Una saga consolidada que merecía una versión de consola logró su cometido. Mario & Luigi: Brothership es el RPG de acción fraterna que Nintendo le concedió a su mascota predilecta, una bellísima bomba de humo a la espera de sucesora de la Switch.
No todo es reciclaje en la Nintendo Switch. La interminable colección de franquicias de la compañía tiene sagas que ameritan secuelas innovadoras. Hace dos décadas, de la mano de la versátil GameBoy Advance, Nintendo se despachó un RPG plagado de rompecabezas protagonizado por nada más y nada menos que los plomeros más famosos del mundo. Bajo el título Mario & Luigi: Superstar Saga, la historia ponía a los hermanos al centro de la escena mediante un sistema de combate por turnos más basado en la acción que en la estrategia. Si bien la aventura pasó por debajo del radar de muchos, la misma generó un puñado de entregas posteriores y un recuerdo emotivo de un número nada despreciable de jugadores amantes del hombre de rojo y su fratelli de verde.
Para sorpresa de muchos, el Nintendo Direct de junio de 2024 incluyó un animado fragmento de un nuevo juego de esta franquicia. Las visuales coloridas y caricaturescas reavivaron la esperanza de los jugadores ávidos de volver a controlar a los hermanos en Mario & Luigi: Brothership, un canto a la fraternidad en un curioso mundo de eclécticos (y eléctricos) personajes. En la línea fraternal, la serie Mario & Luigi es una suerte de hermana menor de Paper Mario (con crossovers incluidos), entrelazados por su combate activo, su humor naïf, sus mundos fantásticos y, ante todo, sus rostros conocidos. En esa línea, Brothership es a la vez punto alto y bajo dentro del universo RPG de Mario, con elementos memorables e instantes olvidables durante casi cuarenta horas de juego. Veamos entonces los elementos cumbre y los más malogrados de quizás uno de los últimos ingresos del eterno otoño de la Nintendo Switch.
El retruécano, a la orden de la historia
El universo Mario siempre se ha caracterizado por coloridos mundos y variopintos personajes. Una observación detallada de sus videojuegos a lo largo de los años permite ver la aparición de nuevos aliados, enemigos y elementos que hacen a su característica magia. Sin ir más lejos, Super Mario Wonder subió la vara el año pasado, reimaginando lo clásico y sumando detalles que queremos volver a ver pronto. Claro que los plataformeros en dos dimensiones son otro subgénero del mundo Champiñon. En el pasillo de los RPG, en el estante opuesto al ya consagrado Paper Mario, la trama tiene un peso más preponderante. En ese sentido, Mario & Luigi: Brothership cumple con todas las reglas de su rubro, pero su resultado es un tanto disímil. Por momento se siente como si el chiste antecede a la trama, y sus elementos tiernos funcionan más como dispositivos que como puntas para el desarrollo de la acción.
La nueva aventura de los hermanos Mario transcurre en un universo paralelo que funciona como un archipiélago a la deriva. En sus islas nómadas habitan un sinfín de criaturas con apariencia de enchufes y cablerío eléctrico. Históricamente conectadas, un extraño suceso separa a estos islotes y a sus habitantes, excusa para que Mario y Luigi intervengan en su ayuda. Los personajes por el camino, si bien encantadoramente diseñados, redundan en juegos de palabras con sus nombres, chistes que funcionan una sola vez y demás elementos por lo general sencillos en el mejor de los sentidos. La escritura es más bien simple, no por su componente infantil, que es absolutamente esperable de este tipo de juegos, sino por su falta de momentos memorables que sí puede encontrarse en los guiones de clásicos como Paper Mario: The Thousand-Year Door o Super Mario RPG. Incluso el orden de las acciones dentro del relato (la introducción extendida, los momentos de combatir jefes, etc.) se presentan un tanto desordenadamente. En definitiva, no es un juego que pasará al recuerdo por sus guiones.
Hermanos, al ataque; la jugabilidad, al poder
Por suerte, entre diálogos a medio leer y escenas de video más o menos logradas se encuentras las entretenidas batallas Mario & Luigi: Brothership. Ellas retienen el estilo de sus predecesores y lo potencia con una animación dinámica. Como nunca, las pequeñas acciones del jugador intervienen en las defensas, golpes y ataques especiales. El desafío de controlar a ambos hermanos a la vez es mucho más entretenido con la diversidad de acciones que podemos realizar durante la pelea. Los tradicionales saltos, martillos y caparazones dan lugar a nuevos combos, tanto para la táctica defensiva como la ofensiva y, conforme avanza la aventura, los protagonistas son capaces de realizar mayor cantidad de acciones. Luigi, en particular, puede interactuar con el entorno mediante sus “Luigideas”, opción espnontánea reservada para las luchas con jefes que aprovechan al máximo el entorno para hacer daño.
El dispositivo de lógica de Luigi también se hace presente en la parte de rol. Conforme nos movemos por los mapas de las islas, la tradicional burbuja en la cabeza del hombre de verde nos dará distintas acciones para realizar. Así, podemos esperar pequeños rompecabezas, desafíos plataformeros y hasta minijuegos de ritmo ocasionales. Algunos están más logrados que otros, y los que no pueden resultar pasatistas en el mejor de los casos y frustrantes dado algún que otro problema de desempeño esporádico. Una rondita más de beta-testeo hubiera favorecido a estos últimos, pero el afán de hacer de Mario & Luigi: Brothership una aventura bien completa nos pone de tanto en tanto con momentos un tanto de relleno. Aun así, la combinación entre combate por turnos, resolución de puzles y acción a tiempo/rítmica no deja de ser un éxito que ya caracteriza a la franquicia.
El maravilloso mundo de Mario (y Luigi) en tecnicolor
La ansiedad por la Switch 2 es un arma de doble filo. Mientras lamentamos los tanques que la versión actual no puede emular óptimamente, Nintendo se las ingenia para animar a sus personajes de formas coloridas. Mario & Luigi: Brothership es un ejemplo perfecto de cómo disimular una limitación y convertirla en un estilo estético memorable. Los personajes estan hermosamente diseñados (con especial reconocimiento a los villanos) y lo más destaca en ellos es su gama de colores. Toda textura observa un pequeño degradado que, combinado con el fluir de los movimientos, le dan a la animación una dinámica vibrante. Esta se destaca en todo momento, pero especialmente en las batallas. Da gusto ver cómo nuestros comandos se potencian en vistosos ataque durante los diferentes turnos, y mantienen fresca una mecánica que, de lo contrario, se tornaría repetitiva. Si bien algún que otro polígono o pixel asoma fugazmente dada las limitaciones técncias actuales de la Switch en desmedro de sus competidores, el caricaturesco estilo compensa notablemente esas falencias para convertirlas en propuesta estética innovadora.
Por supuesto que no habría animación admirable sin musicalización métodica a la par. Las partituras épicas de Mario & Luigi: Brothership no pasan desapercibidas, intercalándose con los vívidos colores de los personajes y escenarios de batalla. Hay algo distintivamente mágico en esas melodías que uno escucha sistemáticamente durante el juego pero que no cansan ni envejecen jamás, y Brothership posee ese don musical que se sostiene a lo largo de todo el videojuego. Es por ello que el apartado audiovisual es lo más trabajado de esta aventura y lo más inobjetable. El trailer de lanzamiento nos cautivó por ello, y la entrega final no defrauda en su promesa de una caricatura embelezada para nuestros oídos y ojos.
¿Mario & Luigi: Brothership vale la pena?
Para sorpresa de muchos, Mario & Luigi: Brothership ha tenido sus recepciones más frías. Las quejas han sido variadas, desde la sobrexplicación de mecánicas y objetivos a lo largo del juego (los adultos que no soltamos el control deberíamos aceptar algún día que ya no somos el público objetivo de Mario hace rato) hasta algunos atendibles problemas de performance (como torpes tiempos de carga o movimientos desajustados). Sea como fuere, se tratan de piedras en un camino ameno, de una aventura que funciona con la eterna eficacia que la franquicia imprime a todos y cada uno de sus productos prácticamente sin excepción.
Seamos honestos: la vara para medir a Mario es (irónicamente) alta. El fontanero petiso cuenta con docenas (si no un centenar) de aventuras de lo más diversas, y sus títulos siempre generan expectativa. Mario & Luigi: Brothership está lejos de ese podio, con una aventura entretenida, pero con ocasionales tropiezos que lo sitúan en un lugar de corrección. Otras franquicias arañarían el 10 de inventar la mitad de las ideas que el plomero de rojo trajo al mundo de los videojuegos, pero en este caso, los hermanos apenas logran un entretenido RPG con algunos problemas que quizás hubieran desaparecido con unos meses más de desarrollo. Esto no le quita encanto alguno a esta brillante secuela de una saga que merecía un retorno. Más aun, todo lo que Mario & Luigi: Brothership hace bien augura un bello futuro (especialmente en lo visual) para la franquicia del hombre M y su hermano L. Su preciosa estética, combate entretenido y franca diversión ameritan unas buenas horas de entretenimiento apto para todo público.
Pese a su innegable encanto, Mario & Luigi: Brothership está lejos de ser una de las entregas más memorables de la saga. Todos sus logros maravillosos vienen con pequeños "peros" que no le quitan el disfrute, pero sí chocan con la altísima expectativa puesta en cualquier juego con Mario como protagonista. Cualquier amante de la franquicia se divertirá con este precioso y vistoso RPG de acción, pero no podrá evitar algún que otro resoplido en el camino.