinero real en el armado de nuestra plantilla. En el apartado cosmético, ahora está habilitado la posibilidad de gestionar nuestro propio estadio y personalizarlo con una buena cantidad de elementos.
VOLTA, que había sido anunciado con bombos y platillos en FIFA 20 como una arista potente dentro del juego, pasa sin pena ni gloria en FIFA 21, aunque tiene como novedad la posibilidad de jugar online con amigos. De hecho, me animo a vaticinar que tiene los días contados dentro de la franquicia y no se por cuántas entregas más lo van a mantener. Este modelo de futbol callejero recibe un nuevo modo historia, más austero en calidad y duración, pero que deja en evidencia que EA Sports no tiene claro todavía cómo ofrecer una narrativa que se complemente con el fútbol. Journey había arrancado con fuerza pero después de 2 secuelas cayó en un bucle repetitivo, a pesar de sumar 2 protagonistas más al relato y dando un lugar al fútbol femenino.
Al momento de jugar FIFA 21, los cambios visuales son meramente sutiles. Un leve pulido en las texturas, una mejor definición en la presentación de los estadios, los jugadores cuentan con nuevas animaciones y la trayectoria de la pelota tiene mejores físicas -eso sí, esperemos que para la next-gen veamos mejoras sustanciales en las caras de los jugadores, que son bastante irregulares-. La franquicia suele variar la velocidad y transición de los jugadores durante las últimas entregas, para dar esa sensación novedosa al tener el joystick en nuestras manos, y a comparación de FIFA 20, esta edición es un tanto más ágil y veloz.
Hay una mayor exigencia al momento de marcar y dar pases a lo largo y ancho de la cancha, pero también hay una mayor creatividad al momento de atacar ya que ahora podremos con el stick derecho elegir el trayecto de los jugadores al momento de pasar la pelota. Es una técnica que requiere de cierta práctica pero una vez que la dominamos cambia sideralmente los planteamientos tácticos.
La IA tiene una mayor relevancia en la vertiente defensiva, con la posibilidad de asistirnos con bloqueos y marcas más dinámicas, pero sigue siendo irregular, con momentos que funcionan con la precisión de un reloj y momentos en los que cometen horrores inexplicables. A pesar de sus falencias, hay una mejora considerable de los jugadores que no tienen la pelota, sobre todo en el desmarque, la búsqueda de los espacios y el retroceso cuando quedan en offside.
Otros cambios más tangibles llegan al momento de lanzar los centros rasos, las habilitaciones aéreas con L1+Tríangulo y el control de la pelota con los regates, que agrega un nuevo puñado de habilidades y cambia algunas emblemáticas. Técnicas que si las dominamos con prudencia y no nos dedicamos a tirar chiches por tirar amplían radicalmente la posibilidad de convertir goles.
Más allá de estos cambios, el techo ya fue alcanzado hace varias ediciones. Será un gran desafío para EA Sports ver cómo se reinventan para la nueva generación de consolas porque Konami ya está haciendo lo propio con PES para la edición del año que viene. Haber sido el rey indiscutido del género por casi una década le permitió dormirse en los laureles con una apuesta a lo seguro, pero ya es momento de revisar la táctica y emplear una estrategia más agresiva para arrancar con el pie derecho la next-gen.
Conclusión
FIFA 21 sigue esa línea continuista de los últimos años. Si Ultimate Team continúa como su vertiente más redituable y exitosa, ¿por qué cambiarla? Pero EA Sports no descuida el resto de sus aristas y ofrece la mayor diversidad de modos de juego hasta la fecha, velando por los gustos y necesidades de todos los jugadores.
A nivel jugable, es la misma Stacy Malibu de los últimos años pero sí, el sombrero es nuevo. La fórmula llegó a su techo y es momento de ver una reinvención con la pelota en los pies. La apuesta es grande pero ser conservador le puede costar la corona.