Rad Rodgers, aventura de plataforma que mantiene una estética noventosa muy interesante, desembarca finalmente en PlayStation 4 y Xbox One.
Luego de un discreto lanzamiento para Pc a finales del 2016, Rad Rodgers llega a PlayStation 4 y Xbox One con algunos agregados con respecto a la versión original. Esta aventura de plataformas en 2d con fondos tridimensionales es una creación de Interceptor Entertainment, que luego de obtener fondos a través de Kickstarte pudo desarrollar este título que fue distribuido por THQ Nordic.
Que su estética animada un tanto infantil no te engañé; Rad Rodgers es una aventura intensa, desafiante y con un alto grado de violencia verbal y chistes burdos, que parece por momentos un híbrido entre Oddworld, Duke Nukem y Rick and Morty. Pero más allá de estos estereotipos, el títulos es un gran homenaje a los plataformeros de los ’90, como Rayman, Megaman o Commander Keen.
Los héroes dentro del propio videojuego
“Dejá de jugar a los jueguitos y dormite”. Aquellos que hemos pasado nuestra infancia y adolescencia abrazados al amor incondicional de los videojuegos habremos recibido, más de una vez, el reto materno por estar viciando hasta altas horas de la noche y la historia de Rad Rodgers arranca de la misma manera.
Mientras la mamá le exige que deje de jugar a los videojuegos, la consola de Rad Rodgers consola cobra vida, bajo el nombre de Dusty y ambos son succionados por el televisor, que los transporta al juego que Rad estaba viciando hasta ese momento. A partir de ahí, deberán atravesar 8 distintos niveles dentro de este universo llamado World One.
No esperen una trama mucho más profunda, ya que solo este contexto (cuenta con una cinemática bastante copada al inicio del juego) funciona para entender por qué terminamos en World One. La dinámica de la misma es bastante similar a Jumanji (mucho más similar a su secuela, Jumanji: Welcome to the Jungle) y a medida que avanzamos los níveles, no hay más condimentos de esta arista, salvo cuando llegamos a la etapa final. Dicho esto, no tiene la profundidad que no ha regalado en su momento, por ejemplo Mega Man, pero las aventuras de este género nunca se han caracterizado por tener un relato que sea digno de recordar.
El protagonista, Rad Rodgers, estéticamente es una mezcla entre Dash de la película Los Increíbles y un infante Duke Nukem. Y lo curioso de esta afirmación es que el actor de doblaje para la consola parlante Dusty, Jon st. John, es el mismo que le otorgo la icónica voz a Duke Nukem.
Más dificil, mayor desafío
Rad Rodgers cuenta con 3 niveles de dificultad. Entre fácil y normal no hay una diferencia sustancial en el desafío del juego y realmente no es tan disfrutable como realizar la aventura en difícil, que es donde se encuentra el verdadero desafío. No solo debido a que los enemigos dañan más, los items de curación curan menos y las armas especiales duran un poco menos, sino porque si perdemos todas las vidas con que arrancamos cada nivel, tenemos que volver a empezar desde el principio, algo que puede llegar a ser un poco frustrante pero a la vez hace que el juego sea menos prueba y error, poniendo nuestra concentración y destreza a prueba en el tramo final del juego.
En cuanto a la estructura de los níveles, Rad Rodgers cuenta con todos los condimentos de las grandes aventuras de plataformas en 2D. Muchos coleccionables (algunos realmente muy complicados de encontrar), enemigos que lanzan proyectiles, power ups que mejoran el arma, saltos y más saltos, y algunos jefes colocados en el final de no todos los niveles.
Se le puede reprochar a Rad Rodgers su poca diversidad, en todos sus aspectos: Cantidad de níveles, diversidad en los escenarios y tipos de enemigos. Igualmente, repetimos, en la dificultad más alta cada nivel puede llevarnos hasta media hora, asi que imagínense lo que representa para nuestra ira perder todas las vidas en el tramo final. La duración del juego puede rondar entre las 5 y las 7 horas, dependiendo claramente de la dificultad que elijamos. Esta duración puede extenderse si nos proponemos a completar al 100% cada uno de los niveles.
Dentro de los items coleccionables se encuentran unos 18 sombreros, desparramados por todo el juego, y es el único elemento que cambia estéticamente al protagonista.
Dusty no solo funciona como nuestra guia durante el juego, sino que también podremos manejarlo en determinados momentos del juegos, ya que en algunas partes de los níveles, no podremos avanzar ya que habrá determinadas barreras virtuales (una especie de matrix dentro del videojuego). Ahí entrará en acción Dusty, para arreglar la falla y encontrar la manera de abrirnos paso, ya sea creando una plataforma o destruyendo algún objeto que nos obstruya el paso. Esta es la parte más floja dentro del juego; quizás por encontrarle una vuelta de tuerca o buscar alguna distinción en su mecánica de juego, estos minijuegos terminan siendo bastante repetitivos y no aportan mucho a cada nivel.
La relación Rad-Dusty, verborrágicamente delirante
Rad Rodgers presenta la posibilidad de otorgarle un filtro a los diálogos del juego. ¿Qué representa esta censura en el resultado final? Un enorme cambio, ya que los diálogos que tienen Rad y Dusty durante la aventura cambian radicalmente, principalmente en Dusty. La esencia de la consola parlante y la magia de sus diálogos funcionan en gran parte de su vulgaridad al hablar, llena de ironía, humor negro y una dosis de insultos. Si, muy parecido a lo que vemos en Rick and Morty.
Incluso con algunos de los habitantes de World One que nos proveen de items durante los niveles, cuentan con algunos diálogos bastante graciosos y muchos con guiños y referencias a películas, series y otros videojuegos. Humor negro, referencias sexuales y una ironia constante nutren de color nuestro paso por el juego; aunque también se agradece que exista la posibilidad de poder quitar esta función si el juego termina en manos de niños.
Audivisualmente, un viaje a los ’90
Es notable como Interceptor Entertainmentha cuidado al detalle cada uno de los elementos que componen el aspecto audiovisual de Rad Rodgers. La estética de los escenarios, a los que le podemos reclamar un poco más de diversidad, son muy bellos y los tonos de colores cuando jugamos niveles tanto de día como de noche cambian radicálmente. Rad Rodgers está muy bien logrado y se acopla de manera correcta en todo el entorno. Los pocos enemigos solo varían de tamaño, ya que físicamente, salvo una o dos excepciones, son bastante parecidos.
El soundtrack también funciona correctamente, con una mezcla de sonidos que varían entre lo moderno y la cultura de los ’90. Incluso, cuando saltamos, el sonido es tan Mario Bros. que es difícil no jugar esta aventura con un dejo de nostalgia.
Un homenaje a la altura
Si Rad Rodgers apuntaba a ser un constante guiño a las grandes aventuras de plataformas que vivimos durante el siglo pasado, cumple y con creces. Los diálogos y ese humor negro constante otorgan un brillo particular al juego. Ojala la aventura hubiese presentado otros mundos o una mayor variedad de niveles, porque cuando ya nos sentimos a gusto con el juego y afianzamos nuestra jugabilidad, caemos en que ya lo terminamos.
Sin embargo, aquellos que quieran rememorar las épicas aventuras en 2d, Rad Rodgers es una apuesta más que segura.