Con una puesta artística muy bonita y una jugabilidad in crescendo, Kunitsu-Gami: Path of the Goddess sale de lo convencional y aprovecha el gran presente de Capcom.
El concepto principal que engloba los Tower Defense es el de defender una base impidiendo la llegada de enemigos colocando torres o estructuras defensivas para repeler las hordas de todo tipo de criaturas y enemigos que se puedan imaginar. Generalmente el común denominador de los juegos que forman parte de este género – o subgénero si lo engloabamos dentro del mundo de la estrategia – apuesta por una cámara cenital o isométrica, para ofrecernos un paneo general de todo el mapa y entender cuáles son los puntos más fuertes y las zonas débiles a reforzar. Es un género que actualmente está en desuso y salvo algunos exponentes durantes los últimos años en consolas de mesa y PC (Orc Must Die!, Cataclismo), no hay grandes referentes para mencionar con rapidez.
Por eso, sorprendió a todos el lanzamiento de Kunitsu-Gami: Path of the Goddess, un título ambientado en el folclore feudal japonés y tomando el abc de los Tower Defense con acción y estrategia, se transforma en una de las propuestas más atractivas y originales de este segundo semestre de 2024.
Dejando la vida por nuestra sacerdotisa
El argumento narrativo de Kunitsu-Gami: Path of the Goddess carece de la fuerza narrativa de otras propuestas de Capcom (que siempre deja volar su imaginación cuando la fantasía dice presente), pero tiene los cimientos suficientes para justificar las diferentes incursiones que haremos partida a partida. Jugaremos con Soh, un caballero que deberá escoltar a la sacerdotisa Yoshiro a través de todo el Monte Kafuku. Una montaña infestada de corrupción, demonios y criaturas peligrosas.
Durante todo este sendero, tendremos que liberar diferentes puntos de control, introducirnos en peligrosas cuevas, enfrentarnos a todo tipo de demonios, a medida que liberamos aldeanos y, por sobre todas las cosas, protegemos a la sacerdotisa mientras ella realiza su camino de purificación.
Esta maldición que recae en el Monte Kafuku es un peligro para el resto de la región, y las puertas Tori que conforman su camino ahora son un portal abierto a hordas de demonio. El hogar de Yoshiro corre peligro, y nuestro deber como caballero es defenderla a toda costa para que vuelva a reinar la paz y expulsemos el mal para siempre.
Esta narrativa se extiende durante todo el juego, sin grandes sobresaltos y con una mera excusa también para adentrarnos en la cultura japonesa que tan bien se suele representar en este tipo de propuestas. No esperes sorpresas o giros de guion porque casi siempre sucederá lo mismo: llegaremos a una nueva zona dentro de la montaña y un peligro de diferentes proporciones y peligro se apresentará ante nosotros. El objetivo cuantioso, además de destruir el mal que reside, es recuperar 12 máscaras con magia que permiten liberar al Monte Kafuku y volver nuevamente a la prosperidad.
Ahora bien, ¿cómo es en el plano jugable? Para empezar, siempre tomaremos el control de Soh, que funciona como nuestra punta de lanza para dirigirnos al ataque pero también quien lidera toda la estrategia de guerra. El juego está dividido en niveles, que alternan entre bases a conquistar dentro del camino a la cima de la montaña y cuevas/paramos/planicies donde solemos tener una boss fight un tanto más escabrosa.
Dentro de los caminos a ir liberando, Kunitsu-Gami: Path of the Goddess divide su estrategia en ciclos del día: mientras está el sol, tendremos la posibilidad de setear la estrategia, ir liberando aldeanos, fortificar las defensas e ir purificando el camino hasta llegar a la puerta Torii que marca el final del nivel. Si Yoshiro no llega a ese punto (para desplazarse consume unos puntos de recurso que obtenemos en la zona purificando diferentes puntos de control) para la noche, el portal se abre y llega nuestro turno de defender a la sacerdotisa.
Para eso contaremos con las habilidades de espada de Soh pero también su visión como general: a los aldeanos liberados les podremos asignar un “trabajo” y que se conviertan en soldados juramentados que defiendan la causa. Así podremos ir seleccionando de entre 4 a 10 aldeanos por cada zona y transformarlos en magos, arqueros, guerreros, mercenarios y todo tipo de roles que imprimen esa suerte de diversidad al momento de conformar nuestro pequeño ejercito. Los aldeanos y recursos que obtenemos son íntegros de cada misión, así que no hace falta que acumules objetos de curación o puntos para distribuir porque solo se acumulará un mínimo por nivel, al que podemos incrementar a medida que avanzamos en la historia.
A medida que avanzamos por los diferentes niveles, la situación se irá complejizando: desde verticalidad, bifurcaciones de camino, oscuridad que impedirá que los soldados ataques y diferentes pormenores que buscan diversificar la propuesta. Hay un mix de frescura en la posibilidad de jugar a nuestro modo y una puesta a punto estratégica que será cada vez más relevante para completar los desafíos. Durante los primeros 7/8 niveles, con colocar los soldados cerca de la puerta Torii para repeler a los enemigos será suficiente; pero eso perderá efecto rápidamente y colocar con sabiduría a nuestras tropas. Por suerte, Soh tiene un despliegue de varios combos con espada y habilidades especiales que permiten no dejar todo en manos de los soldados, que tienen un rango limitado de ataque.
Hay un hermoso componente atractivo en lo apremiante que se vuelve la fase de día, donde tenemos que estudiar bien el terreno, colocar trampas de forma adecuada, proteger el camino de Yoshiro e ir contemplando como trasladar a las tropas durante el asedio; para luego pasar a la etapa de supervivencia, combates que irán sumando exigencia no por el hecho de la calidad de los enemigos sino por su cantidad, en verdaderas oleadas que ponen a prueba el timing y la agilidad para pivotear cualquier tipo de situación.
Los enfrentamientos con “bosses” son un tanto más directos pero sí exigen que elijamos correctamente las tropas: algo que al principio es limitado por los pocos trabajos disponibles, a medida que esto aumente la decisión de cuál elegir es más compleja porque todos tienen sus pro y sus contra, aunque también tenemos la posibilidad de cambiarlos en cualquier momento consumiendo los recursos necesarios.
Una vez que conquistamos una base que forma parte del camino, los aldeanos que rescatamos trabajarán en reparar cada lugar para aumentar las ofrendas de la sacerdotisa y obtener coleccionables, algo que funciona para profundizar el lore y seguir observando las increíbles pinceladas artísticas que ofrece el título. El farmeo y progresión está directamente ligada a potenciar las clases que podemos asociar a los aldeanos, aumentando su vida, poder de daño, velocidad y otras acciones pasivas atadas a cada trabajo.
Hay una cuota importante de rejugabilidad que invita a potenciar las clases y nuestras habilidades, ya que cada nivel tiene “desafíos opcionales” que van desde ganar en un determinado tiempo, utilizar n cantidad de clases o evitar ciertas acciones como curar a los aliados.
Conclusión
Ingenioso, atractivo y con un dirección de arte que enamora, Kunitsu-Gami: Path of the Goddess es una modernización de los Tower Defense con una propuesta que mezcla estrategia y acción en dosis iguales. Hay una dificultad progresiva y desafíos bastante exigentes para los que quieran completar todo al 100%.
Este híbrido de juegos no permite que ninguna de las experiencias se potencie al 100%, así que si buscás un desenfreno de acción puede que te quedes corto y si sos un fanático de la estrategia puede que te quedes con gusto a poco. Sin embargo, logra maridad ambos universos con una jugabilidad súper simple y una variedad de ideas que ofrece la libertad necesaria para entretenerte durante largas horas.
Ingenioso, atractivo y con un dirección de arte que enamora, Kunitsu-Gami: Path of the Goddess es una modernización de los Tower Defense con una propuesta que mezcla estrategia y acción en dosis iguales. Hay una dificultad progresiva y desafíos bastante exigentes para los que quieran completar todo al 100%.
Este híbrido de juegos no permite que ninguna de las experiencias se potencie al 100%, así que si buscás un desenfreno de acción puede que te quedes corto y si sos un fanático de la estrategia puede que te quedes con gusto a poco. Sin embargo, logra maridad ambos universos con una jugabilidad súper simple y una variedad de ideas que ofrece la libertad necesaria para entretenerte durante largas horas.