Volvemos a enfrentar a hordas de Yokai en una secuela que incorpora nuevas mecánicas dentro de un Japón tan hermoso como convulsionado por la guerra.
El género souls-like está viviendo uno de sus momentos más fructíferos desde la aparición de estos conceptos con Demon’s Souls (2009) y posteriormente con Dark Souls (2011). No solo digo esto porque Sekiro: Shadows Die Twice fue el GOTY 2019, sino porque las bases sentadas por FromSoftware permitieron que otras desarrolladoras expandieran estas mecánicas a través de diferentes propuestas y ahora la diversidad de títulos aumentó de forma exponencial.
Team Ninja y Koei Tecmo no fueron ajenos a esto y en 2017 presentaron NiOh, un atrapante RPG que no solo estaba regido por las características de los souls-like, sino que además se posicionó como uno de los grandes exponentes del género, gracias a su variedad de contenidos, la gran cantidad de misiones (con su respectiva rejugabilidad) y una progresión de personaje libre, donde podíamos enfocarnos en las características que más nos favorecían a nuestro estilo de juego, todo esto encapsulado en un Japón medieval lleno de su cultura mitológica
3 años después, tenemos en nuestras manos NiOh 2, una secuela (precuela, si hablamos en terminos narrativos) que no busca aflojar con las exigencias de dificultad pero sí ofrece un mayor abanico de habilidades, técnicas y posibilidades para que nuestro periplo por tierras niponas derrotando a samurais, ninjas y Yokais sea un poco más amena.
No voy a mentir, van a pasarla muy mal en reiterados momentos, pero como es habitual en este tipo de propuestas, cada triunfo se festeja con un puño cerrado y un grito de victoria.
NiOh 2 se encuentra disponible únicamente para PlayStation 4 y PlayStation 4 Pro.
Mitad humano, mitad Yokai.
Uno de los aspectos más criticados del primer NiOh fue cómo decidieron contar la historia. Ambientada en la segunda mitad del período Sengoku, la aventura nos ponía en la piel de William, un soldado británico que, con la intención de liquidar a un viejo adversario, termina envuelto en medio de la guerra que estaba sucendiendo en tierras niponas, interactuando de esta manera con muchos personajes que existieron en la vida real. El problema radicaba en que, si no tenías un mínimo conocimiento de ese momento de la historia, el juego daba muchas cosas por sentadas y era bastante fácil desorientarse o perderle el hilo a la narrativa.
En NiOh 2 la situación no cambia de forma radical pero su narrativa es mucho más abierta e introductoria; no te lleva de la mano pero se toma su tiempo para que vayamos procesando todo lo que acontece. En recientes declaraciones, Yosuke Hasashi, uno de los productores de esta aventura, explicó que, al haberle dalo un final conclusivo a William, ya que no pensaban realizar una segunda entrega de la saga, tomaron la decisión de empezar por la primera mitad del período Sengoku a modo de precuela, introduciendo nuevos y conocidos personajes para forjar un vínculo constante con ambos relatos.
Antes de comenzar la aventura, tuve mis dudas sobre cómo iba a influir en la historia el hecho de que el protagonista de turno es un personaje creado por nosotros en un editor al que accedemos antes de los primeros compases, pero por suerte una vez que complete las primeras 5 o 6 misiones principales las dudas se disiparon. Si bien en los textos del juego nos bautizan como “protagonista”, las cinemáticas de NiOh 2 están tan bien orquestadas y realizadas que en ningún momento nos sentimos como un personaje genérico. Tenemos importancia e implicancia en todo lo que va ocurriendo y cómo se va desenvolviendo este conflicto entre los clanes japoneses
A pesar de esta cuestión de crear a nuestro personaje desde 0, con un detallado editor de esos que las desarrolladoras niponas saben hacer con tanto ahínco (aunque, dato de color, el tela del cabello sigue siendo un problema eterno sin resolver), tenemos una premisa argumental que se va desarrollando durante las más de 40 horas que solo dura toda su campaña principal. Si a esto le sumamos todas las sidequest y misiones crepúsculo, la duración se duplica.
Somos un mitad humano, mitad Yokai (esto seres sobrenaturales muy arraigados a la mitología japonesa), que tras la muerte de nuestra madre vagamos sin rumbo fijo, dando caza a otros Yokai. Sin embargo, todo cambia cuando recibimos una carta misteriosa y conocemos a Tokichiro, un mercader que trafica con Amrita, estas piedras espirituales que se nos presentan en el primer juego y que vuelven a tener una connotación dentro de la historia (que en la mecánica de NiOh se traduce en lo que nos permite sumar experiencia y subir de nivel). Junto a él emprenderemos un viaje en el que iremos uniendo fuerza junto a diferentes guardianes y generales, que se encuentran sumidos en un conflicto bélico; una guerra civil que sucedió en la vida real pero que en NiOh 2 está trastocada por los elementos sobrenaturales que involucran a estas criaturas sobrenaturales y al control total de la región mediante el uso de estos poderes.
Sin entrar en el terreno de los spoilers, la historia e incluso el propio juego arranca de verdad a partir del final del segundo capítulo, cuando las piezas ya están establecidas en el tablero y se empiezan a mover bajo sus propios fines. Si bien cada capítulo nos llevará por diferentes territorios de Japón, además de diferenciarse por el espacio geográfico también repercute la cuestión temporal, ya que cada parte de la historia está dividida en períodos de diferentes años. Por decir un ejemplo, la primera parte de NiOh 2 ocurre entre 1555 y 1556, mientras que el segundo capítulo ya abarca un plazo mayor, entre 1560-1567. Esto permite que la narrativa sea dinámica y nos lleve por todo tipo de localizaciones.
Si logramos subirnos a su tren narrativo y no nos perdemos entre un mar de personajes y situaciones (por suerte cuenta con un glosario sumamente detallado, segmentado por personajes, enemigos e historia). Algo que sí quiero rescatar es cómo encara la historia, desde la perspectiva de los protagonistas, el trato que se les tiene a los diferentes Yokai y a los espirítus guardianes. No todos son peligros demonios ni criaturas infernales, algunos solo quieren vivir en paz dentro de su ecosistema, con un paz que se ve perturbada por el avance de los humanos y su guerra entre ellos.
Explorando tierras peligrosas, una misión a la vez
NiOh 2 repite el sistema de su antecesor diversificando sus contenidos en misiones principales y secundarias que se irán desbloqueando de forma progresiva y a las cuales podemos acceder mediante un mapa general en el hub principal del juego.
Esto va a contramano de lo que ofrecen la gran mayoría de los exponentes souls-like, principalmente a los que conciernen a FromSoftware, quizás los más conocidos. En vez de atravesar un escenario gigante que se va desbloqueando a medida que avanzamos en el juego, Team Ninja vuelve a utilizar el mismo sistema de misiones aisladas, que en el caso de las principales concluyen con un boss, mientras que las sidequest tienen diferentes resoluciones.
Obviamente, las misiones crepúsculo vuelven a decir presente, ofreciendo los desafíos más exigentes pero al mismo tiempo los que mayor recompensas otorga.
En lineas generales, poco se ha tocado en cuanto a interfaz, visualización de menúes y estilos que pudimos disfrutar de la primera entrega, pero se han añadido nuevas capas de contenido que ofrecen frescura para los veteranos de la franquicia.
Respecto a sus contenidos, NiOh 2 hace una marcada diferencia entre las misiones principales y las sidequest. Las primeras ahora son mucho más largas, con un diseño de níveles extenso y con mayores capas de verticalidad. Son más profundas y tienden a mostrar gran cantidad de secretos para que volvamos a visitarlos en más de una ocasión. Como dije más arriba, su finalización es idéntica a lo que vimos en el primer NiOh: todas concluirán con una Boss Fight que nos terminará ofreciendo algún nuevo espíritu guardián, o en su defecto, una de las grandes novedades de esta secuelas: los Núcleos de Alma.
Con un concepto muy similar a Castlevania: Aria of Sorrow, cuando derrotamos a algún Yokai este puede soltar un núcleo de alma, que al equiparlo al espíritu guardián que nos esté acompañando permitirá realizar una habilidad, relacionda directamente al enemigo del cual la obtuvimos. Estás técnicas se utilizan mediante Anima, que equivale al mana y es otra de las novedades de NiOh 2.
Sumándose a la barra de vida y energia, el anima se recupera utilizando consumibles o enfrentándo enemigos y es una de las características que logra torcer la balanza hacia nuestro favor, y que otorga mayores herramientas al momento del combate.
Hay una gran cantidad porque se ha ampliado enormemente el bestiario del juego. La poca variedad de la primera entrega se ve opacada por la diversidad de Yokais que enfrentaremos a lo largo de cada una de las misiones.
Estas habilidades Yokai se complementan con la de nuestro espirítu guardian equipado (que luego podremos llevar a 2 en simultáneo), haciendo que el combate sea menos rudimentario y más variado. A esto se le suma la posibilidad de un contrataque letal que podemos realizar con nuestro personaje. Todos los enemigos cuentan con un ataque que, previo a su realización, emana un aura roja. Ese es el indicativo para realizar esta técnica que, una vez dominada, será crucial para salir adelante de muchos altercados.
Como en la anterior entrega, tendremos la posibilidad de transformanos en Yokai durante un corto período de tiempo (aunque, al tener su propio árbol de habilidades, esto se irá modificando), en donde podremos realizar técnicas bastante poderosas e intentar sacar alguna ventaja frente a los desafíos más exigentes.
El resto de los movimientos de combate son una optimización de lo que vimos en el anterior juego, con una buena respuesta en los controles y diferentes combos que iremos desbloqueando a medida que vayamos especializándonos con algunas de las 9 tipos de armas disponibles que hay en el juego, más las de distancia. Lo que sigue siendo un poco tosco es las cuestión de parry con las armas (algo desbloqueable rápidamente ya que suelen ser las primeras es poder habilitarse), no porque el timing no sea del todo preciso, sino que tras haber experimentado con Sekiro, todos los juegos quedaron un escalón por debajo.
Volviendo al sistema de misiones, las sidequest son la antítesis del recorrido principal, con encargos que duran breves minutos y casi siempre se trata de encontrar algún item perdido, eliminar enemigos que volvieron a poblar una zona o derrotar a un rival determinado. Lo bueno es que, si bien los objetivos tienden a repetirse, estos encargos secundarios suelen ser bastante variados y nos llevan por zonas que nos habíamos visitado, o desde una perspectiva diferentes.
Dentro de los niveles, se agregó un nuevo apartado relacionado directamente con los Yokai. Los veteranos de la anterior entrega recordarán que estos enemigos emanan un aura que al pisarla nos volvía más débiles, la energía se consumía más rápido y solo con un pulso de Ki correcto se purificaban. Ahora, la experiencia se vuelve más inmersiva con la introducción de los Reinos Oscuros. Se tratan de zonas enteras en el mapa envueltos en esta energía maligna, en donde el escenario se vuelve monocromático y la única manera de purificarlo es derrotando a un enemigo especifico.
Esta vuelta de tuerca era una opción dentro de los modos online del anterior NiOh pero que ahora se manifiesta de forma constante en todas las misiones y agrega una capa de dificultad a la ya exigente propuesta. Porque, vamos, ¿dónde vieron un souls-like fácil? Este juego no es la excepción y las primeras horas van a ser pálidas. De hecho, tuve bastantes problemas con los primeros bosses hasta que entre en “confianza” con el juego.
NiOh 2 es un juego muy detallado, no deja nada librado al azar. Todas sus armas y equipaciones que encontramos tienen virtudes específicas, que debemos aprovechas según las circunstancias. Estudiar a los enemigos será una materia obligatoria para que no tocar la cumbre de la frustración. Podemos adoptar un estilo y mantenerlo a rajatabla a pesar de las 100 veces que salgamos derrotados; en cambio, si adoptamos las reglas que nos inculcan y conocemos las debilidades de nuestros rivales, no solo tiende a bajar su dificultad (tampoco tanto, no se ilusionen) sino que el disfrute es otro.
Nuestros pequeños amigos Kodama vuelven a decir presente en esta segunda parte, ahora ofreciendo mayores opciones, incluidas una tienda a la cual podremos acceder a varios items a cambio de arroz divino. Una vuelta de tuerca a la cual se les suma los Sudama, que son la misma especie pero corrompida por el Reino Oscuro. Estas diminutas criaturas nos darán algunos items a cambio de que nosotros les regalemos algo.
El arsenal del juego y las armaduras aumentaron brutalmente. Hay una mayor variedad y, por suerte, el árbol de habilidades ahora es más grande y detallado, no tan confuso como estaba predispuesto en NiOh 1. Las habilidades Ninjustu y Onmyo se repiten pero ofrecen algunas técnicas nuevas. Particularmente, siento que se le redujo la calidad a algunas técnicas mágicas para darle mayor prioridad a las skills ninja, por el hecho de que con las habilidades yokai que obtenemos con núcleos de alma esa parte ya estaba más cubierta.
Lo que quiero rescatar de esta segunda entrega, es que NiOh 2 es mucho más claro en sus conceptos. Sus tutoriales están mejor realizados y no duda en reexplicarte las cosas una y otra vez para que te sientas siempre en control de las decisiones y no hagas las cosas porque sí. De hecho, vuelve a contar con items consumibles que te resetean completamente tus stats y punto de habilidad en caso de querer cambiar el curso de desarrollo en todo momento.
Es un juego difícil, exigente y con un umbral de desafío bastante complejo, pero Team Ninja quiere que tengas todas las herramientas a disposición para que, con práctica y paciencia, eso no sea un impedimento para que puedas disfrutar de la experiencia.
El apartado online vuelve a decir presente, con la posibilidad de sumarse a diferentes quest con algún amigo u otra persona. En las misiones, como siempre, estará la posibilidad de enfrentarnos con las almas de jugadores que murieron y enfrentarlos, pero ahora se les suma las Tumbas Benevolentes, que en vez de tener un aura roja es azul, y las podemos activar para que se sumen como aliado.
Audiovisualmente correcto, pero técnicamente superador
En varias oportunidades, los productores de Team Ninja explicaron porqué NiOh no adoptaba un sistema de mapa único en vez de misiones separadas. La respuesta, que si bien tiene una estructura basada en completar niveles para obtener recompensas, va por otro lado: querían mostrar las diferentes regiones de Japón y los diferentes ecosistemas que conviven en una misma región.
En NiOh 1 esto no estaba tan bien representado porque la diversidad de locaciones tenía poca connotación, pero en NiOh 2 esto se ve justificado en todo momento. Hay una variedad de locaciones y escenarios majestuosa, con encargos tanto de día (mis favoritos sin dudas) como de noche. En campos abiertos, inmediaciones de castillos, como sinuosas cuevas u oscuras minas.
El juego no duda en llevarte a soleadas planicies como a páramos nevados, todo envuelto en una paleta de colores que se rompe con la irrupción de los Reinos Oscuros y que estos se ven asimismo interrumpidos por la saturación cromática de los espíritus guardianes y los Yokai.
Los modelados de los personajes y los enemigos están muy bien trabajados, y salvo en las locaciones como cuevas y túneles, todo es muy variado y, sobre todo, atráctivo. No es una locura audiovisual ni un festival de detalles, pero hay un mayor trabajo en el concepto de las armaduras y armas que en los escenarios
Realicé este análisis en la versión de PlayStation 4 Pro y el rendimiento fue un tanto irregular. Si bien ofrece opciones de rendimiento, en algunos momentos, principalmente cuando estaba rodeado de enemigos, hay unos bajones fuertes de fps, muy de golpe, aunque no fue en todo momento.
Conclusión
Una secuela superadora. NiOh 2 no quiere romper su propio molde concebido hace 3 años y nos ofrece una segunda entrega muy continuista en cuanto a su estructura, pero con pequeñas y grandes novedades que modifican de forma positiva su jugabilidad.
Los veteranos dentro de la franquicia van a celebrar y mucho todas las modificaciones e incorporaciones que trae este nuevo título. El esqueleto principal se mantiene pero hay tantos matices que la experiencia es otra.
Es una aventura que ofrece mucho para hacer, con una enorme cantidad de misiones principales y secundarias, con bastante rejugabilidad, que encima se verán aumentadas por las expansiones ya confirmadas por la desarrolladora.
NiOH 2 tiene esa riqueza del folclore japonés y un apartado audiovisual muy atráctivo, aunque no deslumbrante. Como buen souls-like, es un juego complejo, díficil y no apto para impacientes o con el umbral de frustración muy bajo, barreras que no se pueden sortear ya que no una manera mecánica de hacer el juego más accesible, solo la práctica, la prueba/error y el aprendizaje son las aristas que nos darán el triunfo en estas tierras hostiles llenas de yokais.
Es imposible no compararlo, por ambientación y estilo, a Sekiro: Shadows Die Twice, así como en su momento NiOh 1 fue comparado con la saga Souls, pero Team Ninja logra ofrecer un souls-like a la altura de las expectativas y una oferta diferente dentro de un género cada vez más nutrido de exponentes.