Square Enix vuelve a traer una nueva remake de la saga Seiken Densetsu con Trials of Mana, que reinventa su jugabilidad pero mantiene las bases del contenido original.
La saga Mana (o en japonés Seiken Densetsu) probablemente no haya tenido el reconocimiento que se merece en la región occidental del planeta. Hablamos de una franquicia de rpg que intentó, antes del salto al mundo 3d, variar los conceptos dentro de las estructuras del género y no apegarse únicamente a la exploración de escenarios y al combate metodológico por turnos apostando por un action rpg más dinámico
Square Enix buscó revivir y homenajear esta franquicia y el año pasado lanzó la remake de Secret of Mana, que funcionó más como un homenaje para aquellos que habían disfrutado la aventura, ya que en estructura y conceptos jugables se apegó demasiado a la fórmula original.
2 años después, la desarrolladora se toma revancha y pone sobre la mesa Trials of Mana (Seiken Densetsu 3), la aventura homónima lanzada en 1995 y que vuelve como una remake muy fiel en cuanto a su historia y caminos, pero que busca en esta ocasión darle una vuelta de tuerca al sistema de combate, directamente volcado al 3D y con varios de los conceptos que vimos hace poco en Final Fantasy VII Remake.
Forjando nuestro destino
Trials of Mana tenía una particularidad bastante llamativa que se mantiene en esta remake: la posibilidad de elegir entre 6 personajes diferentes, para luego disfrutar de la aventura con un equipo de 3 héroes, uno principal y 2 acompañantes.
Dependiendo el personaje que elijamos, tendremos un prólogo diferente y un antagonista definido, con algunas variaciones en las cinemáticas pero el tronco principal del juego se mantendrá exactamente igual dependiendo de nuestra decisión principal. Sin embargo, dependiendo el equipo que hayamos formado las interacciones entre ellos serán diversas y la riqueza de su narrativa, muy simple por momentos, es ver como los caminos de los protagonistas se van entrelazando en la búsqueda de un objetivo en común.
Durán (probablemente el que más pinta de héroe protagónico tiene y el que la mayoría elija en su primera partida), Ángela, Lis, Falco, Kevin y Charlotte son los protagonistas de esta historia, cada uno con sus motivaciones, deseos, background y por sobre toda las cosas un estilo de combate definido, más apuntado al combate físico, a la magia o un híbrido entre ambas.
Del apartado jugable, solo hay modificaciones que se aprecian en el comienzo y en el final, pero también en una pequeña quest principal a la que llegamos atravesando la segunda mitad del juego, por lo que la rejugabilidad se mantiene más que nada limitada a su arista argumental, algo que desde ya no resalta en lo absoluto, pero si queremos conocer al 100% todo lo que tiene para ofrecer la aventura tendremos que, por lo menos, jugarlo en 3 oportunidades diferentes, ya que cada par de héroes comparten un mismo villano.
Narrativamente la remake de Trials of Mana no modifica una coma dentro de su propuesta, repitiendo los mismos escenarios, caminos y decisiones. En este punto, el argumento era una de las aristas menos destacadas de la versión original y acá se repite. No tiene ni la profundidad de otros rpg de Square Enix ni vueltas de tuerca que no hagan la trama un poco más llamativa; maneja conceptos tan simples que uno puede predecir en que momento vendran los plot twist (que tampoco hay tantos) ni las grandes revelaciones. Todo es muy light y suavizado, al punto tal de ser un relato más infantilizado y a veces es bastante complicado empatizar con el camino que transitan estos personajes.
Un combate ágil y dinámico, estropeado por la cámara
El primer gran cambio que vislumbra esta remake de Trials of Mana es su cambio en la cámara, pasando del 2d vertical al 3d con libertad de movimiento. Esta modificación cambia, a priori, la experiencia por completo, donde se puede apreciar el trabajo realizado para cambiar la estética de Trials of Mana pero respetando de forma tángible y fiel el diseño de los personajes, los enemigos e incluso las mazmorras.
Cuando hablamos de fidelidad y representación, el diseño de los escenarios es el marco perfecto para graficarlo: los mismo caminos, la misma cantidad de tesoros y la ubicación de los secretos. No se ha querido modificar estas variantes, a diferencia por ejemplo de Final Fantasy VII Remake por un hecho que cuenta con su lógica. Trials of Mana no llegó en su momento a Occidente durante su lanzamiento en 1995, por lo que una gran cantidad de jugadores no tuvieron la oportunidad de disfrutar la aventura.
Sin embargo, y evitando entrar en spoilers, el juego ha querido expandir la aventura una vez que la terminamos, en parte para darle un extra a los que ya jugaron la entrega principal y por otro para extender la vida útil, que oscila entre las 20 y las 25 horas. Se trata de un capítulo extra que agrega varias quest, nuevas armas y varios bosses inéditos.
El combate es la variante más divertida dentro de su experiencia, que puede pecar de sencilla por momentos, pero tiene una gran diversidad de variantes gracias a sus personajes y sus clases. Así como podremos elegir los héroes dentro de la aventura, a medida que vamos progresando con los protagonistas y vamos interactuando con las piedras de Mana, los personajes podrán cambiar de clase, como una especie de evolución, ofreciéndonos la posibilidad de elegir si queremos acentuarnos por el camino de la luz o la oscuridad.
Además de variar estéticamente, también obtendremos habilidades exclusivas y técnicas. Lo bueno de estas bifurcaciones es que, encontrando los items necesarios, podremos volver hacia atrás con nuestra elección si no nos termina de convencer y tomar nuevos caminos.
Los combates, al igual que en la versión original, son en tiempo real y los enemigos aparecen dentro de la exploración de los escenarios. Al momento de encontrarnos con un grupo de ellos, el juego entra en una especie de posición de combate, permitiendo utilizar a los 3 personajes al mismo tiempo, de dos maneras diferentes. Por un lado, rotando al personaje que queremos usar en cuestión, para atacar físicamente o utilizar técnicas, mientras que la segunda opción reside en utilizar siempre al mismo héroe y que la IA se encargue de manejar a los otros 2. Por suerte, el comportamiento de ellos se puede modificar desde el menú, priorizando no solo la forma de atacar, sino también la clase de hechizos y habilidades a utilizar.
Si cuando analizamos la remake de Final Fantasy VII remarcábamos la importancia de bloquear, en Trials of Mana el mejor amigo para evitar ser dañados es el esquive, una herramienta fundamental para evitar los daños. La gran mayoría de los ataques enemigos tienen un trazado rojo que marca dónde van a impactar y en qué momento, por lo que el timing para usar dicho esquive es la piedra angular para salir airosos de cada batalla.
Los ataques en el juego están divididos en 3 grandes ramas. Los ataques melee (que tienen su golpe débil y su golpe fuerte), las habilidades mágicas que consume MP y las Técnicas de Combate, que utilizan barras de TC y que se recargan encontrando recargables en las mazorras o atacando con el golpe fuerte a los enemigos. Estas variantes dotan de versatilidad al combate y cada personaje cuenta con una diferente dependiendo de la clase que tengamos en el momento, que se van acumulando y son realmente poderosas, logrando torcer la balanza en momentos clave.
Otro detalle clave es que Trials of Mana cuenta con un sistema de día y noche, que a su vez se complementa con una modificación dentro de los días de la semana. Cada fragmento de la semana está caracterizado por un elemento; por ejemplo: en el día de Céfiro, las magias de viento tendrán una mayor potencia pero también serán más poderosos los enemigos que tengan dicho elemento como característica principal.
Además, los enemigos tendrán habilidades elementales, por lo que tendremos que estar atentos las habilidades a utilizar al momento de ponernos en combate. Lamentablemente, no hay una bestiario al que se pueda acceder en el menú para repasar estrategias pero al menos antes de lanzar la magia el juego nos avisa si dicha criatura es débil, resiste o directamente absorbe el ataque.
Lo mejor de las batallas dentro de Trials of Mana es, sin dudas, los enfrentamientos con los bosses, que buscan darle ese matiz y variedad con respecto a las batallas convencionales. La curva de adversidad se ve más pronunciada en estos momentos y por suerte el juego cuenta con varios niveles de dificultad, que se pueden cambiar en todo momento.

La situación más conflictiva en el disfrute de esta remake es la cámara, algo que no se puede arreglar por momentos ni aunque fijes a los enemigos, que se mueve de forma entorpecedora y a veces se transforma en un enemigo más dentro de los combates.
Gráficamente, el juego mantiene la tónica que vimos en la remake de Secret of Mana, con un apartado visualmente armonioso pero que no está ni por asomo dentro del nivel de detalle que otros relanzamientos pueden ostentar. Square Enix claramente no le designó el presupuesto acorde para llevar la potencia gráfica al nivel de los AAA actuales y decidió mantener esta línea, acorde también a las expectativas de ventas que tiene el juego.

Conclusión
Trials of Mana es una remake correcta, con lo que implica esa sencilla descripción. Una aventura que se mantiene estricta y fiel con respecto al material original, con una frescura y atractivo que se remarca en el combate, versatil y dinámico debido a la posibilidad de habilidades, clases y protagonistas.
Lo que no me termina de cerrar es que Square Enix haya decidido lanzar este juego menos de 2 semanas después del lanzamiento de Final Fantasy VII Remake, tapando en gran parte este título que, a nivel producción, alcance y popularidad no le llega ni a los talones, pero que si hubiese tenido otra ventana de estreno su alcance y repercusión podría haber sido más llamativo si hubiese salido en otro momento, justo en un primer semestre plagado de postergaciones por el Covid-19.