Street Fighter 6 construye un nuevo capítulo dentro de la franquicia pero también dentro del género de pelea, abrazando a los fanáticos pero también abriendo la puerta a nuevos luchadores.
Cuando hablamos de franquicias con tanto peso e historia dentro del gaming, es interesante ver cómo el paso del tiempo va de la mano con la innovación dentro y afuera del género. Y justamente el universo de los fighting games avanza a una velocidad alucinante, y claramente SF no pensaba quedarse atrás.
Capcom pidió paciencia y reveló poco a poco los grandes cambios que veríamos en este nuevo capítulo de la saga, pero la verdadera experiencia con Street Fighter VI se logra con el joystick entre las manos, para experimentas como el legado de más de 35 años impacta de lleno con la modernidad, buscando contentar a los acérrimos fans de la franquicia, que esperaron casi 7 años este lanzamiento, pero también es el punto de partida ideal para cualquier novato que quiera dar sus primeros pasos arriba del ring en 2D.
Street Fighter VI es claro en su premisa: un juego hecho para todos y que busca abarcar todo tipo de experiencias para ser la propuesta más ambiciosa hasta la fecha. Lo nuevo y lo conocido maridan en una entrega audiovisualmente rutilante que tiene todo lo necesario para ser el nuevo rey de los fighting games.
Street Fighter VI abraza el pasado para construir su propio legado
SF 6 busca constantemente mimar a sus fans acérrimos mientras que paralelamente abre puertas y ventanas para que nuevos luchadores encuentren su lugar en esta propuesta.
Desde su apartado jugable, todo se siente muy familiar. Una estructura cimentada en botones de piña y patada, cubrirse si nos vamos para atrás y cada luchador con su estilos de habilidades especiales y combos, que maridan constantemente para ofrecer una experiencia única con cada personaje.
Capcom logra que quien haya jugado alguna vez Street Fighter se sienta rápidamente familiarizado, pero SF 6 en una propuesta de capas, y a la lucha tradicional ahora le suma una nueva variante: El Sistema Drive. Esta barra que encontramos debajo de la vida del luchador cambia rotundamente las dinámicas en los combates y funciona como una carta estratégica, dependiendo si queremos complementar un combo o salir airoso de una situación defensiva.
Drive está segmentado en 6 barras diferentes, que se recargan automáticamente (y se cargan más rápido si golpeamos al enemigo) y se reduce cuando ejecutamos una técnica Drive o bloqueamos. La gracia de estás mecánicas es que son una carta (o capa) estratégicamente colocada para complementar la dinámica de los combates. Con las barras activas, podremos lanzar: un parry especial para iniciar un contraataque, un golpe que rompe el bloqueo, un impulso de velocidad, un bloqueo especial para evitar cualquier tipo de ofensiva y un Overdrive, que viene a reemplazar la ténica especial de los anteriores SF.
De esta forma, la estrategia de combate no solo radica en el qué y en el cómo, sino también en el cuándo: la forma en la que aprovechamos las barras Drive y gestionamos los tiempos de la pelea serán los factores que inclinen la balanza hacia nuestro favor, o nuestra contra.
La complejidad lúdica que le suma este agregado a las batallas rompe la dinámica de “apretar todos los botones para ganar”, y lo mejor de todo es que cualquier de los recursos que podemos usar con el sistema Drive no destruye la armonía de las peleas, ni se percibe que sea algo que desbalanceé los encuentros. De hecho, si abusamos de estas técnicas y vaciamos todas las barras entramos en “Burnout”, y durante una ventana de tiempo no tendremos forma de bloquear los golpes enemigos.
El vértigo de las peleas, con esto, es constante. Tener en cuenta cada uno de estos elementos transforman a Street Fighter 6 en un juego mucho más robusto. Pero, ¿cómo incluyen a todos los tipos de jugadores? Esto es porque Capcom habilita una segmentación en los estilos de control. Ahora podemos el sistema clásico (tradicional de todos los SF), uno moderno (semi asistido) y asisitido. Esto simplifica la posibiilidad de ejecutar los combos o técnicas especiales con una menor cantidad de botones (directamente sin tener que hacer maniobras como combiación del stick y piñas/patadas). Con esto no hay excusas: desde el jugador casual hasta el que aspira competir en torneos oficiales tiene la puerta abierta para meterse de lleno en este roster lleno de posibilidades.
Como frutilla del postre, SF 6 tiene uno de los sistemas de entrenamiento más completos dentro del género. Un espacio no solo para practicar sino también para guardar movimiento, probar diferentes estrategias y milimetras hasta el último frame cada movimiento que hacemos. Mortal Kombat 11 abrió la puerta con sistemas de entrenamiento más completos, pero Capcom fue un paso más allá, porque también cada personaje tiene su propia guía de movimientos en donde el juego mismo te ayuda a hilvanar las rutinas de golpes más poderosos de cada uno.
Antes de pasar por los diferentes modos de juego, el roster tiene un lugar importante dentro de las novedades de la franquicia. Es un momento bisagra: la nueva generación se abre paso sin olvidarse de su legado. De la grilla inicial compuesta por 18 luchadores, 11 son viejos conocidos: Ryu, Ken, Guile, Blanka, Dhalsim, Honda, Cammy o Zangief están presentes para recordar la historia de SF, pero esta entrega también aprovecha para incluir 7 caras nuevas, como Manon, Kimberly o Jp.
En la experiencia de juego, no hay una percepción de que haya un personaje que realmente tenga una diferencia sustancial por sobre los demás. Es probable que personajes como Chun-Li, Manon o Ryu tengan una facilidad en ciertos combos o técnicas, más displicentes para combos rápidos o manos no tan habilidosas, pero también es real que luchadores como Zangief, JP o Dhalsim son un tanto más robustos para controlar, y por ende menos asequibles para jugadores amateurs en el género.
Street Fighter 6 no solo es un abánico de posibilidades en su roster y controles, sino también en sus modos de juegos, algo que suele un talón de Aquiles dentro de los fighting Games. La clásica vertiene Arcade, para cosechar la historia con cada jugador, ahora se le suma una diversidad de posibilidades para que cualquier tipo de jugador pase horas luchando.
El más novedoso es World Tour, una campaña/modo aventura protagonizada por un personaje creado. Con Luke (que debutó como DLC en SFV) como introductor a este universo, exploraremos las calles de diferentes ciudades con una marcada libertad una vez que atravesamos sus primeros tutoriales. En esta vertiente, podremos adoptar el estilo de personaje que más se adapte a nuestra forma de jugar (obviamente, primero tendremos que encontrarnos con el personaje, completar alguna que otra misión, entre otras cosas). Las calles de esta ciudad estarán plagadas de sidequest pero asi también con personas random con las que luchar. Lo que al comienzo es atractivo, después se convierte en una rutina:.
Es imposible no comparar su exploración, la forma que encaramos los minjuegos y las peleas en una estructura muy similar a Yakuza. El principal problema con World Tour es que no tarda en tornarse repetitivo, sin tener que estar constantemente evitando peleas. Lo mejor de todo, es que el modo te invita a meter mano a los diferentes estilos del roster de peleadores para crear un híbrido de combos, técnicas especiales y movimientos drive, todo esto mientras progresamos de nivel y equipamos a nuestro protagonista con un sin fin de customizables. A pesar de todos sus dilemas en cómo construir un modo Un Jugador más robusto, sí celebramos que los juegos del género busquen innovar dentro de sus propuestas: no solo por la invitación a otros jugadores, sino también por la vida útil de la propuesta.
Y si hablamos de vida útil, Battle Hub es el principal cimiento por el cual SF 6 estará en boca de la comunidad durante varios años. Sin tener en cuenta las competencias profesionales. Se trata de una enorme “sala virtual” donde, con nuestro avatar, podremos interactuar con otros jugadores de todo el mundo, no solo para tener peleas convencionales, sino también para participar de encuentros, eventos especiales, diferentes minijuegos como salas de arcade o simplemente comunicarnos con otras personas.
La libertad de Battle Hub reside también en la manera que tenemos de jugar, con desafíos a nuestra altura con un matchmaking que hace lo posible para colocarnos dentro de nuestro rango.
Street Fighter 6 es inmenso, desde la cantidad y calidad de los contenidos, con un mensaje muy claro para la comunidad: este es el punto de partida para una extensa batería de contenidos. Desde nuevos luchadores, skins, locaciones y actualizaciones en todos los modos de juego, siempre con la misma premisa, que es la de ofrecer un producto que no reniegue de las aptitudes de quién toma el control.
Por último, queremos hacer mención al apartado gráfico. En este aspecto, SF VI quiere ser un juego que no se parezca en nada a sus antecesores, incluso en el modelado de los personajes. El salpicado artístico que combina escenarios trabajados nivel de detalle combinado con destellos de colores que traspasan la pantalla, hacen de esta propuesta un encanto para los ojos.
Toda la puesta en escena es alucinante, y tiene un mérito doble porque en ningún momento te percibe la sensación de estar jugando a otra franquicia, incluso cuando los luchadores son parte del grupo nuevo: el título respira Street Fighter, pero con un atractivo visual sin precedentes desde, nos atrevemos a decir, su primera época dorada a mediados de los ’90.
Las skins de los luchadores y todos los escenarios terminan opacando, de cierta forma, a todo lo relacionado al Battle Hub y su modo World Tour. Las ciudades tienen un correcto diseño, pero entre que todo se ve un tanto genérico y los npc ya comienzan a repetirse durante los primeros minutos, son algunas costuras que no terminan de resaltar una propuesta realizada con un amor enorme por la saga.
Conclusión
La actual generación, que comenzó a paso lento, está marcada por dos aristas bien pronunciadas: la inmersión jugable y la accesibilidad. Street Fighter VI no viene a patear el tablero del género cambiando las bases de los fighting games, sino que abre la puerta para que todos puedan jugar. No quiere que nadie pierda la posibilidad de disfrutar de un sistema de peleas pulido hasta el detalle, en la que cada luchador ofrece una experiencia completamente distinta y no es solo un skin con técnicas especiales.
El agregado de World Tour, con sus limitaciones y repeticiones, es un añadido fenomenal, porque demuestra que el género puede ser más ambicioso cuando se lo propone.
Capcom continúa de buena racha con este presente cargado de éxitos y con Street Fighter VI logra coronar a un nuevo rey dentro del género, un juego del que vamos a tener como tema de conversación durante varios años.
La actual generación, que comenzó a paso lento, está marcada por dos aristas bien pronunciadas: la inmersión jugable y la accesibilidad. Street Fighter VI no viene a patear el tablero del género cambiando las bases de los fighting games, sino que abre la puerta para que todos puedan jugar. No quiere que nadie pierda la posibilidad de disfrutar de un sistema de peleas pulido hasta el detalle, en la que cada luchador ofrece una experiencia completamente distinta y no es solo un skin con técnicas especiales.