Kao The Kangaroo regresa tras una ausencia de 17 años, con algunas novedades bajo el brazo pero un abc plataformero muy tradicional.
Después del boom de los plataformeros 3d a finales de la década del ’90, comandada por Super Mario 64 y seguida por otros tanques como Crash Bandicoot, Spyro y Rayman, el comienzo de siglo trajo consigo el nacimiento de una nueva camada de franquicias que intentaron replicar la fórmula del éxito, cada una buscando alguna arista de innovación.
Jak and Daxter, Ratchet and Clank, Sly Cooper y, entre todos ellos, también surgió Kao the Kangaroo, un canguro bastante simpático creación de la empresa polaca Tate Multimedia y que debuto en el año 2000. La franquicia tuvo 4 entregas más entre 2002 y 2005, saliendo en diferentes plataformas (con intermitencias en exclusividades pasando por PlayStation 2, Game Boy Advance, Dreamcast, Xbox y PC).
A 17 años de su última entrega (Kao the Kangaroo: Mystery of the Volcano), este simpático canguro regresa a las andanzas en una aventura que no busca pelear el título entre los grandes del género con innovaciones desmedidas sino que apuesta a los seguro, arraigándose al abc de los plataformeros y presentando algunas pinceladas en su jugabilidad para inyectar una frescura ante tantas similitudes.
Una aventura fraternal
La narrativa de Kao the Kangaroo se arraiga desde el vamos a un fuerte espíritu familiar y fraternal, en una búsqueda que lo definirá como héroe y salvador de su mundo pero que al mismo tiempo lo irá volviendo más poderoso.
Nuestro inquieto protagonista parte un día en búsqueda de su hermana al mismo tiempo que emprende un viaje persiguiendo el legado de su desaparecido padre. En este periplo a lo largo de diferentes mundos, irá aprendiendo las lecciones de su maestro Walt, que le enseñará no solo a usar bien sus guantes mágicos sino también a utilizar el ingenio para atravesar instancias en donde la fuerza no es la solución. Obviamente, detrás de su misión se esconde una temible fuerza oscura que corrompió a los grandes maestros, rivales que se interpondrán a nuestro destino.
Lo más destacable de una historia sin tantos matices profundos es cómo el humor y los gags se implementan de forma sutil para no ser algo constantemente hilarante: es un juego que se toma en serio cada una de sus partes y no pretende que su argumento sea menos.
Ya en manos con el juego, Kao the Kangaroo concibe una estructura muy similar a la que en su momento Spyro the Dragon adoptó como mantra en su primera trilogía. Diferentes “mundos” que funcionan como un hub central en el cual vamos explorando los diferentes níveles de cada zona, pero que en la exploración de este punto de partida también encontramos monedas, coleccionables y mini desafíos que conforman la exploración obligada por toda la región para hallar los niveles.
Cada mundo no tiene todo desbloqueado de primer momento: necesitaremos encontrar “runas” que son la llave de acceso para avanzar a través de los niveles principales del juego, aunque también hay lugar para gemas, pergaminos y corazones, que son algunos coleccionables dentro de todo el contenido secundario. Las monedas, por su parte, hacen de función 100% económica y permiten comprar cosméticos y extensiones de vida para el personaje, un recurso que nos va a servir y mucho en los tramos finales del juego, cuando el verdadero desafío plataformero se haga sentir.
El gran diferencial de Kao como personaje, a lo largo de toda su franquicia, es que trata de un canguro “boxeador” y estaremos repartiendo piñas a diestra y siniestra a cuanto enemigo en versión de animal antropomórfico se nos cruce, pero también el juego aprovecha de esta característica para hacerla parte del level design plataformero. A medida que avanzamos a lo largo de los 4 mundos y sus correspondientes niveles, iremos adquiriendo diferentes habilidades elementales que nos abrirán paso entre saltos, palancas y plataformas para alcanzar.
A nivel combate, Kao the Kangaroo no logra hacer una diferencia y es más una obligación su utilización, porque todo el disfrute real de su aventura – y su principal desafío – reside en toda su estructura de elaborados saltos, columpios, trepadas y sencillos puzzles que se interponen en el camino para encontrar a nuestra desaparecida hermana. Esta sencillez también se traduce en unos bosses poco originales y con patrones de ataque demasiado sencillos. El gran desafío en esta aventura siempre queda en pos de saltos complejos, deslizarnos por pendientes a gran velocidad o evitar sinuosas trampas a lo largo de todas las locaciones que se dan presentes en esta aventura: islas paradisíacas, ríos tumultuosos, cuevas, ruinas, emplazamientos congelados, entre otros.
Tampoco es que estamos ante una aventura completamente extensa y compleja. Lejos de otras recientes aventuras similares como Crash Bandicoot 4 o Yooka-Laylee and the Imposible Lair, el regreso de Kao se puede completar en cuestión de 6 o 7 horas, algo que se puede llegar a duplicar si queremos encontrar todos los coleccionables en los niveles principales y los desafíos complementarios.
A nivel audiovisual, Kao no oculta la sencillez de su propuesta con un modelado de escenarios bastante modestos, sin tantos diseños detallados ni exorbitantes, e incluso el protagonista, los npc y los diferentes enemigos mantienen un apartado gráfico sin tantas insinuaciones. Lo salva principalmente una correcta utilización de su paleta de colores, aunque es imposible desde su estética y puesta en escena compararla con Crash Bandicoot 4, con tonos y puestas en escena por momentos casi idénticas.
Conclusión
Kao the Kangaroo regresa tras 17 años casi de la misma forma que debutó en Game Boy Advance: de forma discreta, sin muchos bombos ni platillos y con una entrega que cumple sin distinguirse pero que está lejos de ser un mal juego. Con su medida ambición, no tiene una identidad propia para destacarse pero al menos no busca ir más allá de sus propias limitaciones.
Cuando quiere ser un plataformero duro y conciso, el brillo de Kao sale a relucir, con controles que responden muy bien y un desafío que va in crescendo, sin romper de forma desmedida esa evolución general de habilidad tácita que otorga el paso de las horas. El combate es 100% llano, pero que por momento abunda hasta el hartazgo, con constantes combates que solo buscan demorar nuestro periplo hasta el final del nivel.
¿Es un regreso para quedarse? Es muy pronto para saberlo, pero lo que sí es seguro es que si Kao quiere hacer más ruido va a tener que golpear con un poco más de fuerza.