¿Listos para extirpar nuestros pecados? embarcate en Sinner: Sacrifice for Redemption, un boss rush que llevará nuestra paciencia y estrategia al limite.
Los juegos souls-like ya se han instalado como un género propio dentro de la actual industria de los videojuegos. Estos títulos se destacan por una elevada dificultad, grandes áreas para explorar, una sentida personalización del protagonista de turno para amoldarlo a nuestro estilo predilecto de combate y bosses exigentes
¿Pero qué sucede cuando omitimos todas estas variantes y solo nos quedamos con la parte de los bosses exigentes y la elevada dificultad? Bueno, la respuesta que más se le acerca es Sinner: Sacrifice for Redemption, aventura indie realizada por la nueva desarrolladora DarkStar Gamer.
Sinner es un boss rush en el que tendremos que derrotar a una serie de enemigos puntuales para cumplir nuestro objetivo. Más allá de esta simpleza en su premisa, tiene un par de factores que lo hacen interesante y elevan aún más la dificultad, aunque técnicamente nos de más de un dolor de cabeza.
Redimiendo pecados
El argumento de Sinner: Sacrifice for Redemption va directo al hueso, así como también toda su estructura jugable. Somos un caballero, Adam, que se embarca en una aventura que tiene como propósito enfrentar a 7 enemigos (más uno final) que representan a los pecados capitales: pereza, lujuria, ira, avaricia, gula, soberbia y envidia.
Antes de enfrentar a cada uno de estos seres descubrimos, mediante una breve introducción, que estos enemigos tuvieron relación de alguna manera con nuestro protagonista y gracias a su accionar terminaron sumidos en la tragedia. Así que el deber que tendremos con ellos será, además de limpiar nuestra alma, la de purificarlos para que puedan descansar en paz. Pero todo es más complejo de lo que aparenta, y terminaremos embarcados, sin spoilear demasiado, en una misión que engloba el salvataje de la humanidad.
Estrategia y mucha paciencia
Como mencionamos anteriormente, Sinner: Sacrifice for Redemption deja a un lado cualquiera de las mecánicas de exploración y progresión para centrarse únicamente en el enfrentamiento con estos 7 bosses. Cada uno cuenta con sus patrones de ataque y movimientos personalizados, que van desde un demonio que arroja bolas de fuego y nos aplasta con sus gigantes manos, hasta un colosal paladín que nos hará la vida imposible con su escudo y mandoble. Eliminarlos significará morir una buena cantidad de veces hasta aprender a evitar o bloquear los ataques y hacerles daño cuando la oportunidad se presente.
Adam cuenta con las ya características barras de vida y resistencia, mientras que su arsenal está compuesto por una espada (con escudo) y mandoble, aunque tras ganar el juego se desbloquean algunos chiches nuevos. Además, tenemos varias técnicas como curarnos y hechizos ofensivos, que tienen una cantidad limitada de usos
La habilidad para combatir es importante, pero mucho más la paciencia y el tempo para entender cuando es prudente atacar y cuando representa un suicidio. Para adicionar un grado más de dificultad, cada boss cuenta con una penalización para nuestro protagonista y ahí es donde reside la magia de Sinner: Sacrifice for Redemption, porque si ya de por sí los jefazos representan un problema a esto le agregamos que a lo largo de la aventura nos reducirán el poder de defensa y ataque, la cantidad de veces que nos podemos curar y la barra de resistencia, la ecuación se vuelve mucho más compleja.
Cada vez que derrotamos a un jefe podemos recuperar los atributos que nos robaron pero acá está la cuestión: para enfrentar al boss final, tendremos que acumular las 7 mermas, por lo que quedará en la versatilidad de cada uno elegir nuestro propio camino, viendo que enemigo queremos dejar para el final y cuales queremos despachar primero.
Los bosses son complejos y difíciles de derrotar, pero los detalles negativos en su jugabilidad hacen que todo termine siendo cuesta arriba. El principal problema es, por lejos, su caja de colisiones, que va a contramano con nuestras intenciones de hacer parry para sobrevivir. En muchas ocasiones donde creíamos que habíamos impactado nuestro sablazo termina pegándole al aire y viceversa, en situaciones donde pensábamos que habíamos esquivado el golpe o bloqueado de manera satisfactoria, el juego nos hace una mala pasada.
El otro gran problema técnico que acarrea Sinner: Sacrifice for Redemption es su barra de stamina. Todas las acciones, menos caminar (sería el colmo) consumen resistencia y encima en cantidades abundantes, lo que ralentiza enormemente los combates. Por eso hablabamos de la paciencia unos párrafos más arriba, ya que en determinados enfrentamientos el patrón de ataque y esquivar, gracias a nuestra energía que baja a los ponchazos, sea una secuencia por momentos tediosa. Ni hablar cuando tenemos el atríbuto negativo que reduce aún más la misma y de yapa nos deja aturdidos si la vaciamos.
Hay un cuidado decente en el diseño de los bosses, que si bien no destilan en originalidad, son bastantes diversos entre si. Se ve que DarkStar Games se esmeró bastante en ellos que se olvidaron de nuestro querido Adam, un protagonista con el que tenemos pocas cosas para empatizar con él, y encima su nula personalización hace que termine resultando la parte más opaca de todo el juego.
En cuanto a la artística, Sinner: Sacrifice for Redemption apuesta por una predominancia en el estilo monocromático, principalmente en sus pocas cinemáticas, donde la narradora intenta impregnarle más oscuridad y tristeza con su tono sombrío, muy influenciado por la saga desarrollada por From Software, donde lo lúgubre y mágico se fusionaban en un mundo medieval fantástico.
Conclusión
Sinner: Sacrifice for Redemption intenta no desnudar sus limitaciones mostrando todas sus cartas en una sola movida, y el resultado es un juego atractivo por el alto desafío que representa, un gancho ideal para esos amantes de los souls-like que buscan duros enfrentamientos. Sin embargo, tropieza con sus limitaciones técnicas en aristas dónde un juego de estas características no debe fallar si no quiere producirnos más de un dolor de cabeza innecesario.
Hablar de la duración es relativo, porque acá termina residiendo de manera excluyente la habilidad de cada jugador, pudiendo extender el juego a las 3 horas de duración como a las 10, aunque después de haber terminado el juego se habilitan algunos extras que extienden su vida util. Es un boss rush, que si hubiesen pulido algunas cuestiones en la fluidez del personaje y sus movimientos, podría haber aspirado a mucho más.