Decenas de puzzles y una historia metafórica sobre el camino de la vida son las principales aristas de The Sojourn, una aventura que desafiará nuestro ingenio.
Los juegos exclusivamente de puzzles no suelen tener una connotación excesiva ni suele haber una enorme variedad dentro del mainstream, ya que generalmente estos títulos suelen mechas con géneros plataformeros o más vinculados a la acción.
Sin embargo, The Sojourn es puzzles puro; un desafío detrás de otro en una aventura en primera la cual instala una premisa como desafío inicial y a medida que vamos superando diversas etapas se agregarán capas de dificultad, con algunas pruebas que son realmente difíciles. Todo esto bajo un contexto narrativo poco invasivo y más metafórico, como una pequeña guia que va uniendo nuestro recorrido lineal con un argumento con mucho libre albedrío.
Estamos ante el primer trabajo oficial y multiplataforma de la pequeña desarrolladora Shifting Tides, que bajo el ala de la distribuidora holandesa Iceberg Interactive, está disponible en PlayStation 4, Xbox One y PC (en exclusiva con Epic Store). Por el momento no está disponible en Nintendo Switch, pero por el nivel gráfico ni la calidad técnica son impedimentos para que en algún momento arribe a la consola híbrida.
El camino de la vida
The Sojourn no se ata a una narrativa convencial, con algún narrador que nos cuente el contexto en el que estamos por sumergirnos ni tampoco hay un marco para dar a entender el porqué de este periplo. El protagonista es un anonimo absoluto y al tratarse de un juego en primera persona poco sabremos sobre él, y eso es en parte lo que intenta buscar Shifting Tides.
Si solamente teníamos una x cantidad de desafíos para completar sin alguna justificación de lo que hacemos, el juego se iba a sentir bastante vacio. Es por eso que a través de un camino lineal se nos introduce una historia contada de a pedazos, con un estilo bastante indirecto, casi a libre interpretación, con imágenes que van surgiendo delante de nuestro pasos, con textos que aparecen ante nosotros ofreciendo.
La historia, sin entrar en el spoilers, nos marca con un estilo literario bastante metafórico el camino de la vida, un trayecto guiado por la luz pero en el que la oscuridad querrá irrumpir a toda costa. Toda esta fabula se traduce en los conceptos jugables, donde dicha dualidad entre luz y oscuridad son las claves para afrontar todos los retos que suceden de manera consecutiva. Para los que esperan un profundo relato pueden sentirlo con gusto a poco, pero los que buscan afrontar retos sin tener que pasar por cinemáticas y solo tener un simple marco en el que nosotros decidimos si inmiscuirnos o no viene perfecto.
Desafíos ingeniosos y evolutivos
Si The Sojourn tuviese una historia digna de un best seller pero el nucleo de su juego, osea los puzzles, fueran poco interesante, el título pasaría sin pena ni gloria. Por suerte, la propuesta de Shifting Tides está lejos de entrar en ese encasillamiento y tiene una dinámica de desafíos bien implementada, con la posibilidad de seguir un camino principal que cuenta con una dificultad moderada, mientras que hay un lugar reservado para aquellos que están buscando reventarse la cabeza contra la pared para descifrar algunos acertijos que son, realmente, complicadísimos.
Obviamente, no voy a explicar cómo se resuelven los acertijos porque le estaría quitando toda la gracia al juego, pero The Sojourn tiene un concepto muy sencillo y con el paso de las horas suma nuevas capas al mismo argumento para complejizar la situación. Cada fase del juego está dividido en varios niveles, que tendremos que completar para avanzar hacia la siguiente zona. El nivel es un puzzle en si mismo, con un principio y final, en el que deberemos activar mecanismos intercambiando entre la luz y la oscuridad para llegar al final del recorrido. Como se podrán imaginar, los entornos se modificarán dependiendo en el “mundo” que estemos y los objetos con los que interactuamos también funcionarán o no dependiendo de estas circunstancias.
Las primeras fases son sumamente accesibles y funcionan más como tutorial que como desafío en sí y su dificultad va ascendiendo de manera paulativa. Todas los niveles vinculados al tronco principal del juego no tienen un umbral de complicación muy elevado y no son el factor competitivo dentro The Sojourn. Por suerte, el juego tiene reservado todo un apartado de sidequest que ocultan el verdadero tesoro de la aventura, porque hay algunos que son realmente un dolor de cabeza resolverlos.
Además de estos desafíos opcionales, las misiones principales cuentan con un mini desafío extra que se habilita al llegar a la linea de meta, transformando el nivel y agregando un factor más a la ecuación, que al ganarlo permite obtener el único objeto coleccionable que abunda en el juego.
El modus operandi de los puzzles no es incorrecto, más bien todo lo contrario, sin embargo cae mucho en la repetición por no expandir más la diversidad de los desafíos, por lo que puede resultar un tanto tedioso para los jugadores que no son tan habitué a este tipo de propuestas. Avanzar en una nueva zona y agregar un nuevo concepto a los acertijos funciona al comienzo pero después no aporta cosas muy innovadoras en los más de 40 niveles que tiene, entre la aventura principal y las sidequest.
Audiovisualmente es un juego bastante aceptable para tratarse de un título de poco presupuesto. Los entornos 3D están bien elaborados y visitaremos varias locaciones durante nuestro periplo, que aunque cuentan con un nivel de detalle mínimo, los colores utilizados para denotar la ambientación y hacer los matices de la luz/oscuridad tienen un buen trabajo.
Conclusión
The Sojourn es un juego correcto. Su simpleza en los puzzles y su narrativa poco invasiva es un imán si lo que buscas es una aventura para poner a prueba tu ingenio y ejercitar un poco la materia gris. No hay una diversidad los suficiente importante para no denotar una cierta repetición con el correr de las horas.
Me gustaría ver para el próximo trabajo de Shifting Tides, que implemente un estilo de puzzle que se adapte a otro tipo de ecosistemas, más ligado a una aventura con un esqueleto más detallado y no un simple camino lineal en el que las locaciones que visitamos son una mera excusa para seguir atravesando desafíos.