Inmortal Realms: Vampire Wars nos mete de llenó en una guerra que se resolverá en combates por turnos y gestión de cartas, un híbrido que funciona por momentos.
No importa el género que abordemos, los vampiros tienen esa mística indescriptible que siempre llama la atención en el mundo de los videojuegos, sin contar tampoco con los valores de producción. Obvio, no es un factor determinante al momento del disfrute y la experiencia, pero toda su mitología es una hermosa puerta de bienvenida para sumergirnos.
Inmortal Realms: Vampire Wars tiene como base principal de su jugabilidad el combate por turnos, pero en la antesala de estas batallas coquetea con la estrategia de territorios y uso de cartas, dos vertientes que no llegan a tener una profundidad resonante pero que aportan un poco de frescura a la dinámica de las partidas.
No tiene su fuerte en el aspecto audiviosual, pero su historia interesante y versatilidad de mecánicas, complementadas con varios modos de juego, la propuesta desarrollada por Palindrome Interactive tiene algunas aspectos interesantes para sacar a relucir.
Una frágil paz entre humanos y vampiros
Inmortal Realms: Vampire Wars tiene su punto más álgido en el desarrollo de su campaña, un modo historia segmentado en 3 relatos diferentes y que nos llevarán a comandar a los 3 clanes vampíricos que forman parte del juego: los Dracul, los Nosfernus y los Moroia.
Una campaña que nos lleva a través de diferentes regiones y un transitado paso de los años con un denominador común que va y viene con diferentes actores: la fragil paz entre los clanes y la sublevación de los humanos, que ya no quieren vivir dominados bajo el yugo vampírico.
Obviamente cada clan no tiene meramente diferencias estéticas y argumentales; las tropas que controlamos cambian radicalmente y las especializaciones que podemos profundizar también tienen su propia connotación.
El lore del juego es bastante amplio y podremos conocer los hechos previos a cada campaña y los motivos por los cuales los clanes vampíricos pretenden ampliar sus territorios de dominio. No hay una narrativa descollante pero es un contexto atractivo para llevar el hilo de la trama a medida que vayamos avan zando en las misiones, con partidas que tendrán cambios en los objetivos y las condiciones de victoria a medida que las transitamos
Inmortal Realms: Vampire Wars divide su jugabilidad en dos amplios espectros que se relacionan y dependen entre sí para la fluídez de las partidas. Por un lado, tendremos toda la fase previa al combate, ligada al dominio territorial del mapa, la gestión de recursos y la distribución de los ejércitos. Nos trasladamos a través de su extenso mapa con el uso de Puntos de Acción, que son el combustible para todo lo que queremos realizar en el juego. Desde mover las tropas, iniciar una batalla, conquistar territorios y realizar acciones en las edificaciones conquistadas.
Dentro del mapa global encontraremos criaturas para reclutar, aldeas para aumentar nuestros recursos de sangre, mejorar nuestro árbol de habilidades para el combate, comprar cartas (para usar en el mapa o en combate).
Cada uno de las tropas que controlamos tienen la posibilidad de ser lideradas por un señor feudal, la nobleza vampírica se ensucia las manos para ir a combatir a su amo, y se ponen al frente en cada uno de los combates. Obviamente podremos prescindir de ellos y utilizar únicamente a esbirros y soldados de bajo rango, pero es vital la utilización de estos personajes en combate para equilibrar una balanza en combates que tienen una dificultad apremiante.
La sangre es el principal recurso del juego. Funciona para comprar elementos, renovar las cartas, mejorar las edificaciones y mantener en estado a los ejércitos. La conquista de pueblos y ciudades es el flujo ideal para el correcto desempeño de nuestra economía sanguínea. Nos alimentaremos de los humanos que conquistemos y podremos regular incluso el flujo de sacrificios para obtener sangre más rápidamente.
Las partidas se establecen en largos períodos ingame, con años que duran turnos nada más. Es tema tiene su principal fundamente en la renovación de los pueblos que conquistamos y el aumento de su respectiva población. Además, a medida que pasen los años podremos ir cambiando algunos modificadores para los señores feudales.
No solo conquistaremos pueblos, ya que también otras porciones del fragmentado mapa tendrá locaciones como bibliotecas y herrerias, que funcionan para mejorar nuestras tropas, conseguir nuevas cartas y aumentar los recursos. Entre otras fortificaciones, también podremos conquistar castillos, en donde podremos convertir a humanos de la nobleza para que lideren nuestros ejércitos.
Lo bueno es que todo el apartado de gestión de ejércitos y expansión territorial en el mapa es bastante sencillo de aprender. Si bien hay mucha información constantemente, el tutorial que presenta Inmortal Realms: Vampire Wars es detallado y claro, con una curva de aprendizaje claro para novatos en el género.
La segunda gran arista del juego es su combate, y no dista mucho de cualquier título tradicional de batallas por turnos. En la previa de cada contienda desplegaremos a nuestras tropas, en una ubicación similar a un tablero de ajedrez, con las 2 fuerzas enfrentadas en los extremos del mapa.
El escenario además de contener estructuras edilicias y vegetación que bloquea los caminos, también cuenta con potenciadores que mejoran algunos aspectos si estamos arriba de la casilla correspondiente. La utilización de cartas también se aplica al combate. Si bien la mayoría de ellas son potenciadores de fuerza y defensa, algunas de ellas curan a nuestros ejércitos.
Los señores feudales tienen habilidades propias que utilizan mana, un bien escaso dentro del juego y que es bastante complicado de recargar. Estas habilidades difieren según el señor feudal que lidere nuestras fuerzas e incluso se pueden mejorar.
El uso de cartas es uno de los elementos distintivos y frescos que intenta ofrecer Inmortal Realms: Vampire Wars al género, pero tampoco es una arista diferenciadora dentro de su jugabilidad, perjudicados principalmente por su simpleza para implementarse. Las cartas permiten invocar y cambiar de forma pasiva algunos aspectos, pero no tienen la profundidad suficiente para destacarse. Los combates y la gestión, funcionando en armonía, están desarrolladora de forma correcta, potenciados por ese lore vampírico que como mencioné al comienzo de este análisis le aporta ese condimento.
Además de la campaña, contamos con un modo libre que permite elegir a los ejércitos, la distribución del mapa, los elementos que hay en él y también las condiciones de victoria. Un modo personalizable desde todos sus aspectos para tener enfrentamientos a medida del desafío que nos interesa. Después hay un tercer tipo de juego, que mantiene algunas reglas de estilo libre pero que solo se adapta a los ejercitos y habilidades. Podría sumar algún que otro modo más, pero ya de por sí la campaña está bastante nutrida de posibilidades, gracias a la posibilidad de controlar a los 3 clanes y todo el arsenal que tienen a disposición
A primera vista, el entramado audiovisual no decanta un gran potencial, principalmente en su ambientación del mapa y apartado sonoro, pero el modelado de los personajes y el diseño de los mismos (reflejados también en la interfaz de las cartas) es atractivo.
Conclusión
Inmortal Realms: Vampire Wars no viene a revolucionar el género y corre el riesgo de pasar desapercibido, por falta de ambición al momento de profundizar ya sea la vertiente de estrategia territorial como la de combate por turnos. Sin embargo, la sencillez de sus mecánicos lo hace un juego accesible para expertos en la materia como para quienes se ven atraídos por la temática vampírica y quieren darle una chance a esta vertiente.