Outriders parece otra experiencia genérica dentro del género, pero People Can Fly sorprende con una propuesta de enorme potencial.
Los shooter-looter tienen una base estructural muy similar entre sí y lo que va cambiando principalmente es la disposición de su universo, los enemigos que enfrentamos, y la variedad de sus misiones. The Division, Destiny, Borderlands o Anthem son algunos de los exponentes más conocidos de los últimos años y que intentan lucir su personalidad para distinguirse.
En un campo tan competitivo, Square Enix – que viene de fracasar con Marvel’s Avengers – salió a la cancha con Outriders, una experiencia que en su superficie parece una experiencia más genérica que atractiva. Sin embargo, ese mal sabor de boca que dejó la demo y las primeras horas de su campaña son una mirada completamente equivocada de lo que es a fin de cuentas este título desarrollado por People Can Fly.
Outriders es un híbrido que muestra un gunplay sólido y atractivo como el de The Division pero logra imponer una vertiente rpg que cambia por completo la experiencia del combate. Con 4 clases distintas, la estrategia cambia por completo dependiendo de qué tipo elegimos al principio del juego, potenciando unas mecánicas que no solo se tratan de ponerse a cubierto y disparar.
Como complemento, una historia que empieza bastante tímida pero que nos llevará por un misterioso planeta plagado de amenazas de todos los tamaños y colores.
Buscando un nuevo hogar para la humanidad
Outriders abusa de un enorme prólogo para dejarnos en claro sus principales mecánicas jugables pero, en pos de solidificar su historia, propone una detallada narrativa para entender rápidamente de qué va su relato.
En un futuro no muy lejano, la Tierra se volvió completamente inhabitable y una camada de sobrevivientes salió en búsqueda de un planeta habitable para comenzar de nuevo. Tras una larga expedición, la respuesta a sus plegarias emergió: Enoch, un cuerpo celeste que reúne todas las condiciones necesarias para que la humanidad tenga una segunda oportunidad.
A esta cruzada partieron dos enormes naves, con gran parte de su tripulación criogenizada, pero a Enoch aterrizó solo una, para asentarse y explorar los primeros territorios. En este marco, nosotros somos los Outriders, una especie de cuerpo de elite que tenía como misión garantizar la seguridad del planeta. Si bien se encontraron con un bioma completamente exótico y nunca antes visto, con lo que no contaban era con La Anomalía, un ciclo de fenómenos climáticos sobrenaturales que complicó por completo toda la misión, ya que por un lado mermó a gran parte de la expedición que llegó primero a Enoch, sino que también los dejó encerrados ahí.
Nuestro protagonista, un personaje completamente genérico que personalizamos en un modesto editor, se ve alcanzado por uno de los rayos de La Anomalía, otorgándole habilidades especiales, y tras algunos altercados entre las distintas facciones de humanos, termina criogenizado en una cápsula por 30 años, para despertarse en un mundo azotado todavía por este fenómeno pero también notoriamente fragmentado por un guerra civil dentro del Planeta, entre los tripulantes de esta nave que partieron en búsqueda de una tierra prometida.
Como su jugabilidad, la historia de Outriders es un conjunto de elementos ya vistos en otros relatos sci-fi, pero dentro de la superficialidad de algunos NPC y las quest secundarias que estiran el juego, hay un atractivo argumento que se sostiene con una hilado gris entre los “buenos” y los “malos”, cada uno con sus motivos válidos para muchas de sus acciones, sumándole una capa de profundidad a nuestro accionar en la historia.
Un gran atractivo de la historia en general es que, gran parte de los territorios que exploramos en Enoch son tierras nunca antes exploradas por los personajes, así que compartimos con ellos el desconcierto a medida que vamos nutriendo el lore con muchas cinemáticas pero también con muchos archivos (que se vuelven tediosos) diseminados en los escenarios.
Cobertura + Habilidades + Frenetismo: Outriders en acción
Outriders bebe de los elementos más puros de los shooter-looters modernos: exploración de escenarios, progresión de personajes, misiones secundarias repetitivas para conseguir loot valioso e intensos combates que se traducen en oleadas de enemigos en zonas específicas. Estas características la comparten la mayoría de los exponentes del género, pero Outriders pone sobre la mesa algunas características propias que dinamizan la experiencia y lo hacen un producto sólido, tanto online como single player, algo que siempre suele ser una pata flaca.
Gracias a su componente RPG, la propuesta de People Can Fly no solo se limita a intensos tiroteos en donde el abc se traduce en cubrirse, disparar y buscar una nueva cobertura. Al comienzo del juego, Outriders nos propone elegir una de las 4 clases disponibles, esa fuerza sobrenatural con la que se ve alcanzado el protagonista durante el prólogo y es algo que modifica notoriamente tanto al experiencia como la dificultad.
Dependiendo la clase que elijamos, tendremos habilidades que priorizan el combate a distancia, las armas de corto alcance, skills de movimiento y otras de protección. Tecnomante, Piromante, Embaucador o Devastador, cada una de estas 4 clases tiene un abanico de skills único y sus potenciadores permiten adpatarse al estilo de juego que más cómodo nos siente.
Por ejemplo, yo pasé toda la campaña con el Devastador, una clase que prioriza el combate a corto alcance, curándome con cada enemigo eliminando a pocos metros y con habilidades que aumentaban la defensa y ataques especiales que interrumpían a los rivales. Pero, sin importar la clase elegida, Outriders no pregona el estilo “cubrite y dispará”, va mucho más allá y adopta un frenetismo notable, que obliga a estar en movimiento constante porque no solo enfrentaremos a enemigos con armas de fuego. Con ellos se entrelazan enormes criaturas de este hostil planeta y soldados fuertemente blindados que tienen habilidades especiales como nosotros y son un verdadero peligro.
Un plus que le suma tanto desafío como diversión es la IA, que no pretende ser un imán para las balas sino que tienen estrategias dinámicas para hacerte salir de tu cobertura y obligarte a pensar con rapidez para no ser carne de cañón. Desde los intempestivos que se te abalanzan con viscerales ataques como con los más habilidosos que emplean técnicas a distancias, Outriders nos pide todo el tiempo que pensemos más allá de “disparar, disparar y después veo cómo sigo”.
Otra de las grandes virtudes que tiene Outriders es esa capacidad de disimular que estamos constantemente haciendo lo mismo. El abc del juego mantiene una estructura tradicional: llegamos a una nueva zona, realizamos entre 3 y 5 misiones principales, un puñado de quest secundarias (que se mezclan entre pedidos de NPC, búsqueda de items y una suerte de cazarrecompensas, tanto de humanos como de criaturas) y no mucho más, pero la versatilidad de locaciones que ofrece a nivel visual Enoch -disimulando también la pobreza en cuanto a diseño de de niveles- y lo atractivo de sus combates hacen que el juego sea una experiencia atrapante, insisto, tanto en solitario como online.
La dificultad del juego queda en manos de nosotros, y es directamente proporcional al nivel de desafío que buscamos pero también del tipo de loot que queremos conseguir. Outriders divide sus dificultades en “World Tier” con un rango que va del 1 al 15. Claro está, al principio comenzamos en World Tier 1 pero a medida que vamos avanzando se irán desbloqueando nuevas fases de dificultad, que aumentan el nivel de los enemigos pero también la calidad de items que dropean. Si la cosa se pone muy dura, podemos reducir el nivel de World Tier en el que estamos actualmente hasta que volvamos a intentar sumar la vara de dificultad. Esta permeabilidad reduce drásticamente las tasas de frustración, principalmente en modo single player, ya que si una fase o un boss se vuelve demasiado inaccesible, podemos bajar la dificultad – a expensas de recibir menos experiencia y loot de calidad – para no quedarnos trabados.
Las armas y armaduras van a tono con lo que ofrece los shooter-looters, hay de diversas rarezas -segmentadas en colores- como de clases, adaptándose a la clase elegida y el estilo de juego que adoptamos. Por ejemplo, el Devastador tiene muchas bonificaciones de clase por usar escopetas, entonces usar un rifle con mira no va a ser un arma que nos favorezca con los upgrades que ofrece el personaje. El drop de items y los cofres que encontramos en el camino no son tan abusivos como en The Division, por mencionar un ejemplo, pero constantemente vamos a tener a disposición nuevas armas para equipar, desmantelar o vender.
El armamento también cuenta con sus propias habilidades, tanto activas como pasivas, que le dan una capa extra de estrategia a lo que nos equipamos. La potencia de fuego es clave, pero también es importante tener skills que nos recuperen vida con determinados criterios, o que añadan parametros como veneno o incineración a las balas, mayor daño crítico o potenciar nuestras habilidades de clase. La libertad para elegir lo que mejor se adapte a nuestro modus operandi es otra versatilidad más dentro de todo lo que ofrece Outriders.
Enoch, un planeta exótico con la huella de la humanidad
Outirders maneja un dicotomía en sus escenarios. No es un espectáculo visual descollante, pero Enoch como planeta ofrece una diversidad de escenarios que van rotando desde lo exótico de sus junglas, desoladas montañas, imponentes ruinas y vastos desiertos. Todos los biomas habidos y por haber convergen en este planeta, y su dinámica audiovisual también funciona para paliar la pobreza de diseño de niveles que ofrece el juego.
Si no fuera por lo vertiginoso de sus combates y la dinámica de sus habilidades, Outriders tendría una jugabilidad chata y con falta de fuerza. No solo sus escenarios son lineales, sino que las zonas delimitadas para el combate mantienen casi siempre las mismas disposiciones y verticalidades.
En cuanto al rendimiento, jugué Outriders en su versión de PS5 y sacando los graves problemas de conectividad de los primeros días, el funcionamiento fue sobrio. Tiempos de carga muy reducidos y una tasa de fps estables en todo momento, incluso cuando el mapa se poblaba de criaturas y explosiones.
Gráficamente es un juego más que correcto, Square Enix sabe cómo lograr escenarios imponentes y un nivel detallado de armas y armaduras. Las animaciones faciales y ciertas texturas de puntuales escenarios son siempre la pata flaca de la publicadora, pero el juego logra cumplir en esta arista.
Conclusión
Outriders lejos está de ser un juego perfecto y no es una eminencia dentro de los shooter-looter, pero el híbrido que consigue mezclando acción con rpg, un combate completamente frenético y un desafío intenso después de terminar la historia principal lo hacen un título más que aprobado.
Y, por sobre todas las cosas, Outriders es un juego divertido, realmente divertido, con el que la pasás bien ya sea en cooperativo como en solitario y disimula notablemente sus falencias.